sábado, 14 de febrero de 2015

LOS PIES

Ayer estaba de pié junto al portal de casa y un ramalazo de clarividencia me hizo formularme una pregunta, ¿cómo es posible que unos apéndices anatómicos tan mínimos y delicados como los pies nos mantengan erectos?.

Enseguida concluí que me hacía esa pregunta porque al haber doblado el cabo de Hornos de los setenta, necesito ya un esfuerzo deliberado, consciente, para no perder una verticalidad que en otro tiempo era una condición normal, instintiva, que no necesitaba de esfuerzo alguno.

¿Porqué andamos erectos, pero, sobre todo, como podemos sostener nuestra, a veces, voluminosa anatomía, sobre la fragilidad de un par de pies?. Todos hemos visto alguna vez ese documental en el que aparece una especie canina en una sabana exótica, cuyos ejemplares aparecen erectos, como los humanos, oteando la eventual presencia de depredadores en su territorio, pero su envergadura física no es comparable a la nuestra.

¿Porqué otros primates, mas parecidos a nosotros, renuncian a la verticalidad y usan sus cuatro manos para sostenerse y desplazarse, será porque son arborícolas, no viven en la sabana? Yo que sé.

Lo que si intuyo es que determinados especímenes humanos, que se cobijan en el entorno periodistico, han renunciado a la verticalidad, se arrastran como reptiles, tal vez como expresión de su adaptación a un medio hostil, y renunciando a la ética de su profesión, se dedican a favorecer descaradamente a quien les paga, o a atacar sin piedad a quienes les ordenan, porque en el ejercicio de su arrastrada docilidad son como sicarios al servicio del capo que los dirige.

Suelen habitar las televisiones digitales y Cipriano Torres se ocupa de ellos en el Levante de hoy.

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¿En que momento renuncia uno a su verticalidad y decide arrastrarse lo que haga falta para medrar un poquito?. No sé, sospecho que esta actitud está en relación con la percepción que uno tenga del mundo. Si lo percibe como algo donde solo un anclaje con el poder, con alguna forma de poder, le puede permitir sobrevivir en el....pero, seguro que hay cantidad de gente que, aún percibiéndolo así, no se sienten atraídos hasta el punto de, primero, arrodillarse, luego arrastrarse, y finalmente renunciar para siempre a la posición erecta, a cambio de una recompensa que, encima, suele ser mezquina. 

Mi preocupación por seguir manteniendo la posición erecta no tiene nada que ver con eso, sino con las limitaciones que el paso del tiempo y la degeneración progresiva de las facultades del movimiento nos hacen sentir a algunos el hecho de mantenernos erectos como un milagro anatómico, en fase de declive.

Si, ya sé que mucha gente de mi edad va por ahí en bicicleta, que todavía corren como atletas, pero mi manía de escribir hace que esté sentado ante el teclado, en lugar de dedicado al ejercicio físico, más de lo que debiera.

En todo caso, hay grandes diferencias entre percibir las dificultades para permanecer erecto a una edad avanzada, y haber renunciado a la verticalidad y convertirse en un reptil que se arrastra cobijado en lo mas vil del entorno periodístico, desde una edad temprana. 

 En fin. Los Pies.

LOHENGRIN CIBERLOHENGRIN) 14 02 15.

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