Hace apenas dos años era fácil encontrar en la columna del Meteo de Levante, que estoy ojeando ahora en el Maravillas, diatribas
expresadas de un modo muy enérgico contra el reconocimiento de la existencia del fenómeno conocido como 'cambio climático', casi siempre firmadas por el colaborador habitual de esa columna, Montón.
Esas diatribas coincidian, a veces, con las declaraciones en el medio radiofónico de Manuel Toharia, antiguo meteorólogo televisivo, luego enchufado como director en el Museo de la Ciencia de CACSA, un lugar, donde que yo sepa, no se practica la ciencia, este sujeto, si hemos de creer al activista ecologista que me lo dijo, yo si lo creo, durante años estuvo cobrando de un grupo energético por sus servicios prestados a la causa negacionista.
Parece que hace mas tiempo, pero solo hace cuatro días que el propio Rajoy se apuntaba a la causa negacionista, citando a su primo como referente científico, ahora, desde que las autoridades políticas parece que se toman el asunto mas en serio, el propio Rajoy habla con mas respeto de este problema medioambiental, y Montón, hace tiempo que dejó de hacer referencias explícitas en la columna que comparte con sus comapañeros, al negacionismo.
Ahora se limita a exponer datos técnicos, sin comentar nada, aunque hoy termina su columna con la expresión, 'no todo es calor'.
Claro que no todo es calor, porque la orografía y las demás condiciones del área cantábrica, son distintas de la mediterránea, lo que no es óbice para que aquí en el mediterráneo se hayan registrado temperaturas otoñales medias, y se estén registrando temperaturas invernales medias,
que hace un siglo, o el tiempo desde que existen registros, no se conocían.
Mi mujer acaba de volver de la calle, estamos hoy a once de enero, y ha entrado toda sofocada, diciendo, --que calor. No es muy normal, no?, sobre todo porque hace décadas que pasó por la menopausia, como yo por la andropausia.
Desde luego que 'no todo es calor', porque otro efecto del cambio climático es el aumento de la dimensión y la frecuencia de los episodios extremos, inundaciones, tornados, y otros, en distintos lugares del planeta.
La primera vez que supe algo solvente sobre la amenaza, que para
algunos puede ser una oportunidad, por cierto, del cambio climático, fué en Teruel, hace ya años. Estábamos allí, no recuerdo para qué, en una mañana lluviosa, nos refugiamos en una biblioteca, cayó en mis manos una revista científica y allí se explicaba, muy clarito, la relación entre
la llamada Corriente del Golfo y el clima en una parte de Europa, y cómo los oceanógrafos estaban verificando que el mayor deshielo, debido
al calentamiento del planeta, estaba afectando el recorrido de la corriente y de rebote el clima.
Luego vino el documental de Al Gore, que desató una guerra soterrada entre los partidarios del inmovilismo energético, grupos de las eléctricas, las nucleares, petroleros, carboníferos y grupos partidarios de las nuevas energías, eólicas, solares, biocombustibles y demás.
Es evidente que, tanto Toharia, como Montón, se apuntaron a la infantería negacionista del cambio climático, ellos sabrán porqué y para qué.
Lo cierto es que he mirado en Aemet, la asociación que integra, ahora, a los profesionales de la metereología, y ninguno de los dos está incluido en sus listas.
Claro, sucede que el negacionismo ya no está de moda, es imposible escuchar ahora a alguien seguir con ese discurso. Cómo van a hacerlo, si cada día se nos ofrecen las imágenes de los cada vez mas frecuentes y con mayores dimensiones episodios extremos que, ahora sí, hay consenso científico de que tienen su oigen en cambios en el clima, confirmados por la pérdida de la relativa regularidad climática que acompañaba los periodos estacionales.
Los negacionistas, como Montón, ahora solo se atreven a decir, 'No todo es calor'.
En fin. No todo es calor.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 11 01 16.
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