martes, 20 de noviembre de 2018

VIAJE AL SOL

"Publico la entrada de hoy algo más tarde, porque antes de sentarme ante el teclado he estado tomando el sol. Ya al bajar al Maravas lucía un sol espléndido en este lugar próximo a la costa mediterránea, en el que, en ausencia de perturbaciones atmósfericas es un lujazo vivir.

Por el camino, me he detenido varias veces para observar el efecto de iridiscencia de la luz solar en las hojas de las numerosas especies vegetales que habitan los setos y paseos del barrio. Luego he ido con mi mujer a comprar a Mercadona y el regreso lo hemos hecho por la ruta más asoleada, que habitualmente no usamos.

Por cierto, el nombre de Avenida de la Plata de esa ruta, que yo atribuía a la ruta de la plata traída de América por los invasores ibéricos, se debe, según otras fuentes, a una mujer que residió allí cuando todo aquello eran solo huertas y alquerías, dedicada a la venta de plata y de los favores de algunas mujeres a su servicio.

El sol es, pues, el protagonista de la entrada de hoy. Ha sido menester un viaje de una semana, entre perturbaciones atmosféricas, trenes de borrascas, ciclogénesis explosiva, ausencia de sol, en realidad, para culminar este viaje que nos ha dejado hoy en el esplendor de la luz mediterránea.

Una luz que no a todo el mundo le sienta igual. No se me olvida una imágen de cuando trabajé en la primera empresa exportadora de vinos del país, participada por capital del norte, y cuando fuí a recibir a los ejecutivos de San Sebastián, que venian a quedarse una temporada para implantar un nuevo sistema de gestión, con los avances informáticos de le época, al salir del avión les dolían los ojos por la intensidad de una luz a la que no estaban acostumbrados.

Uno de aquellos vascos, aficionado a visitar el casino de su ciudad, se vino conmigo a conocer el casino de aquí. De el aprendi que, si no quieres perder en el juego, has de optar por el Black-Jack, donde la probabilidad de ganar del jugador es del 50%. Luego puedes ir a la Ruleta, 1/36 de oportunidad de ganar, pierdes seguro, pero si antes has hecho caja con el Black-Jack, pues te quedas cuenta con paga.

 A nosotros, en cambio, a diferencia de los vascos,no solo los residentes de València, sino todos aquellos que residen en la franja costera de la Comunidad Valenciana, si nos quitas el sol, nos amargas la vida.

En eso nos parecemos, creo, a las numerosas civilizaciones ancestrales que hicieron del sol un símbolo sagrado, o profano, Aztekas, Egipcios, en general, aquellos pueblos que se acomodaron en lugares próximos a la costa, o a los ríos, aunque otros que lo hicieron en zonas montañosas, apreciaron como nosotros la bendición solar.

El caso es que este viaje de ocho días al que me he referido en busca del sol huídizo, no es nada comparado con el viaje al Sol que realiza en estos momentos un ingenio espacial que, naturalmente, no tene como objetivo posarse en su superficie, sino quedarse a una distancia, millones de kilómetros, supongo, que le permita investigar y transmitir los mágicos cambios del rostro solar, su explosiva y cambiante actividad que, con sus ciclos, ha marcado, históricamente, distintos episodios de frío/calor que han sumido a los humanos en etapas de glaciación, o de relativa normalidad.

Mi viaje al sol de ocho días, en cambio, ha estado marcado por imágenes televisivas, que si bien se han referido a zonas o lugares de la Comunidad Valenciana, propicios a episodios de inundación, se han extendido a los efectos de las tempestades en otros lugares muy lejanos, como esos repetidos --en las pantallas-- golpes de mar en la segunda planta de un edificio construído, justo, junto a la orilla en una playa canaria.

Por cierto, ¿quien fué el animal que dió permiso para construir un edificio de viviendas en un lugar así? Un político, supongo.

Concluyo, con una reflexión, a la vista de mis propias observaciones personales en estos últimos siete ú ocho días, y de la extraordinaria profusión de imágenes ofrecidas por las televisiones de las últimas perturbaciones atmósfericas, estimo que aún compartiendo los argumentos que imputan a las actividades humanas los cambios en el clima, y a las defectuosas planificaciones urbanas la situación de determinadas construcciones, el sol y la mar siguen siendo con su potente influjo en la vida humana, factores tan potentes para el bienestar o malestar de las personas que los disfrutan o los sufren, que entiendo porqué las civilizaciones antiguas los elevaron a la categoría de dioses."

Lamento el retraso en la publicación de la página de hoy, en la próxima, intentaré ser más madrugador. La próxima, casi seguro que irá de Teatro, esta tarde se inicia el curso.

Un saludo cibernauta.

En fin. Viaje al Sol.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 20 11 18.

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