viernes, 25 de noviembre de 2011

MIRADAS

De vez en cuando echo una mirada atrás, sin nostalgia, para evocar algún momento mágico de mi infancia, la luz de algún domingo, una fuente pública desde la que un niño riega la tierra caliente de la calle sin asfaltar, cazadores infantiles armados con cañas arrancadas en los bordes de las acequias, persiguiendo con inocente crueldad la belleza cromática de las libélulas; una imagen acompañada de los ecos de los pregones de vendedores callejeros de confitura, quesos frescos o pescadito vivo transportado en cubos con agua salada. Son los años cincuenta.

Hoy cedo al impulso de evocar esos años para practicar el desprestigiado juego de la ucronía, alrededor de una cuestión que se me antoja de una urgente necesidad, ¿Que habría sucedido en Europa si las clases dirigentes de entonces hubieran aplicado las políticas que imponen las de ahora?.
(...)

Hemos de situarnos en aquel escenario. Las ciudades alemanas, en especial Dresde, por ejemplo, estaban totalmente destruidas, convertidas, literalmente, en solares. Londres, no estaría mucho mejor, después de la eficacia selectiva, pero implacable, de las V-2. En Japón, dos ciudades habían sido arrasadas por los bombardeos atómicos. España fue objeto de una destrucción selectiva. He visitado Belchite, el pueblo viejo aún está exactamente como lo dejó el azar de que el frente donde combatían un ejército regular y otro de aficionados se situara allí. Recuerdo unas líneas escritas con tiza en un portalón por algún vecino, 'Belchite, viejo, entrañable, pueblo que nos vio nacer, en tus calles nadie juega como lo hicimos ayer'.

Pues bien, si quienes propiciaron la reconstrucción europea después de la segunda guerra mundial hubieran aplicado las políticas que vemos todos los días en los titulares de prensa, vendidas como las únicas posibles, con la excusa de que estamos en una situación de catástrofe financiera, Europa entera mostraría aún la faz que ofrece ese pueblo, entrañable, pero destruido, Belchite viejo.

Imaginen a Adenauer, y los demás mandatarios de su época, diciendo a los europeos de entonces, no podemos reconstruir nada, hemos de despedir a los funcionarios que todavía quedan en activo, y acostumbrarnos a vivir en la austeridad del solar durante por lo menos cinco décadas, porque la caja está vacía.

Parece absurdo, no?, y sin embargo eso es lo que nos están diciendo ahora, en un momento histórico en el que la destrucción no es visible, porque no es física, pero su alcance, su dimensión, es comparable a la de un conflicto financiero no armado, extendido a casi toda Europa y los Estados Unidos, del que solo queda al margen la región de Asia Pacífico, las economías emergentes de América Latina, y alguna otra región desligada de las economías occidentales.

Aquellos políticos no hicieron eso. No se quedaron detrás de una mesa de notario como Rajoy
fingiendo que trabaja mientras lo saca la tele. Nada de eso, aquellos fueron años de intensas reuniones, conferencias internacionales y soluciones financieras a los problemas de Europa que llevaron a los europeos a una etapa de paz y prosperidad sin precedentes.

Merkel no es Adenauer, pero tampoco hubo entonces tipos como Rosell, presidente de la patronal, diciendo, como no hay, no se puede mantener el gasto social. Uno esperaba de Rajoy y Rosell, que se pusieran a visitar polígonos industriales, hoteles, centros de investigación, preguntando ¿que necesitáis?, en lugar de hacerse fotos tras una mesa de despacho o lanzar un discurso unívoco sobre la austeridad sin pensar alternativas mas constructivas, negociando con quien haga falta, para evitar que el hoyo del pozo sea cada vez mas profundo.

Un par de premios Nobel de economía estadounidenses han avisado repetidas veces de adonde nos lleva la política exclusivamente neo liberal que se aplica en Europa, a profundizar la crisis. Y es una evidencia que aciertan.

¿Entonces?. Una fase de destrucción como la que estamos sufriendo, necesita políticas de reconstrucción, no medidas que profundicen la destrucción. Es de cajón. Si eso se ha de hacer a costa de tener una mayor inflación durante algún tiempo, si las medidas de reconstrucción deben coexistir con una cierta austeridad selectiva, eso debe salir de las mesas de negociación, de las conferencias internacionales, de la concurrencia de políticos y expertos, pero si seguimos con discursos y medidas unívocas, destructivas, Europa se parecerá, cada vez mas, al solar de los años cincuenta. Sería una pena, pero, ya se sabe, el hombre no es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero si el que lo hace con mas frecuencia.

En fin. Miradas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)25-11-11.

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