martes, 8 de junio de 2010

LA PROTESTA

Hoy me he despertado a una hora muy temprana, inusual en mis hábitos cotidianos. He recuperado la práctica de mi vicio de bajar al Maravillas cuando terminan de levantar el cierre. Todo lo que nos produce una moderada satisfacción, suele ser calificado de vicio, anatema o pecado, o está prohibido por las autoridades gubernativas o sanitarias, lo que añade al placer subjetivo de la cosa el morbo de la transgresión impune.

Mientras esperaba la llegada del periódico, he cargado la pipa con un poco de tabaco de la marca Asfhord, el mas barato del mercado, pues yo también he debido hacer recortes y acabar con las alegrías de fumar Ducados negro, que ya tiene un precio imposible, algo que a través del ejemplo que dan los gobiernos europeos, he comprendido que ya no me puedo permitir.

“La lectura atenta de 'Levante' me ha permitido obtener una visión panorámica, amplia, de lo que sucede ahora mismo en nuestro atribulado continente. Al parecer, un ejército valeroso recorre Europa, comandado ahora mismo por los jefes políticos de Alemania e Inglaterra, armados con sendas tijeras para mutilar las excrecencias que han crecido en los Estados durante los años de bonanza. He leído y oído en diferentes medios, declaraciones de los sesudos amos del calabozo donde se guardan las esencias de la ortodoxia financiera, calificar las medidas draconianas que nos afligen, y a quienes las decretan, de valientes (políticamente hablando, se entiende).

No es necesario consultar definiciones enciclopédicas para intuir que uno de los rasgos de la conducta valiente consiste en enfrentar con decisión las dificultades extremas de una situación determinada. Pero la estrategia de ese ejército de políticos que, armado de tijeras, opera en los campos de batalla de la mayoría de los países europeos, consiste en atacar a los débiles, desarmar sus defensas, y aumentar de modo exponencial el número de pobres en todo el continente, sin el menor atisbo de compasión, y a la vez, no acercarse siquiera a los fuertes, bien defendidos tras su recinto amurallado, que hasta ahora apenas han sido molestados por el valeroso ejército.

Esa actitud cobarde de someterse al fuerte y atacar a los débiles, tal vez refleja la verdadera naturaleza de las relaciones de poder, expresa, con mayor claridad que nunca, quienes son los que mandan y quienes los que obedecen. A mi me parece un rasgo totalitario. Algunos pensaran que son las circunstancias objetivas, las leyes del mercado y de la ortodoxia financiera, que están en todos los tratados de ciencia económica, las que presionan en la dirección de las políticas actuales.

Es verdad que, cuando durante cinco años me papeé libros como esos, en ninguno de sus teoremas, demostraciones y paradigmas científicos encontré la palabra compasión, a lo sumo, en los ya anticuados manuales de economía marginal se hablaba de la satisfacción del consumidor, que era un tipo de hombre del que solo interesaba la vertiente económica, pero nunca llegué a percibir que la aplicación de las políticas económicas, financieras y fiscales pudiera llegar a ser tan desalmada como en este momento. Me avergüenza haber elegido, cuando me incorporé –ya talludito-- al mundo universitario, la especialidad de Economía.

Todavía oigo voces, ahora mismo, que dicen que una huelga general en este momento, es inoportuna, que solo añadirá mas leña al fuego de la crisis, pero, ante la cobardía de los hombres elegidos por la mayor parte de la población para imponer soluciones políticas equilibradas en situaciones difíciles, a quienes los gurús financieros del sistema estimulan alabando su valentía por hacer exactamente lo contrario de lo que se espera de ellos, sería suicida no salir a la calle a protestar para que cada palo aguante su vela, porque si se nos percibe como los más débiles, el ensañamiento será todavía mayor.

La gente de a pie, trabajadores y desempleados, funcionarios y pensionistas, estamos obligados a hacer oír nuestra voz, no como en Grecia, con disturbios y muertos, sino con la serenidad y la templanza de quienes tienen razón y la saben pedir, con argumentos, para que el ejército de desalmados que recorre Europa con las tijeras, intentando hacer creer que el modo de enfrentar la crisis es desmontar el lado mas social de los Estados, acentuando la pobreza y la desigualdad, encuentren la firme resistencia de los mas débiles, si, pero también los mas numerosos.

Solo sumando esfuerzos, renunciando a la dispersión egoísta e individual que implica la visión del hombre como un sujeto económico, sin raíces solidarias con sus iguales, podemos hacernos presentes en el escenario de las decisiones políticas, económicas, financieras, que se están tomando sin ninguna respuesta de las voces ciudadanas.”

Mi intención era solo hacer un comentario. Me ha salido un manifiesto. Que se le va a hacer.

Esta tarde, a las siete, en la Plaza de San Agustín, en Heliópolis, y en muchos otros lugares del país, tenemos la ocasión para hacer oír nuestra voz. Si no estamos presentes, si no sumamos esfuerzos, no tendremos razones para quejarnos de lo que otros decidan por nosotros.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 8-06-10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios