domingo, 4 de mayo de 2014

INTERDEPENDENCIA

He bajado a La Fuente a tomar café. Hoy el Maravillas está cerrado, pues bastante curro lleva Tony de lunes a sábado, ésta semana hasta trabajó el día de la fiesta del trabajo, que el no observa las fiestas y días de guardar cuando caen en el centro de la semana.

Antes de bajar, le he llevado el desayuno a la cama a Encarna, que hoy no se levantará hasta la hora de comer, porque ayer por la tarde hizo el esfuerzo de asistir al acto del día 3 de la Asociación de Víctimas del Metro, en la plaza de la virgen, y su pìerna derecha, afectada por el recuerdo de un esguince que tuvo hace diez meses, le ha pasado factura. Cosas de nuestros estúpidos cerebros, que se comportan en base a estímulos antiguos, que cuesta superar.

El periódico estaba pillado, pero dos bomberos del cercano parque, sentados a una mesa contigüa, me han dado, sin saberlo, el tema para hoy. Dependemos de quienes tienen petróleo, decía uno, pero ellos dependen de que dependamos de su petróleo, contestó el otro. Interdependencia. Ayer, Pruebas Cognitivas, hoy Interdependencia, joder, que mierda de nivel.

Una parte de mi mismo insiste, debe ser por mi estúpido cerebro, en responder a la percepción de la realidad intentando entender la lógica de los conceptos, mientras en el hipotálamo, o donde sea, un impulso lírico me invita a percibir el leve movimiento de las hojas de los árboles acariciadas por una suave brisa, evocando la frágil piel de una virgen estimulada por las caricias de un efebo y, en la cercana plaza, el agua de los surtidores de la fuente que embellece la rotonda, empujada a su vez por el incipiente viento que viene del mar, forma un dibujo trémulo en cuya base una nube de puntos húmedos le da un aire celestial a la fuente, como si fuera a aparecer el Papa Francisco para canonizar al prescindible Fabra, y dedicarlo a funciones mas compasivas, alejado de la pandilla de paniaguados que dirige sin autoridad, que a su vez depende de los demás paniaguados que los votan a causa de la estupidez de sus cerebros. Interdependencia, si.
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En los tiempos del cólera, José Luís Sampedro mandaba a su sustituto al paraninfo de la Universidad vieja, porque la facultad de Económicas aún no había sido inaugurada, y allí, aquel gañán, cuyo nombre no consigo recordar, se pasaba el tiempo de clase hablándonos de Interdependencia, de porqué ninguna variable de un problema, económico, o no, es independiente de otra u otras.

Antes de iniciar su clase magistral, aquel profesor delegado por Sampedro para suplir su cátedra, ahora me acuerdo de su nombre, Martínez Cortiña, hay que ver con que retraso funciona nuestro estúpido cerebro, lo primero que hacía era echar del aula a dos o tres de los ignorantes que llenábamos a rebosar aquel circo, para conseguir que se hiciera el silencio, y acto seguido se pasaba todo el rato hablando de Interdependencia. 

Como he olvidado aquellas lecciones magistrales multitudinarias, voy a ver lo que es eso. 

No pueden imaginar el follón que monta Wikipedia con este concepto. Que si es la dinámica de ser mútuamente responsable y compartir un compromiso común de principios con otros.... que si el término ya lo usó Gandhi en 1929 entendiéndolo como autosuficiencia...y en cuanto a interdependencia económica, que todos los países son dependientes en diversos grados y la interdependencia económica es consecuencia de la especialización. 

Prefiero recurrir al Espasa que, con la sabiduría de la brevedad, dice, simplemente, que Interdependencia es la Dependencia recíproca, coincidiendo así con el sentido común de los bomberos que tomaban café en la mesa contigüa a la que yo ocupaba en La Fuente. 

Pues bien, dicho así, con esa sencillez, Interdependencia sería, entre otras cosas, el concepto que explica la singularidad de la realidad politica de la Comunidad Valenciana en los últimos veinte años, habitada por un grupo de paniaguados, el PP, que llegaron al poder aquí, gracias a los errores y corruptelas socialistas, no en esta Comunidad, en los tiempos del cólera y a la sabia destrucción de la derecha local valencianista propiciada por el difunto Broseta y el laureado Abril Martorell quienes, gracias a esa minuciosa operación sostenida en el tiempo, lograron unir a toda la derecha alrededor de unas siglas únicas y obtener el predominio que aún no han perdido.

Y porqué aún no lo han perdido... Por la Interdependencia, de un lado, pues ese grupo de paniaguados que se han ido sucediendo a lo largo de las décadas, han creado una base clientelar, a golpe de prebendas y reparto al por mayor, y al por menor, de dinero público, creando, como dice el Espasa, una dependencia recíproca entre los elegidos y los electores. 

El otro lado de la cosa, lo dije ayer, pero no me importa repetirlo, es que nuestro cerebro, el de todos, tiene un componente estúpido que, aunque cambie la realidad, que debería motivar un cambio de nuestras actitudes, no percibe ese cambio enseguida, pues su percepción de la realidad se basa en estímulos y experiencias viejas, que se resisten a abandonarnos, sobre todo si esas experiencias anteriores incluyen chupar del bote de la pandilla de paniaguados que administra el dinero público.

Pues bien, toda esta mierda de la Interdependencia, me la trae hoy al pairo. Lo que de verdad me importa hoy, lo que quiero destacar de verdad, es la dependencia mútua entre el viento y las hojas de los árboles, o los surtidores de agua de la hermosa fuente que decora la gran rotonda que no veo desde la ventana, pues la mía, la del gabinete en el que escribo da, por desgracia, al patio del cuartel de los antidisturbios. 

Es la dependencia mútua entre la frágil piel de las vírgenes y las caricias de los efebos, lo que me hace vislumbrar el lado lúdico y mágico de lo humano, eso que espero encontrar el martes, cuando vaya a clase de teatro, siempre que vaya Silvia, claro, el último martes se peló la clase. Que se le va a hacer.

En fin. Interdependencia. 

LOHENGRIN )CIBERLOHENGRIN) 4 05 14.

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