domingo, 13 de noviembre de 2011

EL SUEÑO DE LOS LIRIOS AMARILLOS

Durante años soñé con lirios amarillos. No se porqué. Intuyo que los sueños no se explican, simplemente, suceden, y la moda de su interpretación hace tiempo que desapareció, debido a los excesos de quienes los interpretaban. Se poco de los sueños, para mi solo son imágenes mentales, construidas mientras dormimos. Si tienen que ver o no con estímulos recibidos durante la vigilia, o son emociones de difícil asimilación cuando estamos despiertos que el sueño reconduce, no lo se. Solo se que he soñado, durante mucho tiempo, con lirios amarillos.
(...)
Es cierto que tengo plantado un seto de lirios amarillos en la casa de la sierra, pero ese mínimo paisaje, no es nada comparado con las inmensas extensiones oníricas de los campos que aparecían en mis excursiones nocturnas, además, los sueños comenzaron antes de que situáramos esas seis docenas de flores justo en el lugar de la terraza que da al muro medianero.

En los ribazos de los perdidos cercanos a la casa también había lirios. No eran solo amarillos, también los había de color violeta, y solo hace quince años que vamos por allí, mientras que los sueños son anteriores, yo diría que muy anteriores.

Busco en mi memoria algún vestigio que ilumine el carácter recurrente de esos sueños, su permanente cromatismo; el cuadro Los Lirios, de Van Gogh ?, pero nunca he visto ese cuadro. Algo anterior?. El camino de baldosas amarillas de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, no sé.

He vivido todos estos años sin que esos sueños me inquietaran demasiado, la verdad, aunque de vez en cuando me he hecho preguntas sobre su misteriosa persistencia. Hoy, al bajar al bar de los locos, frecuentado por policías nacionales que cambiaban el turno, he visto en el periódico ('Levante', 28), un titular que me ha llamado la atención, 'El lirio gana la partida al cangrejo'.

Cuenta la noticia los problemas y pérdidas económicas que el cangrejo americano causaba en los cultivos de los arroceros que plantan en el parque natural de la Albufera, por su insistencia en construir túneles y alterar así la regulación del riego entre etapas secas y húmedas. Intentaron soluciones químicas, lo intentaron con hormigón en las acequias, pero ha sido el lirio quien finalmente ha ganado la batalla entre cangrejos y arroceros porque 'El cangrejo no pasa por donde hay lirio'.

La velocidad a la que crecen las hojas de lirio y su dureza, su resistencia, ha sido la clave del asunto. Puedo confirmarlo, los que planté en la casa de la sierra, a pesar de su precaria base de tierra, se han comportado igual, rapidez, dureza, resistencia. La clave de una batalla épica que al final han perdido los cangrejos.

Por cierto, estoy metido en otras batallas épicas, mas literarias, porque mañana he de devolver el libro de Esquilo, que me recomendó leer el profesor de teatro. Todo el es una sucesión de batallas épicas, entre persas y griegos, griegos y aqueos, tebanos y troyanos, pero en la página 86 he encontrado algo que me ha dejado helado. Un conflicto feminista que muestra que el machismo ya estaba presente en la tragedia griega, y un discurso de una actualidad manifiesta, que no me resisto a reproducir.

'ETEOCLES. A vosotras pregunto, criaturas insoportables: ¿Es este el mejor modo de salvar la ciudad e infundir ánimos a este ejército aquí asediado, postradas ante las imágenes de
los dioses protectores de la ciudad, andar gritando, vociferando, objeto de la abominación por parte de personas sensatas? !Ojalá ni en la desgracia ni en la amada bonanza conviva yo con la especie femenina!..'

Me parece que Esquilo se pasó tres pueblos y evidenció en ese texto una clara tendencia a la misoginia que, por cierto, sigue presente en no pocos escritores españoles, a los que de vez en cuando entrevistan, y la manifiestan públicamente. Pienso en Luís Racionero, por ejemplo.

No comparto la opinión de que las mujeres sean insoportables, al contrario, me parecen muy agradables, tanto las espigadas como las mas redonditas. Es mas, la lectura del artículo sobre lirios y cangrejos, sobre la dureza y resistencia de esa planta, creo que me ha dado una pista para entender la persistencia de mis sueños con los lirios amarillos.

Tal vez fue la sensación de acariciar la dureza y resistencia de una nalga femenina en algún remoto pasado, la que está en el origen de mis visitas nocturnas a extensos campos llenos de lirios. No sé.

En fin. El sueño de los lirios amarillos.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)13-11-11.

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