"Son las doce y media y estoy con la segunda entrada del día. La doctora Palop diría que estoy algo hiperactivo, pero yo sospecho que solo estoy hipercreativo, porque, aparte de darle al teclado, no doy golpe en todo el día.
Hace 14 años ingresé en la vida jubilar, la verdad, se está muy bien. No sabía, entonces, que me iba a dedicar a esto del blog. Pude haber optado por hacerme Fallera Mayor, en lugar de bloguero, pero no lo hice, por falta de información. Otros, como Ovidi Montllor, salieron a escena vestidos con ese maravilloso traje de seda oriental, ese mantelete bordado con hilos de oro, las dos castañetas de pelo postizo junto a las orejas, y la solemne peineta que parece un símbolo de poderío coronando su cabeza.
Sospecho que Ovidi tuvo más éxito en su interpretación que yo en el blog.
En 2015 publiqué una página en el blog que debió sar la más leída, 'El Sentido de la Vida', una reflexión sobre la violencia contra las mujeres, no exenta de la petición a los responsables públicos para que doblaran todos los recursos dedicados a reducir esta lacra social. Google puso esa página la primera en su lista de 30 páginas de referencias a los artículos del blog y allí sigue, pero, es lamentable que las cifras de asesinatos y violaciones sigan presentes en los telediarios y, en lugar de disminuir, aumenten.
Viene esto a cuento porque hoy, después de tomar un café cortado en La Fuente, he comprado 'Levante' en el kiosco, que acabo de ojear, después de recoger a mi mujer de su clase de gimnasia, y me ha llamado poderosamente la atención el titular de primera.
"València pide a su Fallera Mayor que lidere el discurso contra el machismo".
Esto del machismo, me parece a mí, tiene sus grados. Yo, por razón de edad, nací en una sociedad muy patriarcal, por lo que sospecho que, aún posicionándome en contra de la violencia contra las mujeres, mis rasgos de carácter están marcados aunque sea solo en cuestiones baladíes, por el peso histórico del patriarcado, aunque yo soy mas partidario del matriarcado, nadie mejor que una mujer para conducirte por una senda vital positiva.
Por eso, me parece perfecto que nuestra Fallera Mayor lidere el discurso contra el machismo, lo que no me parece contradictorio con la expresión crítica ante el fenómeno de las fallas, porque yo, aunque no soy fallero, lo fuí.
A mis quince años desfilé, junto a mis vecinos, con traje y corbata, por las calles del barrio, para dar un poco de lustre protocolario a las fiestas falleras. Es este aspecto protocolario de desfiles, discursos y homenajes religiosos, lo que menos me gusta de las fiestas falleras.
Unas fiestas, en mi opinión, de poca tradición, pues no fué hasta la segunda mitad del siglo veinte cuando se potenciaron por parte de las autoridades, para disimular, con esos fastos, las miserias de la dictadura.
Su origen, al menos a mí me lo parece, es totalmente arcaico. Loa vecinos quemaban sus enseres viejos en las plazas para conmemorar con el fuego la llegada de la primavera, algo bastante semejante a las hogueras de nuestros ancestros en las cuevas pre neolíticas.
Con los años, fuí adquiriendo la costumbre de marcharme fuera, huyendo de las multitudes que colapsan València en esos días festivos de Marzo. Confieso que me aficioné a las fallas de Benidorm, de Dènia, por su dimensión menos perturbadora, y que si hay algo que me sigue interesando de esas fiestas, no son sus protocolos, sus desfiles, sus discursos, sino los espectáculos pirotécnicos en la plaza del Ayuntamiento a los que, cuando estoy aquí, intento no faltar.
En alguna ocasión, un político de fuera que ha venido a vernos en fallas, se ha admirado del órden con el que las multitudes permanecen en la plaza los días de los fuegos, el mismo orden con que desaparecen, sin que ese amontonamiento provoque disturbio alguno.
Otro aspecto señalado por algún observador del fenómeno fallero, es la existencia de más de medio millar de comisiones falleras, que no solo descentralizan la fiesta por toda la ciudad, sino que parecen un ejemplo de democratización de las decisiones, salvo que es la Junta Central Fallera, un órgano de control autoritario quien tiene la última palabra sobre casi todo, como la evolución de los festejos, que actos se deben incluir o no, como se distribuyen los presupuestos, etc."
Lo dejo, no era mi intención al comenzar la página extenderme con este rollo fallero. Lo lamento. Voy a la cocina,
hoy toca merluza con patatas y judías hervidas, y la labor de cocina, me toca a mí.
En fin. Fallera Mayor.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28 11 18.
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