miércoles, 21 de noviembre de 2018

LO MÍO ES PURO TEATRO....

"He bajado al Maravas, después de dar un vistazo al periódico y tomar un café cortado, ha sonado mi arcaico móvil, un Nokia del año de la pera. Era mi mujer. "Hemos de ir a Renfe a comprar los billetes para ir a Madrid a lo de Billy Elliot. Ha llamado Mónica, lo ha intentado por Internet pero no se ha aclarado".

He vuelto enseguida a casa, porque sentía la urgencia de hacer una puntualización a mi página de ayer.

Antes, hemos ido a Renfe, una hora. Luego a la Bene, a por las entradas para el coro rociero del domingo, después, un doble de cerveza y un montadito de boquerón en El Botijo, de camino al bús, Encarna ha entrado en Momo con la intención, fallida, de encontrar un sueter, ni muy fino, ni muy grueso, total que entre una cosa y otra, ni sé a que hora publicaré la entrada de hoy.

Ahora, son más de las tres y mi acotación a la página de ayer, 'Viaje al sol' de la que se desprende que tuvimos un dia exclusivamente soleado, es que por la tarde, cuando descendí del bus 19 en la calle Cavite y me dirigí hacia la playa, tuve que recular, dar la vuelta, porque nuevamente se puso a llover, y refugiarme en el atrio del Aula de Teatro.

Esa inestabilidad meteorológica no impidió que a las cinco de la tarde se celebrara la primera sesión del curso de Teatro de esta temporada. Mientras fumaba un cigarrillo en espera de que dieran las cinco, un cartel en una de las paredes del aula llamó mi atención. Taller de teatro, decía, además de la fecha y la hora de la primera sesión. Mi ánimo optimista al saber que por fin se iniciaban las clases, se enfrió un poco. Esa expresión, taller, ¿podría indicar que vamos a pasar el curso con aguja, hilo y dedal, para remendar las piezas del atrezzo teatral? No, pero  indicaba, con toda seguridad, que no sería Patxi, nuestro profesor de siempre, quien impartiría las clases este año. El jamás habría usado la expresión 'taller' para referirse a la experiencia teatral que hemos compartido con el estos años.

No fué Patxi quien estuvo presente en esa primera sesión, y lo estará en las sucesivas, sino Marino, un actor y profesor desconocido para nosotros, que ha empleado casi una hora en darse a conocer a los alumnos, relatando con todo lujo de detalles los avatares de su formación, que ha incluido estudios en Barcelona y Valencia, una estancia en Nueva York de un año, y un montón de experiencias y sucedidos cuya exposición ha abarcado más de la mitad de la sesión inaugural.

He echado en falta algo más de información sobre el plan de estudios de este año, una información a la que estoy seguro de que accederemos enseguida. Otro aspecto que me ha chocado es que sea una empresa privada con la que el organismo público responsable del centro ha contratado los servicios del profesor.

El resto de la sesión se dedicó a que, una vez pasada lista, cada uno de los alumnos presentes contara a su vez los avatares de su vida que le han llevado a la afición teatral. Lo curioso de esto es que, a pesar de haber compartido clases durante uno, dos, incluso tres años, los parlamentos de los alumnos han desvelado detalles que otros no conocíamos.

Total, el próximo jueves empieza el curso de verdad, lo de hoy ha sido solo el protocolo de iniciación, y el profe nos ha pedido que acudamos con una botella de agua, ropa cómoda, deportiva, chandal y eso, y zapatillas. Eso me ha acojonado. Parece que este hombre tiene la intención de convertirnos en deportistas, antes que actores. Espero que no resulte así.

También nos ha pedido que aportemos cada uno algún trabajo personal escrito, un poema, una reflexión, algo. Como mi memoria no está para improvisaciones y no se me ocurre nada, recurro a alguna cosa que publiqué en el blog, algo retocada, para llevar el jueves el texto que nos ha pedido.

                                          "La mer, la mer, toujours recommencé"

Una estrofa de Paul Vàlery, poeta simbolista francés, cuya obra El Cementerio Marino estudian todos los niños en las escuelas de Francia. Vàlery, nació en Sète, una población del midí francés, en cuyo cementerio está enterrado. Paul Válery subía a menudo a ese cementerio, para contemplar el mar desde allí y reflexionar, entre las tumbas, sobre la naturaleza de la condición humana.

Esa media docena de palabras me ha inspirado mi propia interpretación del asunto, que dice así:

                                             La mar, la mar, siempre recomenzada
                                             Y las muchachas verdes, amarillas, azules
                                             en sus breves ropajes, que las visten/desnudan
                                             con sus lomos tostados al sol de la tarde.

                                             Papeles de compresas,
                                             envoltorios de helados
                                             ¡al rico bombón helado...!
                                             y resíduos humanos,
                                             de los que el mar se purga,
                                             cada lunes...

Es esto un poema? no sé, mi intención es más bien denunciar la mierda que queda en la playa de la Malvarrosa después de algunos eventos de los fines de semana en verano, y la capacidad del mar para regenerarse. No sé si está conseguido."

En cualquier caso, se ha hecho tarde, así que publico.

En fin. Lo Mío es Puro Teatro.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 21 11 18.

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