Anoche, después de ver en la tele la final de Master Chef Junior, hay que ver como cocinan esos niños, antes de irnos a la cama
pusimos un cartel en la puerta, bajo la corona de muérdago, que decía, 'Reyes, abstenerse, nuestras simpatías son mas bien republicanas'.
Entendemos que estos días se de satisfacción a la ingenuidad infantil de millones de niños, pero eso se puede hacer desde el conepto de magia, sin involucrar para nada a las monarquias que, históricamente, han sido responsables de millones de muertes, saqueos, conquistas y masacres
con la dudosa utilidad de aumentar su poder, en régimen de autoridad absoluta, que confería a los habitantes de sus dominios la vergonzosa condición de súbditos.
Sin recurrir a paradigmas históricos, las monarquias actuales, mas o menos liberales, nos molestan igualmente, no podemos entender que ahora, en el siglo XXI, existan países en Europa --En Oriente medio es otra cosa-- donde todavía viven castas reales, con sus palacios, sus guardias y sus protocolos, aunque sus funciones hayan sido reducidas a la jefatura del Estado, sin responsabilidades de gobierno, sobre todo
porque la reproducción de esas funciones todavía se hace por la vía de la sucesión hereditaria, como si vivieran en la edad media, algo insólito en el tiempo en que vivimos.
Decía que no lo podemos entender, pero creo que tiene una explicación, la extraordinaria inteligencia adaptativa de las familias que todavía reinan en Europa, su talento al ceder en unos privilegios para conservar otros, que es un ejemplo de sabia adaptación al medio, como pocas especies humanas o animales han demostrado, digamos, en los últimos tres o cuatro mil años.
Los franceses demostraron que un país puede vivir y desarrollarse perfectamente sin la presencia de la monarquís en sus instituciones, pero también presumen de tener los mejores quesos del mundo, lo que no es cierto, lo supe después de probar el queso lituano, por lo que no es el
ejemplo francés el que me motiva para rechazar las monarquías.
Son las propias monarquías, con sus protocolos exagerados, dirigidos a su propia reproducción, con sus discursos estúpidos, en particular los de la monarquía de aquí, los que me producen un rechazo natural, por su anacronismo en relación con las sociedades actuales.
Esa, y no otra, es la razón por la que hemos colgado ese cartel en la puerta que dice.. 'Reyes, abstenerse..', sin ánimo de excluir a ningún niño de la felicidad festiva que merecen estos días, tampoco a nuestros nietos claro, aunque ellos son más de Papá Noel, esa costumbre extranjera que tiene la ventaja, no pequeña, de que los niños disfrutan de los regalos desde el 24 de diciembre, en lugar de solo un día
antes de volver al colegio, una razón más para preferir la república a la monarquía, no?.
En fin. Los Reyes Magos.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 6 01 16.
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