jueves, 8 de diciembre de 2011

MOISÉS, LA MONARQUÍA, LA DUQUESA Y EL PINTOR.

He bajado al Maravillas y después de un café con leche y una hora de charla con los parroquianos el periódico no llegaba, así que he diseñado esta entrada que es un póquer de asuntos algo variopintos, a los que voy a intentar dar algo de coherencia.
(...)

Mientras fumaba un cigarrillo en la puerta del bar he pedido algo de información a dos clientes, relacionada con el joven desocupado que mencioné en la entrada de ayer, cuyo nombre no daré para evitar quejas de clan. Ese muchacho de talante bondadoso que me confesó ayer que no podía trabajar debido al trastorno que sufre, según me dicen sus vecinos vivió por su sola cuenta durante dos años en el barrio de La Coma, un lugar algo conflictivo, se juntó con tipos que practicaban brujería, magia negra y vudú, y se metió en su cuerpo toda clase de sustancias hasta quedar en un estado lamentable, del que lo rescató su familia, con la que ahora vive.

La familia en general se vio en los años posteriores a esa época en la que los jóvenes airados levantaban los adoquines de Montparnasse porque debajo estaba la playa, como un ente represor, castrador de libertades, un modelo de convivencia que representaba y reproducía un sistema autoritario del que se renegaba.

Esa familia ha cambiado. Sin embargo, aquella función que tuvo de clan protector, de refugio incluyente para sus miembros mas desfavorecidos, parece que vuelve a estar de moda. Al menos, esa es la impresión que tengo al escuchar como la familia del joven desocupado tendió una red protectora para recuperar a aquel muchacho dolorido y bueno, y al vislumbrar el nuevo papel de colchón social del ente familiar ante un paro juvenil que se acerca al 50%.

Con las grandes migraciones desde el mundo rural al urbano de los sesenta, los sociólogos comenzaron a hablar de familia nuclear y urbana, en contraposición a la familia extensa y rural, pues aquellas migraciones rompieron la estructura de clan de la familia tradicional.

La monarquía española, con algo de retraso, se encuentra ahora en la disyuntiva de adoptar un modelo de familia real mas nuclear, mas reducido, no se si a causa del color rojo de los pantalones que le gustaba lucir a Marichalar, o porque a Urdangarín ahora todo el mundo lo pone verde.

Las monarquías son instituciones muy arcaicas, y eso se demuestra por la lentitud con la que responden a los cambios sociales, ahora que la familia nuclear pierde puntos en la sociedad española, obligada por la necesidad de una estructura mas solidaria, la monarquía, con el paso algo cambiado, se plantea regresar a un núcleo mas duro y reducido en su estructura familiar. Sus majestades son así, siempre antiguas, siempre ajenas a los vientos de los tiempos.

No toda la aristocracia se comporta de la misma manera. La de Alba parece una mujer de nuestra época, a juzgar por las sucesivas parejas que ha tenido, que si hubieran coincidido en el tiempo, habrían formado una familia verdaderamente extensa. Imagino al duque consorte, ahora, con una actitud plebeya y algo servil, corrigiendo la posición de los cuadros en los salones del palacio de Liria y cuidando de la perfecta caída de las cortinas, como un buen mayordomo.

La otra duquesa, la que vive al lado del Maravillas, no cesa de molestar al pintor mural, el de las tierras florentinas,¿recuerdan? porque le han salido dos manchas oscuras encima de la pared pintada de color chocolate mas claro. El pintor le ha dicho, --Eso no son manchas, eso es que alguien ha pintado encima. Total, que le ha cobrado ochenta machacantes
por dejar la pared como estaba y tan contento. Es lo que tiene trabajar para la aristocracia, son unos pesados, siempre están dando ordenes, sienten que han nacido para mandar, pero, si pagan..

Hablando de pintores, ayer vi en la tele que alguien ha pagado una cantidad muy elevada por un cuadro atribuido a Velázquez. Es el retrato de un señor, que no parece familia de quien adquirió el cuadro en una subasta. A buena hora voy a pagar yo una pasta por un retrato de alguien que ni siquiera es de mi familia. Tengo en el salón un Llop, un retrato
de mi suegro, y mis amigos, siempre que vienen a casa se fijan en el para alabar el parecido entre el retrato y la persona que ellos conocieron. Es de Llop, si señor, un pintor amigo que, además, no me cobró un duro por pintarlo, ni siquiera por el marco.

Total, que ya cumplida mi tarea para hacer de la entrada de hoy un póquer de cuatro asuntos, llega el periódico, que lleva una historia que me voy a reservar para otra entrada. De Corsarios y Filibusteros irá la cosa. Ya les contaré.

En fin. Moisés, la Monarquía, la Duquesa y el Pintor.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)8-12-11.

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