miércoles, 28 de diciembre de 2011

RUTINA

Tuve un jefe a quien le gustaba estar encima de sus trabajadores. Vigilar personalmente lo que hacía cada uno porque así creía asegurarse la calidad del producto que fabricaba y la idoneidad de quienes realizaban las tareas complementarias que exige cualquier negocio, sea de producción, o de servicios.

Se colocaba a espaldas de los operadores informáticos y de vez en cuando les hacía indicaciones para mejorar los procesos, de paso, se aseguraba que no perdieran el tiempo en las redes sociales. Bajaba a la fabrica y hacía lo mismo con los operarios de producción, a quienes no permitía que se salieran de las rutinas marcadas por el, en el diseño y realización del producto final.

Trabajaba no menos de catorce horas diarias, y todo lo hacía de un modo personal, sin delegar nunca las tareas de dirección, porque ya su abuelo, el creador del negocio de curtidos, diseño y confección de prendas y complementos de piel, le enseñó, cuando comenzó a ir por la fábrica que dirigía todavía su padre que, si quieres tener éxito en la vida, hay que estar encima, y no dejar que otros hagan el trabajo por ti.
(...)
Me ha llegado la noticia de que este empresario, a quien le gustaba estar siempre encima de alguien, cierra la fabrica y despide a todo el mundo. Al parecer, ha sido vencido por la competencia italiana, mas creativa, que produce mejor y mas barato. Sus diseños se han quedado anticuados, sus procedimientos de fabricación también. Los mas creativos de sus trabajadores emigraron hace tiempo buscando su realización personal y profesional en otros lugares con mayores posibilidades para su desarrollo. Es lo que pasa, a veces, cuando la única filosofía empresarial, es estar encima, y se deja de lado fomentar la capacidad creativa de los colaboradores.

He recordado esto porque he bajado al Maravillas, con un frio de cojones, y la prensa llevaba dos artículos que hablaban de las ineficiencias en diversos aspectos de la vida. Uno de ellos, firmado por un catedrático universitario, se refería a la falta de viabilidad del sistema de salud pública, que imputaba, en parte, a la conducta abusiva de ALGUNOS usuarios del sistema. Hombre, si son algunos, es decir, muy pocos, no se puede
atribuir a esa minoría un peso importante en el fracaso del sistema.

Luego, he ojeado un artículo de Matías Vallés que hacía referencia al fracaso de la pareja y se refería a las prácticas sexuales de menos de un cinco por ciento de la población estudiada. Digo lo mismo, si el noventa y cinco por ciento de la población estudiada está fuera de esa observación, tampoco se puede concluir que esas prácticas minoritarias tengan influencia en el conjunto de la población.

O sea, para hacer una afirmación con carácter general, tienes que asegurarte que las conductas del universo estudiado afectan a la mayoría de la población.

En mi opinión, no contrastada, esa manía de estar encima explica tanto el fracaso de un número considerable de empresas, como el de la mayoría de las parejas. Estar encima de algo, o de alguien, solo es una forma de inhibir, de limitar, su creatividad, lleva a la rutina, al aburrimiento y puede conducir, finalmente, al fracaso.

La vida es algo mucho mas rico en oportunidades, en diversidad, en creatividad, que ceder a la rutina de un mismo gesto, de un mismo proceso, durante años, y esa repetición puede conducir al agotamiento de una actividad mercantil, o de una relación afectiva.

Si usted es uno de esos maridos aburridos que siempre están encima de su pareja, molestándola con su peso excesivo, impidiendo sus movimientos, la libertad de su cuerpo para expresar su creatividad en la realización de la sexualidad, vaya despidiéndose del éxito continuado en sus relaciones de pareja.

Puede que aún esté a tiempo de salvar esa relación, si cambia de postura. Quédese abajo, es mucho mas cómodo, mas descansado, o si tiene una configuración física de atleta, busque otras posiciones, pero abandone ya esa rutina tradicional causante de tantas desganas e inhibiciones que acaban por liquidar la relación de pareja.

No digo yo que haya que deslizarse por un cable desde el techo, en una posición helicoidal, como vi una vez en una película sobre las posiciones tibetanas, no. Pero si no abandonan la rutina de estar encima, como un propósito mas para el año próximo, pueden perder la empresa o la pareja, y esta no es una posible pérdida que afecta solo a un porcentaje minoritario de la población mercantil o emparejada, sino que tal vez se trata de un riesgo derivado de los hábitos rutinarios extendidos entre la mayoría de la población. O no. Por si acaso, yo consultaría a un sexólogo, o a un organizador de empresas.

En fin. Rutina.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)28-12-11.

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