"Las primeras luces del alba iluminan los tejados de un barrio que podría ser cualquiera, de una ciudad a elegir por el lector.
Un rayo de luz desciende por la fachada de uno de los edificios en una amplia avenida, se detiene en la planta cuarta y se cuela por la ventana que da acceso a la vivienda.
Una vez en su interior, se aventura por un pasillo oscuro, gira a la derecha, entra en un dormitorio vacío de presencia humana y encuentra
el lugar que buscaba, un armario ropero, con la puerta entreabierta, en cuyo interior cuelga un chaquetón, que es el objeto de la curiosidad
del rayo luminoso, lo que le ha llevado hasta allí.
En un bolsillo del chaquetón hay una cajetilla de tabaco y, dentro, un solo cigarrillo, abandonado por sus colegas, que han ido saliendo
de su alojamiento, a medida que las necesidades de su dueño, un fumador, lo han exigido.
El cigarrillo lleva horas allí dentro. Se pregunta, que ha sido de sus colegas, porqué lo han dejado en esa patética soledad.
Una cierta ansiedad conmueve la soledad del cigarrillo y le impulsa a golpear con su filtro la tapa de la cajetilla, quiere saber donde está,
para que está allí, si hay alguien más, cual será su destino.
Cuando por fín consigue asomarse, comprueba que no hay nada ni nadie a su alrededor que pueda dar respuesta a sus preguntas. Vuelve al interior de la cajetilla y su inquietud se traduce en un breve llanto que consigue
controlar enseguida. Al fin y al cabo, solo es un cigarrillo. Lo peor que le puede pasar es que lo quemen vivo, pero, mientras esté en soledad
nadie lo amenaza.
De pronto, un ruido metálico rompe el silencio. Alguien introduce la llave en la puerta de la vivienda, entra en la casa. Un ruído, que al cigarrillo le parece ensordecedor, se escucha mientras la presencia ocasional se acerca, por el pasillo, hacia el dormitorio.
No llega a entrar en él. Entra en el cuarto de al lado, desde el que se oye una conversación.
--El coche no vá
--Que le pasa..
--La batería está bien, debe ser el motor de arranque..
--Entonces...
--Hay que cambiar de planes, he de llamar al seguro y llevarlo al taller..
--Que fastidio..
--Ya ves, he estado pendiente de mantaner la batería, y ahora falla el motor de arranque..
--No pasa nada...tomaré el autobús
--Bueno, pues nos vamos, yo, a ocuparme de solucionarlo..
.........
Nuevamente se oyen los pasos por el pasillo, mientras el cigarrillo, atento a lo que sucede, se queda en soledad, una soledad que aunque no sea compartida, es consoladora, la casa parece que se ha quedado de nuevo vacía y, eso es una garantía, aunque sea temporal, de que nadie lo quemará vivo.
El rayo de sol, que había penetrado en la casa llevado por la curiosidad, se retira de nuevo, sale por la ventana, ilumina los tejados, las terrazas vecinales, y se dirige hasta la fuente ornamental, arrancando reflejos de sus aguas".
Esto, mas que un relato, es una idea incipiente, por desarrollar, para un corto de animación sobre un cigarrillo olvidado en una cajetilla de tabaco, que ofrezco sin ánimo de lucro, ahora que el cine español dicen que está tan activo y necesitado de historias nuevas.
De nada.
En fin. El Cigarrillo.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 9 02 15.
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