miércoles, 16 de noviembre de 2011

CONFIANZA/DESCONFIANZA

El domingo pasado estuve en el mercadillo instalado en las calles aledañas al mercado central y me llamó la atención una frenética actividad compradora de perfumes falsos o robados. Un grupo organizado se encargaba de la oferta. Uno de los miembros del grupo, el mochilero, transportaba el grueso de la mercancía que las distribuidoras se acercaban a pedirle de vez en cuando para atender la demanda de las compradoras, cuando solicitaban una marca que ellas no llevaban encima. La logística se completaba con grandes bolsas conteniendo mercancía depositada en puestos 'legales', a las que las distribuidoras recurrían de vez en cuando, si el stock del mochilero no cubría la demanda específica de la numerosa clientela.

No me pregunten porqué, pero la observación de esa realidad mercantil me pareció una metáfora aceptable de la oferta y la demanda de la manoseada, repetitiva y cansina campaña electoral del 20-N que, por fin, se acerca a su fin.

Las esencias aromáticas que ofrecen los dos partidos mayoritarios no son exactamente iguales a los perfumes falsos o robados del mercadillo, y desde luego, cada perfume tiene características diferentes, pero observo suficientes similitudes para continuar el juego metafórico.
(...)
Rajoy ofrece el frasco de la CONFIANZA, un aroma tan genérico, tan poco definido que, frente a su carencia de personalidad, tiene la virtud comercial de agradar a un número ingente de potenciales compradores, que prefieren la promesa de seguridad que esa marca conlleva, a otros aromas mas sofisticados, mas impregnados de lo concreto, pero despojados de la magia de esa palabra.

Las campañas electorales, sobre todo cuando quienes las promueven cuentan con muchos cuartos, son un derroche de recursos de marketing. Un buen amigo fue proveedor del PP en campañas anteriores,y siempre le exigían cobrar en negro, lo que indica que sus medios exceden de los límites de las leyes electorales, práctica que, desde Filesa, sabemos que alcanzó a otros partidos.

Este potente aparato de propaganda engrasado con mucho dinero permite añadir a la CONFIANZA, que es un concepto de sonido conservador, la otra esencia, EL CAMBIO,igualmente carente de explicaciones detalladas, pero con un aroma embriagador al que es difícil resistirse, pues para las personas que reconocen su situación actual como mala o muy mala, la idea de cambio se asimila fácilmente como una mejora de su situación personal. Peor no nos puede ir, piensan.

Quienes reprochan a Mariano Rajoy, todos los días, la falta de concreción de sus propuestas, deben considerar que este sujeto mediocre ha basado su campaña en dos ideas fuerza, CONFIANZA Y CAMBIO, diseñadas por expertos publicistas que no son nada mediocres, pues el mucho dinero empleado permite contratar a los mejores. Al no dar explicaciones, ni meterse en detalles engorrosos de su programa, Rajoy se ha atenido estrictamente al guión que al parecer le llevará a una victoria absoluta en las urnas.

Cómo se concilian el cambio y la confianza, sin dar demasiadas explicaciones de lo que se va a hacer, pertenece al arcano de las emociones, no de la razón, pues son las emociones del miedo y la furia irracional de la inmensa mayoría de los votantes el banco electoral donde intentan pescar los experimentados publicitarios que apelan a otros sentimientos
irracionales cuando intentan vender cualquier otro perfume.

En particular, el frasco del cambio ya demostró su eficacia pues, gracias a el, ganó Felipe González otras elecciones. Cuando la cosa está mu mal, el cambio vende.

Lo del cambio no tiene contra indicaciones, ahora, como medicina electoral. Lo de la confianza, es mas dudoso, pues la prensa del día insiste en que la situación de nuestro país provoca una recurrente desconfianza en todas partes, en particular entre los socios, las instituciones europeas y las agencias de calificación, contra las que no se han atrevido en Bruselas.

Lees la prensa, y hay otras desconfianzas. Se desconfía, por ejemplo, de Merkel, quien, un día dice una cosa, otro día dice otra, y siempre, aparece convertida en la interventora honoraria de nuestra vida política y económica. Los políticos social demócratas le reprochan que se oponga al bono europeo, una fórmula para diluir nuestros problemas en los de todos.

El otro vendedor de perfumes, Rubalcaba, ha planteado la campaña en base a la DESCONFIANZA, tratando de desacreditar el producto rival. No lleva etiquetas, no indica los efectos secundarios, es una falsa marca, no lo compren.

Desde el punto de vista de la pura estrategia publicitaria, es como si un vendedor de automóviles hiciera un anuncio sacando el vehículo de la competencia, para hacer ver sus debilidades, en lugar de diseñar un proyecto mejor, mas aerodinámico. Al poner el énfasis en los fallos del otro producto, el comprador potencial puede percibir que los que le ofrecen la alternativa, ni siquiera están convencidos de la idoneidad del suyo.

En una situación como la actual, de falta de dinero, los compradores ya no acuden a El Corte Inglés, su proveedor de siempre, prefieren acudir a los mercadillos aunque el producto que se les ofrezca pueda ser falso, o robado. El CAMBIO, efectivamente, parece un reclamo 'robado' de elecciones anteriores y la CONFIANZA, si se atienden con atención los argumentos --aunque sean negativos-- de Rubalcaba, parece un producto falso, no amparado por el etiquetado de la Unión Europea.

Y sin embargo, a juzgar por el comportamiento de los consumidores en el mercadillo del domingo, en la situación actual, están dispuestos a comprar los dos perfumes, CONFIANZA y CAMBIO, no les importa que el primero sea falso y el segundo 'robado'.

El Marketing es así.

En fin. Confianza/Desconfianza.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 16-11-11.

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