sábado, 15 de febrero de 2014

FALSA PRIMAVERA

No es primavera, falta algo mas de un mes para que la primavera astronómica nos visite, pero el clima mediterráneo de Heliópolis, a diferencia de otros mas hostiles, nos regala a veces una falsa primavera que suele engañar a los seres de naturaleza vegetal, con unas temperaturas mas elevadas de lo que corresponde al calendario.

Así, en la casa de la sierra, el almendro, que es de una variedad tardía, florecerá antes de tiempo y los lirios amarillos estarán conversando en el precario macizo de tierra que les he destinado. ¿Que hacemos, salimos?. Ni hablar, esperamos, yo no me fío un pelo de esta ola de calor, luego vendrá el último arreón de frio y nos dejará tiesos, además, este tio nos plantó en una base de tierra tan precaria que nuestras raíces no resistirían un golpe así.... El pino, indiferente a los cambios estacionales por su condición de conífera, escucha a los lirios sin hacerles caso y sigue su trayectoria vertical, como si fuera un ciprés, ajeno a las preocupaciones de las especies florales.

(...)
Ayer se celebró San Valentin. En casa nadie felicitó a nadie, porque nadie se llama Valentín, ni Valentina. Por otra parte, sí solemos felicitarnos cuando sale bien el rabo de toro, las carrilladas, el arroz con bacalao, o las croquetas de la abuela. 

En esas situaciones, nos gusta felicitarnos y abrir una botella de blanco de la variedad verdejo, o de cava artesanal, que ha de ser brut. Y cuando ya parece que es primavera, aunque no lo sea en realidad, nos gusta invitar a los amigos y hacer una lectura de Pablo Neruda, 'Veinte poemas de amor y una canción desesperada', una costumbre muy arraigada, aunque yo prefiero al Guillén de 'Mármara, mar, maramar', o aquello de 'La escasa merienda de los tigres' ...mi mujer que relincha en la caja de cerillas..., o, 'a los que van a las oficinas con sus lomos de perro'. 

Cuando todos se han ido, releo con mi mujer aquel fragmento de Miguel Hernández, 'llegó tan hondo el beso, que traspasó y emocionó a los muertos...' y es que la primavera, falsa o verdadera, nos revoluciona las hormonas literarias y nos agita las ganas de encontrarnos con los poetas, con los escultores no, porque sería complicada una velada de escultura en casa, sobre todo con los volúmenes que se manejan ahora en ese arte. 

Uno de mis hijos anda ocupado esta primavera en la sala de fundición de bellas artes, fundiendo cuencos tibetanos para sus historias de artista en fase de aprendizaje, un aprendizaje que yo hubiera querido seguir, lo veo ahora, pero a los doce años estaba aprendiendo a elaborar cigarrillos en una máquina Victoria, para el jefe de la consultoría fiscal en la que trabajaba y, claro, luego, en lugar de hacerme tabaquero como los de Marlboro, me conformé con hacerme experto fiscal. 

Entonces le llamaban así a ir con una cartera a las oficinas de Hacienda para dar trámite a un montón de papelotes. No recuerdo que entonces me interesara la primavera, ningún tránsito o variación estacional me interesaban en esa etapa adolescente, si se excluye mi acceso a la madurez sexual por la visita a aquella oficina de una clienta con unas tetas enormes y un aroma intenso a violeta que luego, cuando comencé a escribir, me inspiró un personaje femenino de uno de mis libros ocultos, 'Dually Brown'. 

Otra cosa sensacional de la primavera es la cerveza, si. El aumento de las temperaturas es un estímulo para el consumo de ese refrescante brebaje, tan antiguo como las civilizaciones mesopotámicas, o por lo menos la egipcia. Me extirparon las amigdalas de pequeño y esa carencia hace que el dorado líquído resbale por mi garganta sin ningún impedimento. Puedo liquidar algo mas de medio litro de un solo trago. 

Hay que decir que, en cualquier época del año, el consumo de cerveza en este país es brutal, superando de largo el del vino. Al parecer, nuestra alcaldesa tiene que pedir refuerzos a la policía nacional, porque la local no da abasto para supervisar las diversas actividades de botellón que se extienden por la ciudad, aunque no me consta que en esas fiestas se dediquen, solo, al consumo de cerveza. 

Con la primavera, es decir con su clima benigno, corresponda o no al calendario, hay que suponer que las fiestas de botellón se expandan todavía mas. Igual Rita Barberá tiene que pedir ayuda a los buques de la armada USA amarrados en Rota. No sé.

Con alcohol, o sin el, con actividades hormonales o sin ellas, lo cierto es que la primavera es un buen momento para recuperar las lecturas poéticas. Si resulta ser falsa, la primavera, y luego viene un arreón de frío que se carga las cosechas, es algo que no se puede predecir, pero para eso están los seguros agrarios, ¿no?. 

En fin. Falsa Primavera. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 15-02-14.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios