miércoles, 24 de marzo de 2010

NO SABEMOS ESCUCHAR

En este país que ya le dolía a los intelectuales antiguos –me duele España-- no sabemos escuchar. En cualquier reunión de amigos, cuando alguien intenta contar a su interlocutor los avatares de un viaje recién realizado, en lugar de escucharle, los contertulios le cuentan el suyo, el que realizaron hace cinco años a la Toscana, aunque no venga a cuento. Si se trata de política, antes de que puedas desarrollar un argumento coherente, siempre hay alguien que te interrumpe en mitad de la frase con un exabrupto que evoca la típica reacción infantil, --Y tu mas.

Ahora mismo, para una vez que alguien escucha con toda la atención puesta en lo que dice el contrario, --me refiero a las escuchas telefónicas del Caso Gürtel-- los jueces dicen que no vale, porque esas escuchas no se ajustan a derecho. No tenemos remedio. No sabemos escuchar.

El Partido Popular es un charco de mierda desde su fundación, desde que acogió en sus filas a Alianza Popular, resabio del franquismo con Fraga a la cabeza, quien debería haber sido procesado por delitos de sangre cuando ejerció como ministro del interior, y aún por lo que hizo mucho antes, cuando fue cómplice de las sentencias de muerte que firmaba el dictador.

Puedes mirar a cualquier parte de la geografía española, a Madrid, a Mallorca, a Heliópolis y en todos esos lugares aparece la huella de la corrupción y de la trampa. En Mallorca con el asunto del impresentable Matas, en Madrid con la repugnante trampa que hizo Aguirre para trincar la presidencia madrileña en unas elecciones que no ganó, y con Bárcenas implicado en un asunto de presunta financiación ilegal, en Heliópolis con la plana mayor del Consell hasta el cuello de mierda, pero ahora llegan los jueces y confirman que no sabemos escuchar.

Como en el caso Naseiro, cuando toda la mierda del Partido Popular de entonces fue filtrada, lavada y disimulada por la vía judicial, ahora parece que se pretende enterrar todo el procedimiento investigador de la corrupción rampante de la derecha, porque no sabemos escuchar.

En este país tan doloroso, la izquierda, cuando gobierna, tiene que hacerlo pidiendo perdón por semejante osadía, porque el poder pertenece por herencia a la derecha de siempre, a ese conglomerado de reaccionarios y marqueses que consideran que el país es patrimonio suyo, y se acompañan de unos cuantos políticos profesionales para darle un toque populista a la caverna de siempre.

Algunos ciudadanos de a pie estamos hasta el culo de esa derecha de mierda, nos repugna su cinismo, su autoritarismo , su estilo melifluo de meapilas, las chorradas de Montoro, su supuesto experto en Economía, las tonterías de la Cospedal, el modo de estar de Rajoy, que nunca sabes si suba o baja, el ejército de sinvergüenzas que tienen repartido por las autonomías y, a pesar de lo que digan los jueces sobre las escuchas, pueden estar seguros los Populares que no se van a salir de rositas de esta, porque los jueces podrán tapar sus miserias, pero una parte creciente de los electores les van a dar con el voto en las narices y, con crisis o sin ella, se van a quedar fuera del poder político por una buena temporada.

No hay que dejar de mirar la corrupción del otro lado, alcaldes y otros políticos socialistas han sido pillados con la mano en el cazo, pero cuando hace unos años el gobierno socialista se vio implicado en graves asuntos de corrupción –Roldán, etc-- el precio político que se pagó fue proporcional a la gravedad de los hechos. No veo porqué, ahora, los Populares han de ser medidos con otra vara.

Cualquier partido político medianamente sano, ante el deterioro que la crisis económica ha causado en el partido del gobierno, debería ir treinta puntos por delante en la intención de voto y tener las próximas elecciones aseguradas.

Si no es así, es porque la derecha española no es un partido sano. El Partido Popular es una organización enferma, penetrada por una corrupción rampante, refugio de ultraderechistas que lo usan como nicho a falta de representación parlamentaria propia, que reúne a lo mas rancio de las fuerzas reaccionarias y cavernícolas del país, y lamentablemente para ellos, a muchos partidarios de una derecha liberal civilizada que, hasta que no se decidan a fundar su propio partido, están obligados a convivir con lo peor de nuestra historia representado en unas siglas que son un batiburrillo impropio de una sociedad moderna, abierta y civilizada.

No sabemos escuchar. Pero aunque ese defecto nacional se extiende, al parecer, a los investigadores de los casos de corrupción, existen otras pruebas materiales, y no sería creíble para los ciudadanos que Matas, Camps, Bárcenas y los demás, salieran indemnes de unas conductas corruptas que son un insulto a la ciudadanía.

Si así fuera, dejaríamos de confiar en la justicia.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 24-03-10.

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