miércoles, 11 de enero de 2012

ARSENIO LUPÍN

He bajado al Maravillas y la lectura del periódico, tan saturado de los mismos asuntos con que nos bombardean cada día, me ha llevado a preferir hacer de la entrada de hoy la reseña de un libro cuya lectura he concluido no sin un considerable esfuerzo. Llegó a mis manos por deferencia de un buen amigo, M.T., quien a su vez lo tuvo en su poder gracias a un periodista que frecuenta la tertulia de los viernes, R.V.

No es un libro cualquiera porque, aunque está escrito con un estilo espeso, reiterativo, circular y lleno de repeticiones, si se considera que contiene nada menos que ochenta y ocho páginas de notas bibliográficas, citas y referencias periodísticas de la época que es el motivo central del libro, es evidente que su autor, Philipp Blom, se lo ha leído todo antes de dar a la editorial Anagrama este asombroso texto total que se titula 'Años de Vértigo-Cultura y cambio en Occidente, 1900-1914'.

Es imposible resumir en una página el contenido del libro, así que opto por citar las dos historias que mas me han llamado la atención. La primera se refiere a un personaje que existió realmente, el anarquista francés Jacob,que sirvió de inspiración al creador del personaje de ficción Arsenio Lupin. La segunda se refiere a un crimen político de la época, y finalmente citaré las breves líneas a modo de resumen que aparecen en las páginas 586/7, que muestran una notable capacidad de síntesis del autor de la que, por desgracia, no siempre hace uso en su farragoso texto.
(...)
Cuenta Blom en la página 586 que 'El 31 de marzo de 1.899, Jacob, acompañado de dos cómplices, se dirigieron a la oficina del Monte de Piedad de Marsella, arrestaron al cajero jefe por malversación de fondos, se incautaron de cuatrocientos mil francos como prueba y después, con total tranquilidad, entregaron al arrestado en el Palacio de Justicia. Antes de que pudiera aclararse la confusión, el falso inspector y sus ayudantes ya se habían esfumado'.

En otro de sus golpes, Jacob asaltó la casa de un capitán de la marina, al saber que la víctima era el escritor Pierre Loti, Jacob volvió a colocar todo en su lugar y dejó una nota: "Tras entrar aquí por equivocación, he sido incapaz de llevarme nada de alguien que vive de la pluma. Todo trabajo merece una remuneración. P.S.: Dejo diez francos por los cristales rotos y las persianas dañadas".

Jacob solo robaba a los ricos...su cruzada contra la propiedad privada terminó cuando un policía cayó herido en un tiroteo...fue condenado al destierro perpetuo en Cayena, tras siete tentativas de fuga fue liberado en 1.927. Marius Jacob fue el verdadero Arsenio Lupín de la vida real.

La otra historia que me ha llamado la atención es un asesinato que ocurrió el veintiocho de Julio de 1.914 y conmocionó a todo París. Henriette Caillaux, la esposa de Joseph Caillaux, ministro de finanzas del gobierno francés, se personó en el despacho de Gaston Calmette, director de 'Le Figaro', el primer periódico conservador del país, y le pegó cuatro tiros.

Henriette había sido la amante del político, hasta que este se divorció de su primera esposa, porque tenía ambiciones, quería llegar a primer ministro, y eso le llevó a regularizar su situación amorosa, lo que le permitió conseguir lo que quería.

El director de Le Figaro comenzó después una salvaje campaña contra el, con motivo de su intervención en una situación de crisis franco alemana, utilizando todos los procedimientos del periodismo sucio que tuvo a su alcance, en eso fue un adelantado de su época, y esta radical hostilidad hacia el político fue lo que desencadenó la acción homicida de su mujer contra el periodista. Lo curioso de esta historia es su desenlace.
Cuando fue juzgada, Henriette quedó absuelta y en libertad porque el jurado consideró que la señora Caillaux era culpable, pero no de asesinato, porque la cosa juzgada era un 'crime de passión', es decir, que mató al periodista por amor a su marido, y eso no era punible.

No imagino a la farmacéutica, la mujer de nuestro ex presidente, el de aquí, pegando cuatro tiros al juez Climent, y resultando luego absuelta porque lo ha hecho por 'amour', pero la situación tiene algún remoto parecido. Si. O no.

El libro de Blom no es un repertorio de los crímenes de la época, nada de eso, lo que ocurre es que su enfoque total sobre las sociedades europeas de ese tiempo no deja
ningún cabo suelto.

En las páginas 586/7 Blom resume, con un estilo que a mi me parece pictórico, de gran fresco de la época, su visión de ese periodo 1.900/1914.

"La identidad de los hombres y mujeres 'nuevos' de aquellos días, siempre aparece escindida
entre viejas lealtades y nuevas aspiraciones, entre nostalgia y realidad social. Era una identidad transitoria y acosada por la fragilidad, por la decadencia, por la impotencia, y en continua lucha por estar al día en lo tocante a las cambiantes realidades sociales en que los hombres y las mujeres de entonces estaban inmersos.

El cambio se produjo demasiado rápido; la racionalidad aventajó a la experiencia; como Henry Adams, la gente se sentía encerrada en un automóvil sin frenos o, según Max Weber, en un tren cuyas agujas no se habían fijado. Esa aceleración sin rumbo mareaba. La sensación de vértigo estaba por todas partes, atravesaba culturas e ideologías. Los escritores de la época hablaban de si mismos y de los demás no solo como del Hombre Nuevo o de la Mujer Nueva, sino también, en los países de lengua alemana, como seres de transición.

Ya nada era lo mismo, y nada había cuajado aún en una forma nueva y definitiva. Nuestro mundo y nuestros horizontes intelectuales y emocionales los modelaron esos seres de transición. El miedo y la euforia dieron lugar a una extraordinaria tensión creativa, al origen de casi todas las ideas y fenómenos sociales que luego dominarían el siglo XX: socialismo y fascismo, arte conceptual y sociedad de consumo, medios de comunicación de masas y democratización, feminismo y psicoanálisis.

En muchos sentidos, el siglo XX se limitó a representar los sueños y las pesadillas que surgieron en el fermento creativo de 1.900-1.914."

No se a ustedes, a mi me parece un fresco monumental, pintado sin reparar en su complejidad ni en sus dimensiones. Recomiendo que lo lean. Todos los aspectos del poder, del imperialismo, de la vida social de cada uno de los estratos que pululaban entonces por los países europeos están presentes en este ambicioso, y algo farragoso, libro.

Otra cuestión es, ¿Si a finales del siglo XX todavía nos podíamos considerar hijos de ese tiempo, 1.900-1.914, que pasa ahora?. La primera década, ya algo estirada, del siglo XXI se me antoja, también, la de unos años de vértigo, pero parece que el tren va marcha atrás, a una velocidad acelerada.

En fin. Arsenio Lupín.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 11-01-12.

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