domingo, 4 de diciembre de 2011

VINTAGE, RETRO, CAMP, PESTILENTE.

Ayer por la tarde estuve, acompañado de mi nieto, en la plaza del Patriarca en Heliópolis. Un grupo de niños, al que se unió mi nieto, disputaban un partido de fútbol en ese lugar peatonal, que produjo dos daños colaterales, un balonazo en la cara del actor disfrazado que guiaba a un grupo de turistas allí mismo, quien, sin ira, contestó a la agresión pidiendo a los niños que usaran solo la mitad de la plaza para el deporte, y le dejaran la otra mitad para hacer su trabajo.

El segundo balonazo pasó rozando a una mujer con aspecto de dama piadosa, que, con gesto iracundo, increpó a los niños, se apropió del balón y lo lanzó al interior de un recinto vallado, antes de entrar en misa en la iglesia del Patriarca, con lo que el partido se dio por terminado.

Ambos viandantes habían sido molestados por los niños, y estaban en su derecho de afearles su conducta, aunque los responsables éramos los adultos que estábamos allí permitiendo el juego en un espacio público que es de todos, lo interesante, me parece a mi, es observar la variedad de las respuestas ante una misma situación.

Esto, que es una pura anécdota, me lleva a una pregunta, ¿que respuestas estamos dando, cada uno de nosotros, cada grupo social, cada empresa de comunicación, a la situación de crisis financiera, económica, social e institucional, que marca cada vez mas nuestras conductas y discursos?

La pregunta es demasiado amplia para intentar contestarla ahora en su integridad, eso es cosa de sociólogos, encuestas, esas cosas, pero esta mañana he bajado al bar de los locos, he comprado 'El País', y la lectura de su primera página, y el artículo que lleva de la defensora del lector, parecen una respuesta a parte de esa pregunta.
(...)

Antes de entrar en materia, diré que me detuve con mi nieto delante de un escaparate de Ermenegildo Zegna y vi una prenda de ante que costaba mas de 3.500 pavos. ¿Como puede ser?, me dije, no es posible, hasta que caí en la cuenta de que se trataba de una prenda diseñada con criterios del pasado, pero buscando la elegancia mas clásica de ese pasado de un par de décadas, o sea, vintage. El pasado está de moda, si además es elegante y clásico, entonces es carísimo.

Al echarme a los ojos la primera de El País, un diario que se supone que se ocupa de la mas rabiosa actualidad, vi que se dedica, toda ella, a una historia de ETA ¡de 2.006!, y la defensora del lector, en la 29, pone su atención en el hecho de que cientos de miles de visitas en la Red se centran ahora en cosas escritas en El País digital en 2005. Incluso El País semanal dedica su mejor espacio a Buñuel.

Todos leyendo y escribiendo de cosas del pasado, mas o menos remoto. ¿Que pasa aquí?
¿Es una tendencia, o solo una cosa puntual?. ¿Serán el vintage, el retro, el camp, y la pestilencia de los difuntos del pasado, ya en trance de putrefacción, los asuntos que nos interesan?.

A ver, puedo entender que si las perspectivas de futuro no están claras, si la realidad presente ofrece un perfil mas bien desagradable, una parte de la gente mire hacia el pasado. Puedo entender también, que durante la llamada 'Belle Époque', aunque no recuerdo haber leído si había vacas gordas o flacas, los que podían, incluso los que no, se divirtieran sin pensar en el futuro, me parece mas natural.

No tengo claro si lo que parece una tendencia a renegar de la actualidad, a refugiarse en el ayer, es algo impuesto del lado de la oferta informativa por una cuestión de costes, --a nadie se le escapa que los archivos de imágenes son mas baratos con los refritos de televisión que una producción nueva y que tirar de hemeroteca es menos oneroso que mandar un reportero a por una noticia -- o si es que la gente, harta de las malas noticias del presente, prefiere y demanda un remake de la historia reciente.

Yo mismo me he visto implicado en esa mirada al pasado, en este caso reciente, en mi respuesta ácida --página 'Esperanza' del blog-- a un artículo de J.L.Villacañas, que a su vez glosaba otro de Concha Caballero que apareció en el digital en 2.010, sin tener yo muy claro el origen de esa fuente.

Ignoro si esta tendencia a volver al pasado es un asunto de oferta, de demanda, o una combinación de ambas, pero, a este paso, pronto el arte, la música, la literatura --la novela histórica parece un anticipo de lo que viene-- comenzarán a explotar el filón de lo viejo, lo amortizado, lo obsoleto, cualquier cosa que nada tenga que ver con el presente, tan ingrato.

Si como dice la defensora del lector, estamos asistiendo a la resurrección de noticias
por así decirlo, ya amortizadas, no parece incongruente plantear, en este clima de sobre explotación del pasado, la exhumación de nuestro cadáver mas incómodo, el general Franco, alias el deshuevado.

Por mi se lo pueden llevar, ya, al Alcázar de Toledo, un museo de facto del franquismo, pero ruego a quienes practiquen la exhumación que tengan el mayor cuidado, para evitar que las esporas de los muchos champiñones que habrán prosperado en la lóbrega oscuridad del sepulcro, se dispersen por el país, con el consiguiente riesgo de que aumente la cuota de intolerancia que lo habita, una muestra de la cual es la señora que envió el balón de los niños que jugaban en la plaza del Patriarca a un recinto vallado, antes de entrar en misa.

Siempre quedará, espero, una parte de la población, de los medios, que, puesto que hay variedad de respuestas ante la misma situación, opten por seguir haciendo preguntas sobre el presente y el futuro, dispuestos a ensayar conductas mas progresivas y creativas, menos vinculadas al pasado, ojalá que esas respuestas ante las dificultades sean las que predominen.

En fin. Vintage, Retro, Camp, Pestilente.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)4-12-11.

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