martes, 13 de diciembre de 2011

JURADOS

El cine americano convirtió las películas 'de juicios' en un género cinematográfico de éxito, algunas de cuyas piezas mas memorables se exhibieron en blanco y negro, como 'El Proceso de Nuremberg', que incide en la dificultad del juzgador para encontrar una vía ecuánime cuando la política está presente en el contexto de lo juzgado, 'Testigo de Cargo', con una magistral interpretación de Charles Laughton 'Doce hombres sin piedad', un duelo interpretativo teatral de los mejores actores del momento, donde se escenificaba el dilema ético de un grupo de jurados, designados entre ciudadanos de a pie, obligados a considerar el menor de dos males, la condena de un inocente, una aberración individual, o la liberación de un culpable ante la insuficiente consistencia de las pruebas
que lo señalan como tal, un fraude a la sociedad que se vería burlada por la impunidad de un acto contrario al interés ciudadano.

Esta tendencia del cine a explotar el universo jurídico como espectáculo no ha cesado desde entonces y una de las mas interesantes películas de las últimas décadas fue 'La Hoguera de las Vanidades', sobre el libro de Wolf, que incluye un memorable discurso del juez, dirigido al predicador aprovechado que quiere sacar tajada del asunto, con una absoluta falta de ética que el magistrado le recrimina en su intervención final, antes de absolver al acusado, que, dicho sea de paso, es un desenlace distinto al del libro, donde el acusado es condenado, lo que supone el final de su carrera de broker de éxito.

En toda la extensa filmografía de ese género consolidado, en ninguna serie de las que han extendido a la televisión esos argumentos de éxito, he visto nunca lo que, al parecer, está sucediendo en los preliminares del juicio a Camps, un muerto político ya, ex presidente de nuestra comunidad, imputado por un cargo que los juristas llaman cohecho pasivo impropio, y que la mayoría de los ciudadanos conocemos como 'yo me pago mis trajes' una declaración que el tal Camps hizo en sede parlamentaria, y cuya veracidad se dilucida ahora.
(...)
A diferencia de lo que hemos visto siempre en las pelis de juicios, interrogatorios exhaustivos a los imputados y a los testigos, hechos en las salas de juicio, por los letrados de la acusación y la defensa, aquí llevan veinticuatro horas interrogando en secreto ¡a los jurados!. En algún sitio he leído que aplicándoles el tercer grado, y poniendo especial énfasis en descubrir sus opiniones sobre el aborto o el matrimonio homosexual. Surrealista, no?.

No hay nadie, creo yo, que, de modo consciente o inconsciente, no esté 'contaminado' de algún modo por los relatos que la prensa lleva contando de este asunto desde hace años, como no creo que existan ciudadanos que no tengan preferencias políticas, las expresen o no. La prolongación de estos interrogatorios parece indicar que los interrogadores están buscando un mirlo blanco, algo tan aséptico que no creo que exista en la realidad.

En realidad, de lo que se trata es de encontrar unos jurados que, con independencia de su pensamiento, tengan la capacidad de expresar una opinión ética y justa, basada en los hechos que se les presenten, al margen de sus opiniones sobre el aborto, y chorradas parecidas.

La institución del jurado popular tiene poca tradición en este país, y me pregunto que razones técnico jurídicas han llevado este caso, tan especial, con tanta dificultad técnica, a manos de un jurado no profesional.

Pretender que unas personas que viven en un entorno político juzguen de un modo objetivo a un político que los ha gobernado, por una conducta supuestamente ilícita, que va mas allá de unos cuantos trajes, no se olvide que los de las dádivas sin importancia se llevaron unos 8 millones de euros de los caudales públicos, me parece a mi que es poco afortunado, y que un tribunal profesional tal vez lo haría mejor, o no.

Cuando el Sr. Camps dimitió, solo le dediqué dos palabras en el Blog. Adios, Camps. A mi, Camps, siempre me ha parecido un inocente, lo que se suele llamar un tonto útil. Tengo la sensación de que mucha gente ha medrado a su alrededor, desde sus propios compañeros de partido, hasta los que vinieron de fuera para sacar algo.

Observo que este asunto judicial que acapara las páginas de los periódicos esta tapando otro que a mi me parece mas dramático. El hacha comienza a segar empleos en RTVV, ante el silencio de los partidos de izquierda, mas interesados en algún sillón de la futura TV autonómica que en el destino de sus trabajadores actuales. A los sindicatos no los oigo, y la prensa no se hace eco de que en alguna sección se vaya a reducir la plantilla a la mitad, y a los que queden se les aplique una reestructuración salvaje que afecta a sus derechos laborales.

Esta orientación de la atención pública hacia la persona de Camps, en detrimento de lo que está pasando en RTVV, indica que en una sociedad piramidal y jerárquica es mas noticia quien estuvo en la cúspide, aunque ya la haya abandonado, que quienes tratan de sobrevivir
en la base y son objeto de un ataque frontal a sus derechos, que al parecer a nadie importan.

Mientras, la sonrisa estúpida que lucía Camps ayer al entrar en el juzgado confirma su 'inocencia'. Ignoro cual será la decisión del jurado popular, una vez se forme después de los interrogatorios inacabables a que está sometido, ni cual será el desenlace de los recursos que, eventualmente, se presenten, pero parece claro que Camps es ya un muerto político irreversible, eso al menos es lo que percibo en los semblantes de sus propios compañeros.

Descanse en paz.

En fin. Jurados.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 13-12-11.

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