domingo, 28 de marzo de 2010

TÓPICOS

Frecuento los artículos de Moisés Naím en las páginas de Internacional de 'El País', y a través de su lectura percibo un extenso conocimiento de Naím sobre la situación internacional y los conflictos y países que ocupan su atención, pero el artículo de hoy, 'Crisis española: un guión', me ha parecido una acumulación de tópicos, y sin ignorar la sentencia de Benedicto XVI, 'quién esté libre de tópicos que haga la primera crítica', trataré de explicar porqué.

En primer lugar, la historia no se repite, aunque su evolución cíclica evoque la forma de una espiral.Ignorando esa realidad, algunos historiadores fijan su atención, exclusivamente, en las semejanzas entre distintas realidades históricas, ignorando las diferencias, y con esa actitud suelen construir falsedades apuntaladas en los tópicos que otros después se encargan de desmontar.

La tensión entre semejanzas y diferencias es la urdimbre sobre la que se teje el análisis de realidades distintas o distantes, y el énfasis en solo un lado de esas realidades conduce, inexorablemente, a un análisis erróneo.

Del mismo modo, meter en el mismo saco la Argentina de 1.990, el México de Salinas de Gortari, la Rusia de Yeltsin, o los casos de Indonesia y de Malasia, como antecedentes de lo que está sucediendo en la España de hoy es básicamente erróneo.

Para empezar, España está integrada en un espacio de moneda única, el Euro, lo que invalida cualquier semejanza con otros países que funcionaban con su propia moneda. La brutal crisis del corralito en Argentina, como saben bien los argentinos, apenas tuvo semejanzas con el modo en el que se vive la crisis económica en España, que está al margen de tormentas monetarias y de sus salvajes consecuencias. Aunque el desempleo galopante de un tinte dramático a la situación, afecta a un veinticinco por ciento de la población activa, mientras que en el caso argentino, la población afectada por el fiasco monetario fue el ciento por ciento de la población total.

El caso de la Rusia de Yeltsin, reflejaba en realidad un fondo de inestabilidad política, mientras que aquí no parece que las dificultades económicas afecten a unas instituciones democráticas muy consolidadas, capaces de digerir sus propios conflictos de corrupción del sistema sin ayuda de salvadores como Putin, quien, por cierto, todos sabemos de donde viene, de la KGB.

México es un mundo aparte, muy dependiente de su poderoso vecino, cuyo principal problema es la penetración en sus instituciones del narcotráfico, unida a una cultura muy arraigada de la mordida, que no entiende de colores políticos.

Sin embargo, todos estos países, junto con Malasia e Indonesia tienen algo en común con España, todos tienen una clase política, y es en ese sentido, el de poner el foco en las semejanzas, desconociendo las diferencias, en el que afirmo el carácter de tópico del artículo de Naím.

La clase política, casi universalmente, lleva camino de convertirse en un grupo de corredores sin cohesión alguna, que corre una carrera de obstáculos, los cien metros valla, sin una meta definida, solo mirando de reojo, hacia atrás, para percatarse de la distancia de sus contrarios, a las gradas, para tratar de calibrar las opiniones del público, pero sin ninguna conciencia de hacia donde se dirige, de cual es la meta que desea alcanzar.

Esto puede que también sea un tópico, pero lo podemos verificar cada día en las actitudes y las declaraciones de los políticos que, como dice Naím, 'siguen la misma y humillante ruta retórica'.

Pero el hecho de que las clases políticas de la mayoría de los países en dificultades tengan una actitud pública semejante, no excluye la necesidad de reconocer la singularidad de los problemas reales que afligen a cada país, que son distintos, como lo son sus causas y las posibles recetas para paliarlos.

Ninguna experiencia ajena ayuda demasiado a resolver los problemas propios. Sí lo hace el análisis pormenorizado de las debilidades propias y la voluntad política para afrontar con energía su erradicación. Ese análisis es el que se echa en falta en al artículo de Naím.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 28-03-10.

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