sábado, 23 de noviembre de 2013

FAJAS Y LEOTARDOS

"Pensaba yo que fajas y leotardos son prendas exclusivas del universo femenino, si acaso usadas ocasionalmente por minorías de varones fetichistas que las usan para enriquecer sus fantasías. Me viene a la memoria esto último recordando las fotos que se divulgaron hace un tiempo de Pedro J., director del Mundo, creo que sin su consentimiento. Cuando las vi, entonces, pensé que era normal que alguien que pretendía dirigir la política española desde su periódico, acabara su jornada profesional agotado, y no me pareció incoherente que para relajarse después se pusiera corsé y medias negras.

El caso es que ahora he debido ponerme faja, ortopédica, por obligación, debido a una contractura lumbar, y entiendo mejor lo de Ramírez y su corsé. Nadie ha prescrito que me ponga faja, he sido yo mismo, porque ni siquiera he ido al médico, lo imagino muy ocupado con trastornos mas graves, así que he decidido curarme yo mismo.

Aparte de sujetar la zona muscular dolorida he ido a la farmacia a por Voltarén tópico, un ungüento que desde que me sirvió para curar una bursitis descomunal, está entre mi lista de pócimas milagrosas que curan, de verdad.
(...)
Es un poco incómoda la faja, si. Esta mañana al regresar de la compra he notado como el pantalón se escurría, porque el cinturón resbalaba en la textura de la faja. En ese momento, una señora extranjera, latina, ha detenido su vehículo junto a mi, justo cuando yo intentaba recuperar mi pantalón, casi escurrido hasta las rodillas, para preguntarme, ¿donde está el Consul?. ¿Cónsul, que cónsul?, por aquí no hay ningún cónsul, no será la Policía.. No, no el supermercado Consul....ah....Consum ..siga recto por la calle de enfrente. 

Cuando la señora latina ha movido el coche, yo me he quedado en la acera, con el pantalón por los tobillos. He dejado la compra en el suelo y he recuperado la normalidad aparente de mi vestimenta, si.

En cuanto a los leotardos, nunca los había usado, pero lo hice el jueves pasado por vocación teatral. Antes que nada, he de decir que me parece una prenda superinteligente para las épocas frías. Te los pones, te pones el pantalón encima y ni una partícula de aire frío penetra en tus carnes. Bien por los leotardos. 

La cosa es que el profe de teatro nos pidió a los educandos que acudiéramos al Aula de Teatro con disfraces inspirados en el teatro medieval y yo conseguí unos leotardos negros de mi mujer, una camisola amarilla, sin botones, del armario, y un gorro de Robín Hood--no había otra cosa en la tienda de disfraces-- que me costó tres euros. Todo ello con la intención de parecerme a un juglar del siglo XIII, cosa que, naturalmente, no conseguí. 

No importó, porque se trataba de pasar un buen rato, aún haciendo el ridículo improvisando una trova, luego picotear de una tortilla de patatas y unos hojaldres, tomarse unas cervezas y comprobar que las trovas de algunas alumnas eran bastante mas salvajes que las de los alumnos. 

El uso de los leotardos por primera vez, el pasado jueves, me ha confirmado lo que siempre he sostenido, que ellas son un género mas inteligente, y la prueba es que van por la vida sin pasar frío en invierno, mientras nosotros afrontamos esa estación con prendas inadecuadas, dejando aparte los calzoncillos pulgosos que ahora dicen que son térmicos, pero yo no he usado nunca. 

Ni creo que lo haga. De momento, no le he devuelto a mi mujer los leotardos, los llevo puestos ahora mismo debajo del pantalón, y no pienso devolverlos".

En fin. Fajas y Leotardos.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 23-11-13.

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