TANGO

"Flaca, fané, descangallada..la ví esta madrugada, salir del cabaré..parecía un gallo desplumao, luciendo al compadreao, su cuero picoteao ....esta noche me emborracho bien, me mamo bien mamao..pa' no pensar.."

Esta letra tanguera me la ha sugerido la presencia de la viuda del argentino en un bar que nunca frecuento, al que hoy he ido porque todos los demás del barrio están cerrados. Total, que he bajado al Maravillas y estaba cerrado, me he acercado a La Fuente, también cerrado, iba yo con mi síndrome de abstinencia desatado por carecer de un cigarrillo que echarme a la boca cuando he visto a la china montando la terraza de la Bodegueta.

Mi ansiedad ha cesado enseguida aunque al entrar y no ver la máquina de tabaco en el local se ha reproducido el síndrome.

He preguntado a la china ¿No tenéis máquina de tabaco? ¿Que tabaco quiere? Yo, --West. Ha echado mano a un cajón y ha sacado el paquete de West. He pensado, debe ser de contrabando, ¿porqué sinó lo tiene escondido? pero, cuando al salir del local he dado la primera chupada al cigarrillo no he notado nada raro, si había pagado, o no, impuestos.

Debo confesar que algo parecido al síndrome de abstinencia del tabaco siento que me sucede después de haber estado diez días sin escribir mas que  una página en el blog, ¿será que soy grafómano?, no sé.

Lo cierto es que la viuda del argentino estaba hablando sola, aunque ella insiste en que no habla sola, pero nadie contesta a sus parlamentos. Cuando enviudó, adquirió esa costumbre de la conversación con ella misma, digo yo que para paliar su soledad, porque el argentino murió aún jóven y parece que ella no se ha recuperado de esa pérdida.

Fumadora impenitente, como yo, decía en voz alta, tengo una memoria de elefante y recuerdo que usted me dió un cigarro una vez, voy a corresponderle con uno de los míos, pero no lo ha hecho, no me dado ningún cigarrillo, sospecho que porque el mundo en el que vive la viuda del argentino no tiene nada que ver con el de la gente común.

En eso han entrado tres hermanos a los que veo en el Maravillas, que siempre van juntos. ¿Cómo se llaman esos seres que nacen unidos por alguna parte del cuerpo y, si no los separan, permanecen unidos físicamente de por vida?. Bueno, pues así van esos hermanitos, aunque no hay nada visible que los junte fisicamente, los tres me han dado la mano y me han felicitado el año nuevo.

Año nuevo?, por favor, seamos serios, el tiempo es un contínuo, si ya la noción de año es absurda, la de nuevo ni te cuento. De toda esta experiencia del día uno de enero, tan rica y variada, la viuda del argentino, la china del bar, que por cierto se quedaba con diez euros de mis vueltas, menos mal que he insistido y los he recuperado, los hermanos del Maravillas y la continuidad del tiempo, lo que mas me ha impresionado es el asunto tanguero.

Voy a insistir antes de despedirme, porque, vamos a ver, como es posible que el tango naciera solo en Argentina, y supongo que en un momento determinado de su devenir histórico folklórico. El tango, esa versión tan trágica, aunque milonguera, tan pesimista, casi nihilista, de la vida, tuvo que ser una respuesta a una época de crisis que se dilató en el tiempo lo suficiente para que los músicos, los compositores, trasladaran al pentagrama un sentimiento que debió ser de todo el pueblo argentino.

Dramas personales derivados de la emigración...."el viajero que huye..." "yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos iluminan mi ciudad..", rupturas de parejas debido a la precariedad del empleo, y algo tan dramático como aquello de 'La maté porque era mía', ahora todavía vigente, en fin, un mundo tan rico, musical y literario, como para interesar a Borges, aunque creo recordar que el se interesó mas por la Milonga.

Me extendería más sobre esto del tango, pero estoy escuchando los primeros acordes del concierto de Viena y no me lo quiero perder, todos los años lo escucho junto a mi mujer, con la que comparto la continuidad del tiempo desde hace mas de medio siglo.

Soy así de afortunado. Me felicito por ello, y a ustedes también, por el año nuevo, aunque no sea año, ni nuevo.

En fin. Tango.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1 01 16.