Hoy me he despertado a una hora temprana, aunque no tanto como ayer. El suave rumor de la lluvia que se oye tras la ventana, me ha sumido en un cierto sopor, una duermevela que me ha trasladado antes de levantarme, a un mundo onírico.
Mis ojos cerrados, pautados por el ritmo de la lluvia, me han llevado a un territorio desconocido, rural, ganadero, un corral habitado por una piara de cerdos. No parecían ibéricos ni de raza aragonesa.
El tamaño de los ejemplares adultos no alcanzaba, ni de lejos, el de las razas aragonesas, y carecían del porte característico del cerdo ibérico. Alguna raza autöctona, pero de donde, no sé.
He permanecido un rato en ese lugar onírico, observando. Había oido que los cerdos tienen semejanzas genéticas con los humanos, lo que permite ciertos trasplantes de órganos entre individuos de especies tan aparentemente distintas, pero ahora observaba fascinado, que la conducta de estos animales está tan marcada por las jerarquías como la nuestra.
Observo a un ejemplar hembra que trata de mostrarse como lider da la manada, cómo utiliza sus gruñidos para amedrentar al rebaño, como busca la complicidad de los machos dominantes para compartir con ellos el dominio del grupo, y como entre los tres se imponen para silenciar las protestas del resto del rebaño, y me parece que ese comportamiento tiene algunas semejanzas con el nuestro, sí.
Andaba yo, en el sueño, ocupado con la observación de la conducta de los puercos, cuando ha aparecido un macho que doblaba en tamaño a todos los demás, y toda la piara se ha dirigido hacia mí, ha rebasado las puertas del corral y me ha pasado por encima, además de orinarse en mi cara.
Me he despertado agitado, con el rostro mojado de sudor y todos los músculos del cuerpo doloridos, como si de verdad me hubiera pateado una piara de cerdos. Me he dado una buena ducha para estimular los músculos, aün doloridos, y he bajado al Maravillas, donde Toni ha puesto a mi disposición un ejemplar del Levante de hoy.
He dado un vistazo a las páginas de opinión y ha aparecido ante mis ojos una imágen, una foto de
Bonig, la persona, ahora mismo, mas visible en el PP de la comunidad valenciana.
Su rostro mofletudo, su cuerpo obeso, me ha recordado a la hembra que trataba de imponer su liderzgo en el corral, en el sueño, pero no es mi intención, para nada, expresar una asociación entre el mundo de los cerdos y de la política, por dos razones.
Primero, porque considero la política una de las actividades más nobles del ser humano --otra cosa es que en la política, como en la copla, o en la bioquímica, pueda haber gente innoble y zafia-- y luego porque esa asociación no sería original, pues ya la formuló George Orwell en 'Rebelión en la Granja'.
Aclarado esto, que mi experiencia onírica de hoy nada tiene que ver con la actualidad política en la comunidad valenciana, ya puedo comentar la guarrada innoble y zafia de Bonig, que sigue a otras anteriores suyas, que consiste, nada menos, en proponer un acuerdo de gobierno, aquí, PSOE, Ciudadanos y PP, sin haber hablado previamente con Ciudadanos, con la única innoble intención de desestabilizar un gobierno autonómico que es el resultado de un proceso electoral, con los resultados todo lo precarios que se quiera, pero que está legitimado por un pacto político conocido como el Pacto del Botánico.
Es evidente que los gobiernos novatos, tienen que aprender a base de la prueba y el error, yo creo que lo están haciendo, pero eso no justifica que se trate de desestabilizarlos apenas han comenzado a trabajar. Bonig, ahora, juega a ser la desestabilizadora.
Bonig no es una cerda, evidentemente, pero se comporta a menudo como si lo fuera, ahora lo percibo con mas claridad, después de haber observado, en mi sueño de hoy, el comportamiento de los cerdos en el corral.
Hay que ver, que sueños más raros tiene uno a veces, no?.
En fin. El Corral.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 15 01 16.
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