viernes, 20 de enero de 2012

¿QUIEN VIGILA AL VIGILANTE?

He bajado al Maravillas y una noticia leída en las páginas interiores --en mi opinión tendría que haber salido en primera-- de 'Levante' ha dado pie a la reflexión de hoy, que enseguida les traslado. La policía italiana ha irrumpido en las oficinas de Standard & Poor's, una de las tres o cuatro compañías privadas que se dedican a vigilar la salud financiera de los Estados y hacen públicos sus diagnósticos, que cada día los llamados 'mercados' tienen en cuenta.

Al parecer la visita policial tiene su origen en la sospecha, por parte de las autoridades italianas, de que la extrema volatilidad de la bolsa en los últimos dos años, tiene que ver con conductas dudosas de esa agencia que se proclama independiente.

A mi, esa noticia me ha inspirado la reflexión que da título a la entrada de hoy ¿Quien vigila al vigilante?.
(...)
Las sociedades contemporáneas avanzadas son las mas vigiladas de la historia. Millones de cámaras, mas o menos ocultas, vigilan nuestros gestos cotidianos, en los cajeros bancarios, en los supermercados, en las joyerías, en los comercios de lujo y ahora, al parecer, en las duchas de los hoteles.

Además de esa vigilancia electrónica, justificada por la seguridad, --el peso de las empresas y servicios de seguridad en el PIB de las economías occidentales ha crecido de modo exponencial en los últimos veinte años-- multitud de organismos, públicos o privados, justifican su existencia porque vigilan algo.

Los Interventores del Estado, supuestamente, la legalidad de las ejecuciones de los presupuestos, las agrupaciones de defensa del consumidor, la calidad de los productos y servicios y la legalidad de las transacciones, el defensor del pueblo vigila los abusos sobre los ciudadanos, el defensor del lector, la deontología de su periódico, los auditores la calidad de las cuentas públicas de las empresas y así, podríamos seguir la enumeración, pero el párrafo ya es demasiado largo.

Lo que interesa a los efectos del artículo de hoy es un modo particular de esas actividades de vigilancia. Me refiero a las agencias de calificación financiera que
observan las cuentas y las medidas de los entes públicos, últimamente, sobre todo, de los gobiernos europeos, y comunican sus opiniones y diagnósticos, no siempre certeros, como ocurrió con los bancos de inversión en Usa. Alguno se derrumbó sin que los informes de los vigilantes financieros advirtieran de ese riesgo de derrumbe.

Ahora la policía italiana irrumpe en las oficinas de uno de esos oráculos de las finanzas, porque las autoridades italianas sospechan que ha podido influir demasiado, en beneficio de sus clientes, en los vaivenes de la bolsa que les han proporcionado pingues beneficios.
Standard&Poor's, la firma sometida a registro, clama por su independencia, pero, servir a a los países que solicitan su opinión, y a los interesados en las bolsas de esos países, recuerda demasiado a la figura de los criados desleales que sirven a dos amos en las tragedias clásicas, pero reparten sus lealtades de un modo interesado.

No es la primera vez que una organización respetada a nivel mundial por su supuesta independencia, queda en entredicho. Les recuerdo que Arthur Andersen, la primera firma
de auditoria independiente a nivel mundial en su época, desapareció del mapa, y el incendio del edificio Windsor, la sede de esa compañía en Madrid, todavía no se ha aclarado suficientemente.

Una pregunta que cabe hacerse es, siendo tan numerosas las personas, las organizaciones y los medios dedicados a la vigilancia de las actividades humanas, en todos sus ámbitos, el cotidiano, el financiero, a nivel personal, y a nivel de entidades y gobiernos, ¿Como es posible que se les haya escapado a los vigilantes avisar a tiempo de las malas prácticas que han conducido a la desolada situación actual de buena parte de los gobiernos y los pueblos de Europa?.

No creo que haya una respuesta sencilla a esa pregunta, pero sí tengo una duda que inspira otra pregunta, ¿quien vigila al vigilante?. Veamos, supongamos que le ponemos una gorra de plato a un tipo para que vigile un mercado, que además está protegido con cámaras de seguridad para evitar que nadie se lleve las mercancías, después del horario comercial.

El tipo de la gorra de plato, el vigilante, aprovechando un ángulo muerto de las cámaras de vigilancia, decide llevarse unos tomates a casa, y se los lleva. Es el propio vigilante, en este caso, quien se ha beneficiado de su tarea de vigilancia.

Lo que queremos saber ahora, una vez que la policía y la justicia termine su actuación, es si las tres o cuatro agencias que vigilan la salud financiera de nuestros gobiernos, han actuado como el vigilante de los tomates en el mercado. Mas que nada, porque las medidas que están tomando los gobiernos, contrarias a los intereses de su pueblos, están forzadas por esos vigilantes de la ortodoxia financiera, y solo faltaría que fueran ellos los que se están llevando los tomates.

Si alguien tiene una información mas directa de este asunto, mas fiable, mas ortodoxa, de mejores fuentes, por favor que la cuente. Estoy impaciente por saber en que acaba todo esto.

En fin. ¿Quien vigila al vigilante?

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 20-01-12.

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