jueves, 20 de febrero de 2014

LINGUOTERAPIA

Linguoterapia, un término inexistente, que me acabo de inventar, no sería dar un repaso con lengua a alguien cercano con fines placenteros, sería algo así como intentar un uso del lenguaje de tal modo que, después de haberlo usado, te quedara una sensación de placidez en tu espíritu porque has contribuido a que el mundo sea mejor gracias al uso de palabras amables y sinceras que habrán sido recibidas así por los destinatarios de tu discurso, oral o escrito.

Reflexiono sobre los contenidos del blog, 2149 entradas tras seis años de actividad, y sospecho que, en general, hay poca amabilidad en lo que he escrito, lo que me sugiere que, en mi caso, hay un conflicto entre el impulso crítico, que es lo que mueve casi siempre mi escritura, y el amor a la vida, que debería hacer compatible ese sentido crítico, que también es un deseo de mejora aunque se manifiesta mediante el exabrupto, con un modo mas amable de expresarlo.

Esas dos condiciones, el sentido crítico y el modo bronco de expresarlo, sospecho que están profundamente arraigadas en mi caracter, tienen un origen genético, pues las dos ramas de mi familia, una urbana y libertaria, la otra rural y montaraz conviven en mi memoria con esos dos rasgos esenciales, el sentido crítico de la vida, y la expresión ruda de quienes se ganaban la vida quemando encinas en la sierra de Espadán.
(...)
No se porque me lo planteo ahora, un poco tarde ya, pero me gustaría ensayar un nuevo uso del lenguaje, de tal modo que, después de una conversación con amigos o vecinos, en la que solo usaria términos amables, sin llegar al halago, sin adornarlos con virtudes que no tienen, solo silenciando lo que me parezcan defectos, lo que flotara a nuestro alrededor después de conversar fuera una atmósfera mas limpia y compartida, libre de conflictos innecesarios. 

No me parece que sea demasiado complicado, solo hay que tener una cierta disciplina, que algunos llaman buena educación, para una convivencia normal, libre de elementos extraños que la perturben.

Otra cosa es el discurso escrito. Cuando la motivación del discurso es crítica, sin la presencia de interlocutor que haga de oponente, es fácil pasarse. Creo que aquí hemos de aprender bastante del lenguaje diplomático, que es casi un arte, hay que ver el modo tan sutil con el que la diplomacia maneja el insulto, la amenaza, la coacción, sin que lo parezcan, usando un repertorio de palabras tan afinadas, y afiladas, que a veces el interlocutor a quien van dirigidas ni se entera. 

Me gustaría que un sabio del lenguaje me enseñara de nuevo a hablar y a escribir, usando las palabras de tal modo que mis amigos cercanos o lejanos, o las personas públicas a quienes critico en el blog, sintieran que el mundo es mejor, después de escucharlas o leerlas, que todos tuviéramos la sensación de que ese lenguaje mejora nuestra presencia espiritual en el mundo, pero claro, para eso, temo que tendría que pasar unos años con algún gurú del Tibet, y ya es algo tarde, me parece. 

Me resigno a la carencia de ese lenguaje diplomático o místico, y si no aparece alguna Universidad que decida implantar la Linguoterapia como materia obligada en sus programas docentes, temo que seguiré con mi estilo bronco y poco diplomático cuando ejerza la crítica en el blog.

Desde aquí pido disculpas a los ofendidos, a los que lo han sido en estos seis años, y a los que lo serán en años venideros. 

En fin. Linguoterapia.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 20-02-14.

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