miércoles, 23 de noviembre de 2011

NOMADISMO

En los setenta, Alvin Toffler, sociólogo estadounidense, publicó un libro que hizo mucho ruido, titulado 'El Shock del Futuro', que he tenido en el cuarto de los libros durante décadas, pero al ir a echar mano de el compruebo que formó parte de algún paquete de los que he ido dejando sobre el contenedor, así que cito de memoria el concepto central sobre el que giraba aquel tocho de mas de seiscientas? páginas. Transitoriedad. O lo que es lo mismo, la desaparición de lo permanente como elemento central en el entorno y la conducta observable en las sociedades humanas.

Esa crisis de lo duradero que estaba en la base del trabajo de Toffler no puede ser mas actual si observamos cuantas cosas son transitorias en este tiempo, el empleo, la vivienda, las relaciones de pareja o el lugar de residencia, por citar las mas básicas.

Intuyo que Toffler, por la fecha de edición de su libro, estuvo influido por los universales cambios de paradigmas, actitudes y conductas sociales que se extendieron después de que las revueltas del 68 pusieran en cuestión los valores sociales que entonces imperaban, marcados por la permanencia en cuanto al pasado, y por el cambio 'creativo' en cuanto al futuro.

El discurso de Verdú, sociólogo alicantino formado en Estados Unidos, entrevistado en televisión, me recordó anoche el lado positivo de la transitoriedad al citar que Vargas Llosa y su familia han habitado mas de sesenta casas en lugares distintos durante la vida del escritor, dando por supuesto que esa vida itinerante, esa ausencia de sedentarismo, es enriquecedora para las personas.

Estaba hablando, Verdú, de nomadismo. La práctica del nomadismo tiene la ventaja, y el inconveniente, de que no te asientas en ningún lugar, lo que sin duda te permite ser mas libre, aunque has de ser mas esforzado para vivir sin mas ayuda que la solidaridad grupal de tu familia mas próxima, o bien valerte por ti mismo en tu condición de individuo solitario sin un entorno cooperador, si es el caso.

Creo que el trabajo de los sociólogos es, en buena medida, como el de los etólogos que observan la conducta de los monos o los leones en sus hábitats, y tratan de obtener conclusiones de esas observaciones, con la enorme? diferencia de que el objeto de sus observaciones somos nosotros.
(...)

El artículo de hoy va, ya se adivina, de nomadismo, de lo transitorio en oposición a lo duradero, siguiendo la huella de Toffler, que a su vez siguió la de Heráclito, todo cambia, nada permanece, pero en un sentido amplio, incluyendo la migración, y también la evasión, la fuga, la huida, que suele estar oculta en las actitudes de quienes desean alejarse de una latitud, una ciudad, una pareja, un país, un trabajo, o la falta de el, o incluso, de una parte de si mismos.

Nuevamente el empuje de lo 'transitorio' aparece entre nosotros, pero, es una opinión, ahora se trata de un cambio 'destructivo', obligado por la larga etapa de depresión que está presente desde hace años y, al parecer, seguirá por bastante tiempo. Destructivo porque, como vio Toffler, las cosas ya no duran, pero lo que ahora no duran son las economías familiares, los empleos, la posesión de una vivienda y tal vez muchas relaciones de pareja que habrían durado mas con cierta estabilidad de las condiciones del entorno, que se han vuelto dramáticamente transitorias.

Esto no sería tan dramático si nuestra naturaleza estuviera mas cerca de la de los leones, pero dicen los de la genética que está mas próxima a la de los simios.

Sedentario como soy, lo mas alejado que cabe imaginar de actitudes aventureras y depredadoras, veo a veces en los documentales de la dos como las comunidades grupales de leones salen todas las noches a cazar, en especial las hembras, exploran territorios muy extensos y cooperan entre si para lograr su comida que, habitualmente, no almacenan, y no parece que ese carácter esencialmente transitorio, nómada, ponga en peligro la 'felicidad' de la especie, porque tienen muy claro cual es su territorio de caza en el que todos los días tienen que partir de cero para vivir y reproducirse.

Me veo mas próximo, en mi temperamento y hábitos, a la comunidad de simios. Parece mas sedentaria, mas dada a la holganza y el deleite, no hay mas que ver como se comportan en grupo, siempre están jugando, su alimentación, básicamente vegetal, les evita la actividad cazadora, se limitan a tomar de los árboles los frutos que generosamente reciben sin demasiado esfuerzo. Lo mas parecido a un pensionista que ofrece la naturaleza.

Cuando mencioné en la entrada de ayer mi deseo nómada de emigrar, de marcharme de un país que no me gusta demasiado, de viajar a ultramar --que palabra tan antigua-- puse como excusa para no hacerlo que ya soy mayor. Ahora, después de esta reflexión, reconozco que la verdadera razón es que mi temperamento es mas bien el de los simios, poco dados a la caza, a la actividad depredadora.

Para el nomadismo, la emigración, sea su motor la esperanza de cambio, o simplemente el miedo, se requiere un temperamento mas próximo al del león.

Intuyo que en España se va a producir, ya se está produciendo, una vuelta al nomadismo, bien sea interior o exterior, obligado o voluntario, ningún empleo, vivienda, pareja,
territorio, tiene ya el carácter permanente que en otro tiempo se le atribuía, con razón o sin ella. Volvemos al reino de lo transitorio, como advirtió Toffler.

Para unos, los leones, puede ser una situación de nuevas oportunidades, de otros territorios para cazar. Para los simios, entre los que me incluyo, no está tan claro, si la fruta que colgaba de los árboles comienza a escasear.

En todo caso, esta reaparición de la necesidad de la vida nómada para la supervivencia está en nuestro ADN desde que abandonamos las tierras heladas para alcanzar las cálidas. La historia, incluidos los remotos tiempos que la preceden, no es un círculo, pero, cada vez mas, parece una espiral.

En fin. Nomadismo.

CIBERLOHENGRIN.COM. 23-11-11.

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