jueves, 10 de noviembre de 2011

LA PRIMA, LOS PRIMOS, LA LÍRICA.

LA PRIMA. Berlusconi está indeciso, se va, no se va, cuándo se va, y la prima de riesgo de la deuda italiana alcanza cotas de rescate. Lo dijo la tele. Paso de Berlusconi, pero lo de la prima y el rescate, me intriga, la verdad.

Ustedes, mis lectores inteligentes, si ven la tele, habrán observado que la televisión pública española --vista no solo en España, muchos usuarios del blog la ven desde latinoamérica, al menos cuando juegan el Madrid o el Barça-- ha incorporado un nuevo espacio a su programación diaria, que se parece a la información meteorológica, en el que nos cuenta, todos los días, cual es la 'temperatura' de la prima de riesgo, si se enfría o está muy caliente, pero no se han prodigado demasiado en explicar quien, o que es, eso de la prima.

¿Es la prima de riesgo una señora pariente nuestra, que está buenísima, y cuando se calienta nos pone en riesgo de cometer incesto, además de adulterio, con ella? No.
No lo tenía claro, pero ayer me fijé y por fin se me iluminó el entendimiento en relación con este asunto. La prima de riesgo ha resultado ser un número. Un número de tres dígitos.

Parece un indicador para medir algo, pero ¿que?. Antes, solo salía en la pantalla ese número de tres cifras, pero ayer se les escapó, al informar de la prima de riesgo de la deuda italiana que ese indicador, que estaba ayer por encima de los quinientos puntos, se corresponde con el tipo de interés que deberán pagar los italianos por la deuda que colocaron ayer a sus acreedores. El indicador de la prima de riesgo, los tres dígitos, es pues el multiplicador que explica cuantas veces mas paga un país poco solvente por su deuda, en relación con el mas solvente de los países de su zona.
(...)
Hasta aquí todo normal, pero lo que nos habían ocultado hasta ahora, era la cuantía de ese tipo de interés, y resulta que en el caso de Italia, ayer, estuvo por encima del siete por ciento, cercano al ocho. O sea, usura.

Ahora ya saben porqué no hay crédito para las empresas, los prestamistas están felices con esos tipos de interés, para que va a fluir dinero al crédito privado, con lo bien que les va prestando a los Estados.

Luego está lo del rescate. Desde niño, cuando veía películas de piratas y gansters en el cine de barrio, tengo claro que, si hay un rescate, es que hay secuestradores. La mayoría de los ciudadanos europeos, y los españoles, en particular, somos objeto de secuestro.

En mi pueblo, en particular, solo hay que fijarse en el recibo del agua, para ver que alguien secuestra la mitad del importe de ese recibo, que nada tiene que ver con el consumo de agua, y que se lo está tirando a la pera.

Por no hablar de la factura del gas que, de pronto, lleva un término de facturación nuevo y cuando llamas para que te lo expliquen, no se pone nadie. O te secuestran el puesto de trabajo, o la actualización del valor de las pensiones.

En cuanto a la prima de riesgo de Italia y su posible rescate, la relación entre ambas cosas consiste en que cuando el tipo de interés de la deuda alcanza un nivel mas alto que los aplicados por los fondos europeos para entrar al rescate de un país insolvente, la lógica aconseja acudir a la fórmula mas barata, la del rescate.

Pero hay un pequeño problema para aplicar esa lógica. La economía italiana, la tercera europea, tiene tal dimensión, que los fondos de rescate preparados para esas eventualidades son marcadamente insuficientes para cargar con ese muerto.

¿Si no hay rescate, no hay secuestro? Nada de eso, con o sin rescate somos rehenes de la política neoliberal, y neousuraria que se practica en Europa. Es la prima, que nos tiene atados a la pata de la cama, y no nos suelta, hasta que nos saque hasta la última gota de semen.

LOS PRIMOS. Hoy no he bajado al Maravillas, porque los últimos diez euros que me quedaban para café y tabaco me los limpiaron ayer tontamente. Estaba junto a los escaparates de El Corte Inglés, íbamos de camino a La Nau, para asistir al concierto de los miércoles, y mi mujer subió a la planta cuarta para hacerse con un catálogo de juguetes.

Mientras la esperaba fumando un cigarrillo en la acera, una persona se plantó delante de mi, --¿No me conoces? Yo lo miré y me recordó vagamente a un antiguo miembro del secretariado de un sindicato en el que estuve de asesor hace mas de veinte años. --De CGT?, inquirí yo. El, ni afirmó ni negó. --No te había conocido.. --Es que he adelgazado, adujo, el supuesto conocido..--Yo también, me he quedado sin las muelas de arriba, y no mastico bien..me están tomando medida para una prótesis parcial.. --A mi se me están comiendo los nervios, me divorcié, el juez me ha quitado la casa hace cuatro meses y, ya ves, duermo en la calle, y no tengo para comer .. --Y los del sindicato, ¿No te echan una mano?...-He de ir por allí, si..oye no tendrás veinte euros --No he visto veinte euros en mi vida, dije yo, intentando escaquearme, pero al final le di el único billete de diez que llevaba en la cartera.

Cuando bajó mi mujer y se lo conté, me dijo, --Pero, tu estás seguro de quien era ese tío. --Creí reconocerlo, pero no estoy seguro.--Tu eres un capullo, estás tonto, a este paso cuando cumplas unos años mas, nos van a quitar hasta la casa, pero mira que eres primo, seguro que ese no te conocía de nada. A que se ha ido en seguida, cuando has puesto el billete en su mano. --Si. --Lo ves, te han timado.

Al rememorar este episodio, no me molesta tanto reconocer que he sido un capullo, un primo, como la idea de que ese hombre pudiera ser, de verdad, aquel miembro del secretariado del sindicato a quien conocí, y que la vida haya sido tan cruel con el.

Después de todo, ser un primo, tiene una vertiente positiva. Gracias a la multitud de primos que transfieren, sin violencia, una parte de sus recursos a los espabilados, el mundo es un lugar mas pacífico, menos sangriento, sería mucho peor que ciertas gentes en lugar de usar su habilidad para el fingimiento para sobrevivir, fueran por ahí acuchillando al personal por diez euros, no?.

LA LÍRICA. Después de ese episodio, nos fuimos a ver el concierto en La Nau. Había mucha cola, pero enseguida abrieron la puerta y encontramos asiento sin novedad, aunque no en el lugar acostumbrado. Una soprano, un tenor, un pianista clavado a Rimbaud. Nueve piezas, incluyendo un Dúo, de Verdi, Tosti, (desconocido para mi) Dvorák, Bizet, y Puccini, en la primera parte, a la segunda ya no nos quedamos.

La soprano, cuando cantó Sogno, de Tosti, me llevó a otra dimensión, alejada de la realidad cotidiana, de usureros y timadores, a un nivel de sensibilidad interpretativa y musical realmente extraordinario. Gracias Sandra.

El tenor, con una envergadura física semejante a la de Carreras, el tenor catalán, me pareció que tenía ciertas dificultades en los tonos bajos, derivada del hecho de que, a diferencia de Pavarotti, un armario que tenía una caja cúbica por tórax en la que cabían diez tíos como Carreras, le faltaba fuelle.

Sin embargo, en la última pieza que cantó, un aria de Tosca con un aire tan trágico como el de la persona que me abordó junto al Corte Inglés, hizo un derroche de técnica y de facultades --se ve que la tenía mas ensayada-- sin que fuera perceptible en su interpretación la menor limitación física, arrancando los aplausos y los bravos del público, como si estuviéramos en la Scala de Milán. Sensacional esa Tosca, Javier.

Y eso fue todo.

No se si poner esto en Crónicas... o en Artículos.., lo pondré en Artículos y ensayos, pega mas, por lo de la prima.

En fin. La Prima, los primos, la lírica.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)10-11-11.

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