Después de años de bajar al Bar Maravillas a leer la prensa y comenzar las entradas del blog con el latigillo 'He bajado al Maravillas...' convencido de que ese nombre tenía su orígen en un barrio de Madrid, hoy, mientras fumaba un cigarrillo he visto un papel pegado en el cristal de la puerta del bar.
Era la licencia municipal de actividad del local, y allí constaba el nombre de la propietaria, Doña Maravillas, que ha resultado ser la madre de Tony, cuya madre a su vez se llamaba igual, al parecer por su origen murciano, lo que demuestra que la presencia de lo evidente, ese cartel en la puerta, lo vuelve invisible para el observador descuidado.
Doña Maravillas me ha parecido un nombre tan poético que se me ha antojado de lo mas idóneo para un personaje de Valle Inclán. Así, mañana,
cuando vaya al Aula de Teatro, propondré llamar así, Doña Maravillas, al personaje hasta ahora llamado mozuela, en la obrita que estamos
ensayando para representarla el día 10 de marzo. Le diré, 'Doña Maravillas, quiere que le quite el orín de las tijeras,se las pondré de plata'
Pero yo no quiero hablar de teatro, sino de consumo, bueno, mas bien, de la visión del consumo que tiene el miembro de una asociación de defensa del consumidor que nos ha dado hoy una charla a los alumnos que acudimos de manera cotidiana al Aula de Comunicación, y que hoy hemos abandonado nuestros temas habituales para asistir a ese acto.
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Este caballero ha comenzado citando a Kennedy, un político que, según él, fue el primero que habló explícitamente en sus discursos del tema del consumo, una afirmación de la que discrepo discretamente, pues, en mi opinión, fue Herbert Marcuse quien trató el asunto en 'El Hombre
Unidimensional' al concebir que su dimensión de consumidor se imponía sobre la de homo sapiens, o la de hombre político y que la política de su tiempo ya no se basaba en la condición de ciudadanos de los electores, sino en los aspectos puramente mercantilistas de su personalidad.
Después, el tipo ha alardeado de que la Constitución española fué la primera que incluyó los derechos del consumidor.
La charla ha durado algo mas de una hora y ha versado sobre las peculiaridades de los precesos de reclamación cuando un bien o un servicio
pagado por el consumidor no responde a sus expectativas de calidad, durabilidad, o integridad del bien o servicio adquirido. Todo muy formalista y, en mi opinión, bastante limitado, como argumentaré después.
Cuando se ha abierto el turno de preguntas, yo he formulado la mía, 'He recibido un e-mail en el que una noticia de El Confidencial afirma
que hay once artículos de cosmética que Sanidad ha ordenado retirar de Mercadona. Mi mujer ha buscado en casa y tenía uno de ellos. No estaba caducado. Ha llamado al servicio de atención al cliente, y le han dicho que esos artículos no están retirados'.
La pregunta es, ¿que fuente debemos consultar para saber que información es más fiable?. ¿Hay alguna pagina web de sanidad, que podamos consultar?.
La respuesta, poco fiable, a mi parecer, es que esos e-mails son todos falsos, que responden a campañas contra firmas determinadas.
Otra
persona presente ha mencionado que en esos casos se puede consultar la Red de Alerta, un sistema de alcance europeo que controla esas cosas.
Otros compañeros han formulado sus preguntaas. Cuando han terminado, he vuelto a preguntar yo. ¿Estando el tema de hoy dedicado al consumo, pero también a los usuarios de servicios, como es que no ha aparecido en la exposición nada que haga referencia a los servicios financieros?.
--Es que esos servicios son voluntarios.
--Igual de voluntarios que entrar en Carrefour a comprar algo, no?
--Los temas financieros son de otro taller.
Así concluyó el orador, yo le dije, no estoy de acuerdo y me fuí con la sensación de que me habían tomado algo el pelo, después de que el tipo concluyera que la condición del consumidor es como la del borrego.
En fin. Doña Maravillas.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 23 02 15.
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