Estaba yo tan ricamente, recreando en la duermevela el estupendo fin de semana que he pasado, cuando los reniegos de mi mujer que estaba escuchando la radio en la cama como acostumbra, me han devuelto a la realidad. ¿Que pasa, porqué reniegas? --Acabo de escuchar en la radio que a Lamela, ¿te acuerdas?, el tipo aquel que difamó a los médicos de la Paz que aplicaban tratamientos paliativos a los enfermos terminales, que tuvo que dimitir como consejero de la sanidad madrileña, y está imputado por prevaricación y tráfico de influencias, le han dado la gestión de dos hospitales, uno en Ceuta y otro en Melilla. --¿Y?.. --Como que ¿y?, ¿no molesta eso tu sensibilidad? Bueno, a estas horas, estaba pensando en lo bien que lo hemos pasado el fin de semana, la verdad. Pues, sigue así, a mi no me molesta.
Lo cierto es que visitamos, acompañados de unos amigos, LA GALLERA, la sala donde expone Jordi su instalación, que ha sido invitado por dos galerías, una cerca de Cuenca, otra en Sudamérica, para llevarla allí. A la de Cuenca supongo que irá, a la de Sudamérica si hemos de poner pasta para el billete, no sé.
Después de pasar el jurado, ha recibido tres ofertas mas, porque su nombre figura en una lista de los organizadores, en eso consiste el premio que ha recibido. Total que estamos muy contentos de la respuesta obtenida a sus esfuerzos y de que su trabajo siga expuesto en la sala hasta el 10 de Enero, ya saben, junto a la calle Linterna, por si quieren visitarla.
El domingo, para redondear, dimos un paseo con nuestros nietos por el centro histórico, y fue una experiencia muy gratificante, si. Una mañana soleada, con las calles y plazas llenas de gente, cantantes y músicos ambulantes en la calle de las cestas, en la plaza de la Reina, una compañía de teatro infantil actuando en la Almoina, en una obrita en defensa del agua que hacía reir, y protestar, a los niños, que culminó con la salida de un dragón chino ondulando su presencia entre las gentes.
Por la tarde, tres partidas de cartas al Continental, de las que gané dos. En el descanso de una de las manos jugadas, vino Miguel a hacernos entrega de un ejemplar de su libro Los Cines de Valencia (1896-2014), con una hermosa portada de Paco Roca, que presenta el martes 26 a las 19,30h. en el Ambito Cultural del Corte Inglés, en la avenida de Francia.
Ahora se entenderá porqué después de un fin de semana tan gratificante, me resistía esta mañana a volver al ámbito crítico de la existencia. En fin. Es lunes, ya me he despertado, y vuelvo a la realidad cotidiana.
(...)
La página 66 de 'Levante' de ayer, Cultura y Sociedad, se dedicó integramente a los contenidos del libro de Miguel que he citado, al leerla, descubrí un par de cuestiones sintácticas sin resolver en ese texto, recordé que Miguel me dijo que lo ha escrito un becario y eso me ha sugerido una receta para acabar con la crisis enseguida.
Es muy sencillo, se trata de despojar a todos los trabajadores, a todos, si, de su condición de asalariados y convertirlos en becarios. Al desaparecer el salario de los componentes del coste de nuestros productos, las exportaciones se dispararán aún mas y los beneficios para las empresas serán incalculables. Una parte de esos excedentes se dedicará a comedores de caridad y roperos sociales, y de ese modo, el desempleo desaparecerá inmediatamente, y el pueblo español, en sus estratos mas numerosos, tendrá garantizada la subsistencia. Podremos competir, al fin, con Bangladés.
Apostaría que a Lamela, lámela, no le disgustará la idea.
Tal vez parezca un poco exagerado, pero para tener una idea un poco mas ajustada del aprecio y el respeto que los trabajadores merecen al poder, a este poder de ahora, les sugiero la lectura de la columna de Millás del domingo,
en la 5 de 'Levante', de la que ofrezco un breve resúmen. 'Tiempos duros para la lírica. Qué decimos para la lírica, tiempos duros para ganarse la vida con dignidad. Es posible que algún huelguista haya roto una bolsa de basura, pero es que lo que los empresarios del sector pretendían era romper a sus trabajadores la vida. Romperla y esparcir sus intestinos por las aceras, para que tomáramos nota. ¿Cabe mayor acto vandálico?. No. Pues ahí tienen ustedes a los vándalos, protegidos por el poder reinante...' .
Lamela, lámela. Chúpala bien, a los miembros y miembras influyentes de tu partido. Después de la atrocidad que hiciste difamando a los médicos del Hospital La Paz, después de haber tenido que dimitir de la Consejería de Sanidad de Madrid por tus muchas aberraciones, incluida tu imputación por prevaricación y tráfico de influencias, por fin te llenan el saco, otorgándote a dedo, nada menos que el de Ana Mato, la gestión de dos hospitales, uno en Ceuta, otro en Melilla, noticia que ha sido la causa de los reniegos de mi mujer, esta mañana.
No crean ustedes que a Lamela, lámela, le dan ese chollo porque sus empresas se van a especializar en las heridas cortantes producidas por el pirri que le ponen a la valla fronteriza, no. Se lo dan porque son los únicos hospitales
que dependen orgánicamente de la Ministra. Lamela, lámela bien, sin reparar en el sexo de los personajes influyentes de tu partido.
Los partidos políticos, como los edificios arquitectónicos, tienen planta noble, sótanos, plantas intermedias, y
cloacas. En las plantas intermedias de esos ámbitos habita la gente corriente, como usted o como yo, no importa de que partido sean, pero lo que caracteriza a los partidos, como a los edificios emblemáticos, son las figuras que están en su cúspide.
Y lo que caracteriza a las cloacas, de unos u otros lugares, es que están habitadas por las ratas. A diferencia de las de los edificios, las cloacas de los partidos acogen unos roedores que tienen la capacidad de clonarse y cambiar de aspecto.
La primera imagen que vi en televisión de Lamela, lámela, cuando afloró el escándalo de su ataque a los médicos de la sanidad pública madrileña, con su aspecto estirado, sus escasos cabellos pegados con gomina, me dio la pista en
seguida de que este señor había sido una persona normal, quizás haciendo de conserje en alguna entreplanta del edificio del partido, pero, en algún momento, decidió bajar a las cloacas, convertirse en roedor, para luego clonarse
en humano de nuevo y chuparla a quien hiciera falta para conseguir su recompensa. Ya la tiene. Buen provecho que le haga.
En fin. Lámela, Lamela.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 25-11-13.
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