Exponerse al ojo de la televisión en una entrevista pública tiene algo de arriesgado,a menos que seas actor o político, profesionales acostumbrados al fingimiento y la cautela para proteger la personal intimidad del entrevistado, por medio de la ironía y el desenfado, mostrando solo al público el lado del personaje que conviene a sus intereses y a su imagen pública. En otro caso puedes dejar expuesta a cualquiera tu personalidad mas auténtica y descarnada.
Eso es lo que pudimos ver en la entrevista de Jordi Ébole a Cayetano Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart que dio anoche la Sexta. La entrevista fue bastante bien, hasta que Ébole le sugirió al conde de Salvatierra si la Casa de Alba, la aristocracia militante, digamos, no era algo anacrónico en el siglo XXI. A partir de ahí, Cayetano se descompuso un tanto dando por terminada enseguida la entrevista de un modo algo abrupto.
A pesar de ese final precipitado, las cifras que dio Cayetano sobre el patrimonio agrícola familiar y las subvenciones que reciben de la Unión Europea por sus explotaciones agrarias son interesantes, pues ayudan a despejar algunos tópicos.
(...)
Uno pensaba que los Grandes de España son llamados así porque conservan la propiedad de una parte considerable del territorio, pero las 26.000 hectáreas
que reconoció Cayetano que son propiedad de los Alba, comparadas con la superficie cultivada en todo el país evocan mas bien un patio de colegio. En cuanto a las subvenciones que declaran recibir por su actividad agraria, 3 millones de Euros, parecen muy inferiores a las que recibe la Reina de Inglaterra, quien por cierto tendrá que darle un toque a Cameron, pues aislarse de la Unión Europea no parece compatible con que la monarquía inglesa las siga recibiendo.
Por buscar otras fuentes de comparación, la deuda asumida por la Generalitat Valenciana al comprar por 1 Euro la empresa quebrada que ha gestionado la Fórmula 1, es diez veces mayor
que las subvenciones recibidas por los Alba de la Unión Europea.
Nada se habló en la entrevista de las otras subvenciones, en este caso del Gobierno de España, destinadas a la conservación de su patrimonio histórico y artístico que, como la Iglesia, supongo que recibirá la Casa de Alba, ya nos enteraremos en otra entrevista.
De Urdangarin, mejor no hablar, ahora que ha declarado esa cosa imposible, que sus negocios privados deben desvincularse de la Casa Real. Es imposible, porque sin ese vínculo no habría podido hacer negocio alguno. Al margen de la licitud, o ilicitud, de los que ha hecho, parece que sus trapicheos, cuando acaben de cuantificarse, superaran los honrados ingresos que los de Alba reciben por sus propiedades agrarias.
No se si queda claro que la importancia relativa, tanto de las propiedades, como de las subvenciones recibidas por la Casa de Alba, es muy inferior a la atención que les prestan los medios, las revistas de la realeza, las televisiones, y el mundo del glamour en general, y que cualquier empresario espabilado, Amancio Ortega, pongamos por caso, tiene un peso y una influencia en la vida social y política del país, infinitamente mayor que esta familia venida a menos que todavía vive, mentalmente, en el siglo XV.
El mismo Cayetano afirmó en la entrevista, y creo que lo dijo sin ironía, que echaba de menos aquellos tiempos en que las ofensas o la adquisición de propiedades se dirimían con la espada, en lugar de con los prosaicos procedimientos, tan plebeyos, que ahora se resuelven mediante demandas en los juzgados.
Esto, querido Cayetano, es una pura declaración reaccionaria, de la mente reaccionaria, de alguien reaccionario, incapaz de apreciar la evolución social, con todas sus molestias para la vieja aristocracia, que se produjo a partir de la Revolución Francesa y el ascenso de las clases burguesas.
Una subvención a la actividad agrícola, común a muchos agricultores del sector, nunca se debe justificar diciendo que tienes doscientas cincuenta familias a tu cargo en esas explotaciones, porque esa idea tiene el tufo paternalista que los señores aplicaban a los siervos en épocas pasadas.
En un momento de la entrevista, el conde dijo haber leído a Marx, y haber asistido a una conferencia de Cayo Lara. Que moderno, no?. Hay que ver la cantidad de gente que dice haber leído a Marx, lo que sorprende es que algunos lo hayan leído tan mal. Preguntado por la expresión 'la tierra para el que la trabaja', Cayetano afirmó que era una cosa anticuada. Se notó que no era consciente de que, habiendo definido Marx el trabajo como un factor de producción, resulta mucho mas moderno que alguien que todavía entiende las relaciones de producción como un vínculo entre el amo y el siervo.
En general, la actitud del conde, que iba de sobrado, como se puso claramente de manifiesto al final de la entrevista, cuando sintió que se ponía en cuestión la vigencia de los valores aristocráticos que el aún cree representar, fue congruente con la actitud de la Duquesa, de quien se cuenta que cuando iban los periodistas a entrevistarla a su casa, les decía a sus criados, 'que pasen a la cocina y que les echen de comer'.
Un mérito tiene Cayetano, y se lamenta de que este ingrato país haya tardado en reconocerlo. Monta bien a caballo. Tengo un amigo que considera que conducir un coche de Fórmula 1, no es un deporte. Es un deporte correr una maratón sin mas ayuda que las propias piernas. Con ese criterio, montar a caballo, tampoco es un deporte. Asumamos que es un deporte. Cayetano es un deportista muy premiado, y así ha de reconocerse.
En lo demás, no parece un hombre de su tiempo, mas parece un marciano con una mentalidad retrógrada y no ponerlo de manifiesto, era fácil, bastaba con no hacer esa entrevista. Ahora, ya no tiene remedio.
En fin. Aristócratas.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)12-12-11.
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