lunes, 18 de noviembre de 2013

KON -TIKI

Ayer fui a ver una película noruega al Cine D'Or. Kon-Tiki, una historia de navegación en balsa desde las costas de Perú hasta Polinesia. Hace tiempo que no voy al cine porque mi condición de fumador recalcitrante hace que salga a la calle en mitad de la proyección y a Encarna eso le da mucha rabia.

Cuando vi en la web del cine que la película duraba dos horas y que el asunto transcurre en una balsa, tenía una cierta prevención porque no me creía capaz de aguantar dos horas en la butaca, pero he aquí que no solo he aguantado, sino que la peli se me ha hecho corta, pues no solo es un relato marinero, sino una magistral lección sobre la condición humana, que muestra actitudes y conductas en situaciones extremas, que podría proyectarse en muchos consejos de administración de grandes empresas para que los altos ejecutivos tomaran lecciones de liderazgo del noruego tozudo que se empeña en convencer a todo el mundo, y lo consigue, de que montados sobre unos cuantos troncos atados pueden hacer una travesía de ocho mil kilómetros.

(...)
Esta película, de cuya peripecia daré una breve crónica, se la recomiendo no solo a los amantes del cine de aventuras, y de las aventuras mismas, sino a todos los especialistas en relaciones humanas, sean de producción o no, a todos aquellos que se dediquen a tareas relacionadas con la psicología aplicada, sean conductistas o no.

Esta aventura, si es cierto lo que nos cuentan, tuvo un final feliz, y el noruego tozudo responsable del invento vendió cincuenta millones de ejemplares del libro que escribió para contarla, allá por los cuarenta del pasado siglo,ya habrán adivinado que la película se basa en un suceso verdadero, la expedición de la Kon-Tiki ocurrió de verdad, como se puede comprobar en las hemerotecas, aunque sospecho que el guión de la película cuece y enriquece esa realidad.

Es interesante el arranque de la película en el que se nos muestra la actitud aventurera del noruego niño, cuando va a parar a un pozo de agua helada, del que lo saca una mano amiga, lo que prefigura ya su conducta adulta, un tipo que no sabe nadar se aventura sobre unos troncos para realizar una navegación transoceánica, solo porque un anciano polinesio le ha contado una historia mítica sobre el origen de los primeros pobladores. 

La búsqueda de patrocinadores y de tripulación para la aventura, se lleva algo mas de un tercio de la proyección y es interesante observar como, aunque el noruego no tiene un céntimo ni para pagar la cuenta del hotel, no ceja en su empeño hasta conseguir lo que pretende.

Toda esta historia está impregnada de ese mensaje, podemos conseguir lo que perseguimos siempre que insistamos, sin desfallecer, en nuestro propósito. No obstante, creo que hay algo de tramposo en este mensaje, pues siempre te lo cuentan los que lo consiguen, y podemos suponer que son muchos mas los que lo intentan con el mismo tesón, pero no lo consiguen, y nunca sabemos que fue de ellos.

La parte del film dedicada a la navegación de la balsa, es la mas extensa, y sin embargo, en ningún momento te cansa o te aburre, pues los diversos incidentes que van apareciendo están sabiamente dosificados, para mantener un cierto ritmo, lo que no es fácil en una historia como esta.

Técnicamente, sobresale en la película un plano en el que se ve la balsa solitaria en el océano y utilizando imágenes de satélite la cámara sube hasta el espacio, ofrece una toma de la Tierra y vuelve a descender hasta la balsa. Una toma muy lograda, al menos, eso me ha parecido a mi, que no entiendo un pijo de fotografía aérea.

Los personajes que tripulan la balsa, un ingeniero que vende neveras, un periodista, unos veteranos de guerra, un tecnico de radio, además del noruego inspirador del proyecto, dan mucho juego a lo largo de las diversas peripecias que dan interés al relato que, sin esas aportaciones, supongo que habría sido poco digerible para el espectador. 

No cito los nombres de los actores, ni el del director, porque, como no veo un pijo, cuando salen los créditos, no me entero. Bueno, creo que estoy diciendo demasiadas tonterías porque, no entiendo de psicología aplicada, tampoco de navegación y, finalmente, tampoco de cine, de modo que les sugiero que vayan al Cine D'Or, a la sesión de las 16,45, o a la de la noche, si lo prefieren, vean ustedes mismos KON-TIKI, y saquen sus propias conclusiones. 

En fin. Kon-Tiki.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 19-11-13.

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