He bajado al Maravillas, me he detenido en el camino a mirar hacia las copas de los árboles y un estremecimiento ha sacudido mi cuerpo al percibir el pulso de la vida a mi alrededor. No hacía viento, entre las hojas inmóviles de los acacias aún unidas a las ramas a pesar de lo avanzado del invierno, las tórtolas interpretaban una danza de apareamiento como si ya fuera primavera. Otras veces he percibido estas respuestas de la naturaleza a la presencia de una falsa primavera, pero nunca he sentido con tanta intensidad emocional la presencia de la vida.
Me he preguntado si esta sensación mía ha sido inducida por la actividad solar. Al parecer, desde 1.998 el sol está en una fase de intensa actividad y en algún sitio he oído que hoy llega a su máximo, y que ese fenómeno sería visible por la presencia desacostumbrada de auroras boreales en lugares donde normalmente no se perciben. No he visto nada de eso. Solo la robustez de los troncos de los árboles, la presencia de las hojas en sus ramas y los excitados movimientos de las aves, como si estuviéramos en abril.
Sospecho que mi percepción del vibrante latido de la vida no tiene nada que ver con cuestiones externas, sino que es una manifestación de mi ánimo pero, sea lo que fuere,
puedo afirmar, sin sombra de duda, que en mi larga vida nunca he sentido una sensación como esta.
Tal vez, es una respuesta automática al pesimismo generalizado que las instituciones mas poderosas del planeta se empeñan en extender entre los ciudadanos indefensos, que escuchan, atónitos, cada día, una previsión de esos oráculos peor que la anterior.
Vamos a ver. Si el F.M.I. o el Banco de España, se empeñan en decir cada día que la cosa va a ir mal, es seguro que irá mal, aunque solo sea por las propias expectativas que estas instituciones crean con sus adivinaciones, casi mágicas, de modo que los desastres económicos y sociales que auguran, si siguen su política actual, finalmente, se producirán.
(...) La vida no es solo economía, y el 'hombre económico' es solo un muñeco inventado para hacer posibles las proyecciones matemáticas de la teoría económica, para describir las reacciones del sujeto ante cambios en oferta y demanda, para evaluar, en la vieja y desprestigiada economía marginal, la satisfacción del consumidor y como varía con el número de unidades consumidas, pero toda esa parafernalia, como las proyecciones negativas de los augures, esta limitada a un solo aspecto de la vida que,aún siendo importante, es incapaz de abarcar la complejidad de lo humano, en especial, las actitudes, las emociones de cada uno ante esos mensajes que recuerdan a los augures que destripaban gallinas para los poderosos, anticipando su futuro.
Cualquier previsión, de cualquier institución, está basada en un número limitado de variables. Introduzca usted una variable no considerada, y todo el edificio predictivo se vendrá abajo. Por eso, nunca hay que tomar al pie de la letra el lenguaje de las instituciones, tan racional en apariencia, pero tan semejante al de los viejos chamanes
que imponían sus rituales a la tribu, para consolidar su poder en el grupo.
Hoy, estoy por fijarme mas en el vibrante pulso de la vida, en la evidencia de la fortaleza de la vida vegetal y animal, presente en mi camino cotidiano, que en los mensajes
del F.M.I. o del Banco de España, sobre todo, porque tengo una duda.
Teniendo estas instituciones los instrumentos para cambiar la dirección del ciclo económico, en lugar de aplicarlos, asustan a la población con mensajes cada vez mas lúgubres. ¿No será que nos quieren acojonar, aborregar, convertirnos en un rebaño sumiso para, a través del miedo, acabar con las resistencias sociales a su política desalmada? No sé. La verdad, no estoy seguro. Solo se que hoy, mi indiferencia ante esos mensajes, sean interesados, torticeros,o bienintencionados, es total.
Ignoro si la causa de esa indiferencia son las tormentas solares que fortalecen mi ánimo, o la simple percepción del latido de la vida, que hoy escucho con mas fuerza que nunca, con una sensibilidad exacerbada, que me hace sentir que, por encima de los agoreros, los aprovechados, que siempre tratan de medrar a costa de los mas débiles, está el sentimiento de pertenecer a un mundo hermoso, robusto, que crece a nuestro alrededor a pesar de nuestras miserias, nuestras debilidades y nuestra sumisión.
¿Un sentimiento pánico? ¿Nostalgia de la vieja Arcadia? No sé.
En fin. Tormenta Solar.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)24-01-12.
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