jueves, 14 de enero de 2016

LA FOTO

Esta mañana me he levantado un poco espitoso, será porque mo he dormido toda la noche de un tirón, como acostumbro. A las tres de la madrugada me he despertado, desvelado, me he dirigido al sillón del salón y me he fumado las colillas que me sobraron anoche, solo después de esa maniobra de distracción he recuperado el sueño, luego, como ya he dicho, me he levantado algo espitoso.

Lo he notado porque he ido con mi mujer a ver al médico de familia, por lo de mi glándula salivar, o salival, para conocer los resultados de un hemograma, que ha salido bien, y el doctor nos ha remitido a otra doctora, porque ahora se reparten la faena.

Al preguntarme la doctora por el motivo de mi visita, mi mujer ha comenzado a largar y yo, tal vez porque estaba espitoso, le he dicho, en tono cortante, ¿quieres callarte?, porque no me ha parecido oportunno que ella le contara mis síntomas, estando yo allí presente, el mas indicado para hacerlo.

Sospecho que es su viejo instinto maternal, que aún está vivo, lo que le hace tratarnos algunas veces a los demás como infantes irresponsables, precisamente por ser algo instintivo, no puede evitarlo. Yo estoy acostumbrado pero, hoy, como estaba espitoso, le he dado un corte.

La sesión ha concluído con un papel que deriva la próxima visita al especialista otorrinolaringólo, pues si bien la inflamación, o adenopatía como dice el papel, de la dichosa glándula no causa ningún dolor, ni alteración alguna en las funciones normales, todos queremos saber, los médicos y yo, a que se debe semejante signo de protesta biológica de esa mínima parte de mi anatomía.

Terminada la visita, mi mujer, algo seria por el corte que le he dado, se ha dirigido a la parada del bus porque hoy tenía planeado pasar la mañana en casa de nuestra hija, en la Pedanía de El Saler, para echar unas horas de plancha, y a mi me ha encargado que vaya a devolver un libro a la biblioteca de Al Russafí.

Un libro de lo más singular, de Vargas Llosa, 'El héroe discreto' bastante desconocido para los lectores de Vargas, que contiene unas cuantas páginas absoltuamente inusuales en su literatura mas conocida, una escena de cama, con elementos pornográficos que rozan la perversión, algo que me dejó estupefacto cuando lo leí, preguntándome si esa pulsión es la misma que ha llevado a Vargas a su relación tardía con Isabel Preysler.

He devuelto el libro, pero no he podido tomar otro en préstamo, porque mi tarjeta de lector desapareció cuando me robaron la cartera en Atocha. Que profesionales son los carteristas de Atocha, no?. No me di cuenta de nada.

 --Traiga usted una foto de carnet y tramitaremos un duplicado, si la trae hoy, dentro de una semana podrá recoger, aquí mismo, el duplicado.

Total que he salido de la biblioteca, que está cerca del Mercado de Russafa y me he puesto a buscar un estudio fotográfico para hacerme la foto. He dado un par de vueltas por los alrededores, y nada, he preguntado en Cafés Valiente, a la simpática camarera que nos atiende otras veces --Es allí, en aquella esquina...nada, hasta que una agente de las que se ocupan de los parkings me ha hecho ver que el fotógrafo está instalado en un puesto del propio mercado.

El fotógrafo ha resultado ser un profesional que usa métodos digitales, que te hace diversas fotos, con distintas actitudes, que, antes de imprimirlas proyecta las fotos en una pantalla e, incluso, usa el Photoshop, para corregir, según él, la dureza de la expresión que se deriva de la imágen digital.

Nos hemos partido de la risa, el fotógrafo y yo, el, --sonría, yo, con una mueca que al proyectarla aconseja elegir la foto sin sonreir, --le digo, que yo no sé sonreir, no ve la mueca que ha salido. Eso no significa que carezca de sentido del humor, solo que no sonrío. --Pues es verdad, está mas natural en la que no sonríe, y tiene bastante pelo.

Lo del pelo es una tontería, no ve a Puig, el President, está calvo y va por la vida y la política, con peluquín, y qué me dice del nuevo President de Catalunya, parece un Beatle, estos van de comediantes, no se como hay gente que se los toma en serio.

Oiga, la foto ha salido de puta madre. Es usted un genio, la voy a mandar a la tele, a un casting para ver si participo en una serie de esas, Velvet, o mejor en una de policías, he saliudo con pinta de comisario, con esa mirada penetrante, algo oblícua, en fin, dígame cuanto es. --Son cuatro Euros. --Aquí tiene, cinco euros. --No tengo cambio. --Quédese con las vueltas, cuando mande esta foto a la tele, me voy a forrar.

 --Las fotos sobrantes le sirven para el DNI.

 --El DNI, ahora, a los viejos como yo, nos lo dan para setecientos años.

-- Pues nada, que siga usted tan de broma como ahora.

Después fui a la biblioteca, entregué la foto, y estoy impaciente porque pasen siete días, para tomar en préstamo otro título desconocido de Vargas Llosa.

En fin. La Foto.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14 01 16.

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