En las vísperas navideñas, todas las plumas brillantes, y las menos brillantes, del periodismo impreso, se han ocupado de la repercusión en la familia real de las actitudes y conductas de un yerno díscolo, ahora puestas en cuestión, al menos para investigarlas, por los fiscales y otros servidores de la justicia.
Esa atención unívoca tal vez ha descuidado otro vínculo familiar que no merece menos atención, el de los nietos, y no me refiero a los de la familia real, sino en general a los mas mayores, nobles o plebeyos, con capacidad de obrar.
(...)
El yerno de los reyes, tiene que ser, por fuerza, nieto de alguien, pero no he leído que nadie haya investigado su árbol genealógico para determinar si su modo de entender los negocios y la vida, siendo su apellido originario de un lugar donde las sagas familiares están vinculadas al primer capitalismo industrial y financiero de este país, puede ser explicado como una tendencia a la decadencia de la tercera generación familiar, o al contrario, como la que ha alcanzado, al menos, mas notoriedad.
Es sabido que las empresas familiares alcanzan su punto mas crítico en la tercera generación, porque la tecnoestructura burocrática que crece a su alrededor en los años de éxito, junto a la frecuente vocación de vividores de sus herederos, las suele poner en una situación delicada, entre la continuidad, la venta o la disolución. Por eso la condición de nieto es tan importante para la continuidad o la desaparición de las sagas, pues lo que está en juego es la consolidación de los éxitos anteriores, o convertirse en argumento para un guión de televisión de serie B.
La prensa de hoy se refiere, por lo menos, a dos nietos mas, que se encuentran ahora en el centro de la actualidad.
Los fiscales y otros funcionarios del Estado, en el tiempo libre que les deja examinar las medidas que ha tomado la Generalitat para depurar menos las aguas, vertiéndolas con mayor proporción de nitritos y nitratos, se están ocupando de otro nieto celebre, Cuatrocasas, rostro visible del mayor bufete de abogados de este país, que fundó su abuelo, --lo imagino un prócer del derecho como los de antes, con barba y pajarita en algún retrato familiar con marco oval-- lo que puede poner en duda la estética, ética y jurídica, de este nieto de abogado, especialista en fiscalidad, rama paraísos fiscales, aunque es muy pronto para aventurar una opinión.
En la lejana Asia, tenemos otro caso de nietísimo, Kim Jong Un, un general de veintinueve años, educado en Suíza, sucede a su padre, y a su abuelo, en el cargo de dudoso mérito de dictador de Corea del Norte, aunque cualquiera que siga de cerca la actualidad internacional lo verá mas como rehén del poderoso ejército norcoreano, aunque con la llave de la docena de ingenios nucleares que apuntan fuera de su territorio. No me parece el típico caso de ejecutivo de la tercera generación de empresa familiar, por la potencia de fuego de su ejército, del que, no se olvide, es general.
Digo esto porque, aunque los nietos pueden tener algo en común, todos tuvieron un abuelo, la situación en la que aparecen como continuadores de una saga, es bien distinta. Yo mismo tuve un abuelo Anarquista de verdad, con mayúsculas. Se llamaba Vicente Catalá, fue compañero del Noi del Sucre y pasó su vida, que fue corta, viajando, de incógnito, en trenes de mercancías, luchando por un mundo mas libre, y su nieto, ya ven, ahora reducido a simple bloguero, parece una evidencia de que la condición de nieto tiene, en ocasiones, un perfume decadentista.
Al igual que las sagas familiares suelen manifestar su decadencia, su crisis de liderazgo, en la tercera generación, las comunidades ciudadanas, en particular en España,
parecen alcanzar esa situación en la décima legislatura. Jubilados o desparecidos los políticos que impulsaron nuestro flamante Estado Autonómico, comienzan a aparecer los primeros signos de descomposición de aquellas estructuras territoriales que tanto progreso
material y ciudadano han proporcionado a sus habitantes.
Nadie puede dudar de los beneficios que se han alcanzado con la descentralización administrativa durante las cuatro últimas décadas en los distintos territorios autonómicos del Estado. La descentralización, sobre todo del gasto, otra cosa es la de los ingresos (impuestos), la cercanía entre la Administración que decide el gasto y el usuario
a quien va destinado permite, en teoría, un mejor uso de los recursos. Otra cosa, es el abuso que se pueda hacer de esos recursos en épocas de abundancia.
Cuando hay dinero abundante, el conflicto para el reparto de los recursos entre el Estado central y las autonomías, se reduce a la cantidad a repartir. Cuando no hay dinero, como es el caso actual, la lucha ya no es por obtener recursos, sino por repartirse el déficit, y esa lucha puede resultar mas salvaje, por la presión que suponen las situaciones de quiebra en algunas autonomías.
En este paisaje, llama la atención la negativa reiterada de los responsables de la Comunidad Valenciana a elevar los impuestos. Cuando el gobierno central era de otro signo, la contumacia de quienes gobernaban aquí en trasladar al gobierno central la responsabilidad del déficit autonómico podía entenderse como una actitud partidista.
Ahora que los gobiernos central y autonómico son del mismo signo, sorprende que no haya una solución rápida a la asfixia financiera, ni tampoco decisiones que permitan recaudar mas impuestos para parchear la crisis de liquidez y solvencia.
Siempre es fácil, a toro pasado, pensar lo que se podía haber hecho, pero quiero recordar que en el blog he defendido el modelo del federalismo fiscal, que consiste en descentralizar los gastos y centralizar los ingresos, los impuestos, de modo que estos son competencia exclusiva del gobierno central, que luego distribuye su parte a las autonomías, mas competentes, por su cercanía, para gastar de un modo óptimo. (En un mundo racional, no en el que hemos tenido aquí los últimos quince años).
Me parece surrealista que un Ente público quebrado, insolvente, como es en la actualidad la Generalitat Valenciana, se niegue reiteradamente a subir impuestos, que es la fuente natural de los ingresos de las Administraciones Públicas.
Me parece igual de surrealista, que los Estados que componen la Unión Europea, incluido el nuestro, se financien, en su mayor parte, con impuestos indirectos, IVA, Especiales, sobre el alcohol, el tabaco, la energía, y que los impuestos directos solo recauden de las clases medias, ya que las grandes fortunas se escaquean, gracias a Cuatrocasas y sus colegas europeos, de su contribución a la financiación del Estado.
Esta estructura de la fiscalidad en Europa tiene mucho que ver con el déficit público de las diversas administraciones, en particular, de la nuestra, porque una contracción tan brutal de la demanda como la derivada de la crisis financiera y económica, supone una disminución automática de los ingresos públicos derivados de los impuestos indirectos, que es la principal causa del déficit.
Ante esta situación, el señor Fabra bis, a quien los ciudadanos le han conferido la responsabilidad de presidir el gobierno de esta comunidad, pero da la sensación de realizar ese encargo como si solo fuera un actor, se dedica, de día, a dar bellos discursos. De noche, lo imagino sentado sobre un artefacto de porcelana, aquejado de una diarrea crónica, que le impide pensar que medidas hay que tomar para que el día siguiente suponga algún progreso, aunque sea mínimo, en la situación de quiebra de nuestro territorio autonómico.
Si el no puede, porque está incapacitado por esa dolencia crónica, que llame a algún reconocido experto. Tal vez le dirá que un presupuesto deficitario, no solo se equilibra con nueva deuda, sino con mas impuestos, cuando hace falta, siempre que queden contribuyentes que los puedan pagar.
En fin. Fiscalidad.
LOHENGRIN(CIBERLOHENGRIN.COM)26-12-11
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