sábado, 22 de febrero de 2014

RÉQUIEM DE MOZART

Ayer asistimos al concierto de la Bene en la maravillosa capilla bizantina dedicada a estos fines. El Réquiem de Mozart, una versión reducida para cuarteto de cuerda, no la versión gorda para gran orquesta y coros de la composición original. Me gustó. No me importaría que sonara en mi incineración, aunque tampoco me importaría que no sonara, porque ya estaré sordo, no?.

La interpretación, a cargo de Alart Quartet, dos violines,  viola y un chelo, ha sido magnífica, aunque debo advertir que no entiendo un pijo de música, tampoco entiendo de arte plástico y, sin embargo, cuando veo un cuadro, se si me gusta o no me gusta, o sea.

Estos chicos, los intérpretes, son músicos muy profesionales que forman parte de diversas orquestas y diferentes proyectos artísticos, que compaginan con su pertenencia al cuarteto. Uno de ellos, el que hacía de portavoz, ha contado los avatares que sufrió esa composición, cómo quien le hizo el encargo a Mozart guardó el anonimato del aristócrata que estaba detrás de aquel pedido, de quien, cuando murió Mozart antes de terminarlo, se dijo que quiso atribuírse su autoría.
(...)
Rumores sin confirmar. Lo que está claro es que Mozart murió mientras lo componía, y pudo llegar a obsesionarse con el tema del Réquiem, la muerte, puesto que se murió. Lo que yo puedo decir de todo esto es que, a lo largo del concierto, esa música me ha parecido un carrusel de emociones contradictorias, alegres, tristes, fúnebres.

Estaba yo a punto de dormirme en una de esas fases tristes y lánguidas del Réquiem, cuando el cambio de tono, de ritmo, de volúmen, creo que en la parte IV, 'Hostias et preces', me ha dejado despierto para todo el resto del concierto. 

Un gran concierto, aunque mis escasos conocimientos musicales me impiden explicarlo bien. Esta música me ha parecido muy apropiada para viajar en el Ave atravesando el desierto, total, si algún grupúsculo cabreado le lanza un bombazo al tren, pues el Réquiem es lo mas indicado.

Mi relación con la música ha sido muy variable a lo largo de mi vida. A los catorce años hacía de matón en un guateque, cobrando a los asistentes para amortizar el alquiler del tocadiscos y la provisión para que tomáramos unas cervezas los organizadores de la cosa.

Durante varios años me impregné de aquella música sesentera, mas bien de los cincuenta, ya saben, Modugno, Nat King Col y todos aquellos; cuando entraron Elvis, los Rolling, los Beatles, yo ya estaba tan pluriempleado que me quedé sin música. 

Antes de que pudiera darme cuenta estaba colocando un tocadiscos debajo de la cama de mi hija, porque le costaba dormirse, para que se relajara oyendo a Tchaikovsky, el Lago de los Cisnes, creo, y ahí fue donde comenzó mi afición a la música sinfónica, aunque a veces mi mujer y yo acompañamos la comida con Sabina, nos gusta este poeta barriobajero, la potencia narrativa de sus letras.

Ahora no nos perdemos ningún concierto de la Bene, después de asistir durante años a los de La Nau, pero allí, que también se hacen en una capilla, hace un frío de cojones y el polvo del terciopelo de las sillas tiene la misma edad que el vetusto edificio. 

En los primeros conciertos de la Bene a los que asistimos, todavía no estaba habilitada la capilla bizantina y los conciertos se hacían de un modo muy precario en una de las salas de exposición, con unas docenas de sillas que se colocaban para la ocasión. 

En este momento, no tengo ninguna duda de que el mejor salón de conciertos de Heliópolis es esta bellísima capilla desacralizada habilitada en las instalaciones de la Beneficiencia, en la calle de la Corona. Los conciertos son de libre acceso, solo con la mínima molestia de que hay que adelantarse cuarenta y cinco minutos al horario para asegurarse el sitio.

Tengo la sensación de que estos conciertos no se publicitan suficientemente. Yo me entero porque me envían un e-mail. Quienes estén interesados en conocer este magnífico lugar y disfrutar con las audiciones musicales que allí se ofrecen solo tienen que personarse allí, pedir un papel y dejar su dirección de correo electrónico. 

Puntualmente, recibirán los avisos de los conciertos que allí se celebran, casi cada semana. El próximo, el 22 de marzo, creo. 

En fin. Réquiem de Mozart.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 23-02-14.

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