jueves, 10 de junio de 2010

FIN DE CURSO

He bajado al Maravillas, muy descansado, después de haber dormido ocho horas a pierna suelta para recuperarme del miércoles, un día muy ajetreado que no me dejó tiempo para ocuparme de la entrada habitual en el Blog, pues anduve ejerciendo de viajero comarcal durante once horas, uno de los trabajos mas duros y peor retribuidos que existen, pues a las jornadas extendidas de inacabables pateos, se une la circunstancia de que nadie te paga las horas extras y encima tienes que poner dinero.

Después de tomar un café con leche y un agua tónica (2E.) mi vecino de barra me ha cedido el 'Levante'. Un titular alarmista advertía del deterioro creciente de nuestro sistema financiero, 'Los bancos extranjeros no prestan a la banca española..' pero luego he ido a la página 35 y la cosa no era para tanto. Al parecer, los bancos extranjeros prefieren prestar al Banco Central Europeo, quien a su vez tiene los mas de 300.000 millones de Euros que han puesto en su ventanilla a disposición de quien los solicite. Yo, la verdad, no tengo ninguna intención de pedir un crédito ahora. De hecho, en los últimos treinta años no he pedido ninguno porque, como dice mi mujer, soy un conformista enfermizo.

Los caminos del dinero son laberínticos y las decisiones de quienes lo acumulan inescrutables,como se ha visto en el muy discreto contubernio de Sitges, pero es una buena noticia que haya dinero circulante y disponible, aunque sea mediante bancos centrales interpuestos, porque de los otros cada vez desconfían mas sus propios colegas de fuera. Le he dicho a un amigo bancario que me avise para sacar los ahorros y meterlos bajo el colchón, si llegara el caso, pero me ha dicho que con la mierda de saldos que mantengo en el banco, no debo preocuparme, porque los depósitos inferiores a cien mil Euros están asegurados.

Sesenta pavos me costó la excursión de ayer. A mi mujer le pareció de lo mas divertida y amena. Primero visitamos, en Torrente, la casa de unos labradores acomodados, que ahora es un museo, con su almazara, su andana, sus fogones tradicionales, el pavimento cerámico, los aperos de labranza en los establos y los muebles antiguos, entre los que pude reconocer un par de mesas de luz –así les llaman en algunos lugares de latinoamérica, me gusta mas que mesas de noche-- como las que tenemos en la casa de la sierra y una instalación eléctrica de hilo trenzado, que tanto nos costó encontrar cuando rehabilitamos nuestra casa campesina. Luego visitamos una exposición fotográfica de 'fumerals', antiguas chimeneas de ladrillo, testimonio histórico de la primera revolución industrial.

Después tomamos un café en una terraza del centro viejo de Torrente, junto a la torre, en una zona peatonal donde visitamos el mercado municipal no muy animado en ese momento. Embarcamos de nuevo en el autobús que nos trajo desde Heliópolis, para visitar el Castillo de Alaquás y mas tarde comer y pasar la tarde en Meliana.

Compartimos esa vuelta por los pueblos de la comarca con la gente de la Universidad Popular. Fue nuestro modo de celebrar el fin de curso y agradecer a nuestra profe de Medios de Comunicación, con un mínimo obsequio, la dedicación que nos ha prestado durante el periodo lectivo que ahora termina.

El Castillo de Alaquás, un edificio proyectado en el siglo dieciséis, cuya construcción se prolongó durante ochenta años, mas los añadidos posteriores, fue objeto de una cuidada restauración que se completó en 2003, después de que el ayuntamiento accediera a la propiedad del edificio, y su estado de conservación después de esa intervención pública es admirable.

Hicimos una detenida visita, de la que me llamaron la atención los artesonados, que son únicos por su forma decorativa, los grafitis con motivos marineros que se conservan en sus muros, hechos por personal de la flota que mandó el Señor de Alaquás; el patio y las columnas muy airosas, libres de capiteles, sustituidos por ligeras molduras, y los pavimentos con motivos geométricos, originales, que se conservan protegidos por una capa de material traslúcido especial, que permite que sean pisados sin estropearlos, y que conservan el estilo de la cerámica morisca.

El patio es de estilo gótico valenciano y, aunque es de la misma época que el del palacio del embajador Vich, el guía nos hizo ver las notables diferencias entre una construcción, la de Vich, hecha por maestros italianos con mármol traído expresamente desde Carrara y el gótico local, mas influido por las técnicas y los materiales de los canteros de aquí, que recogieron las influencias del gótico renacentista italiano de modo mas tardío.

La visita fue exhaustiva, pero como pueden encontrar los detalles en Wikipedia, no me extiendo mas.

Llegamos a las dos de la tarde a casa de Toni Montoliu, un singular personaje que se anuncia por todas partes, en Internet, en una Valla publicitaria junto a la carretera, en los distintos indicadores que jalonan el camino hasta la finca agrícola que dedica a usos hosteleros y recreativos en el centro de un rectángulo de huerta rodeado por edificaciones urbanas, y hasta debajo de los carteles que ha puesto para señalar los nombres de los viejos aperos que conserva con vocación de comisario de su propia exposición, en la que la pieza mas sobresaliente, es él mismo.

Tomamos en uno de los varios comedores que Montoliu tiene instalados en la finca, unas entradas a base de 'esgarraet', patatas con 'all i oli' , croquetas caseras de bacalao y una paella valenciana a la leña, de la que lo mas significativo fue la verdadera carne de corral con la que estaba hecha, pues junto al comedor se paseaban los patos, pollos y gallinas con la naturalidad de quien se siente en su casa, aunque dejando, sobre todo los patos, extensas y voluminosas huellas de su paso.

En el establo pudimos ver a la estrella del lugar, un poney enano, a quien vimos en un audiovisual, mientras dábamos cuenta de la paella, bailando Paquito el Chocolatero con su amo, Montoliu, quien, terminada la comida, nos dio un paseo en calesa, tirada por un caballo percherón, negro, de gran alzada, que podía arrastrar, sin aparente esfuerzo, los ochocientos quilos de jubilados que Montoliu ponía en la calesa, en cada viaje.

Antes de que nos tocara el turno para subir a la calesa, estuvimos un buen rato de sobremesa, luego nos sentamos en un largo banco que había en el exterior. El día comenzó con una ligera llovizna, pero ahora no llovía , la temperatura era muy agradable y todos estábamos con el dulce sopor de las primeras horas de la tarde, cuando apareció por allí la profe de Medios, que cada día está mas buena, con un vestido en la mano, se metió en los aseos y volvió a salir con él puesto. --¿Que haces?, le dije, sorprendido. --Es un regalo, me lo pruebo para ver como me está. Entonces me acerqué, puse mi mano delicadamente en su cintura y le dije, con la mejor voz seductora narcisista que pude encontrar en mis registros vocales, --De cintura, no te está bien, tu la tienes mas esbelta.

Cuando terminó el turno de la calesa, tomamos el autobús y llegamos a casa a las ocho de la tarde.

Esto es todo lo que dieron de si los actos de fin de curso de la Universidad Popular, sección de Medios de Comunicación. El día 16, por la mañana, tenemos otro sarao, con la excusa de que ha habido gente que no ha podido participar en este, por las limitadas plazas que ofrecía el autobús.
Que no decaiga.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 10-06-10.

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