martes, 8 de diciembre de 2009

LOS HUEVOS DEL ZAR Y LOS CRISTALES DE SVAROWSKY

Las joyas han sido, desde siempre, muy atractivas para los poderosos, por ser un medio de ostentación de los símbolos de su poder, también para quienes no siendo exactamente poderosos aspiran a serlo por su mediación. El regalo, el soborno, la lisonja, son parte de la estrategia de seducción de quienes rondan los salones, organizados como jaurías carniceras, intentando arrancar un trozo de carne fresca de los establos de palacio.

'La trama Gürtel compró joyas en negro y vinculó el gasto a la contratista de la visita del Papa' cuenta hoy 'Levante'. Sin desconocer que el cohecho, el soborno y el fraude sean delito en si mismos, con independencia de que su castigo, y las garantías cautelares exigidas a quienes lo practican se gradúen en función de su dimensión económica, lo cierto es que 13.135 Euros en 2006 no daban para cubrir con cristales de Svarowsky a ninguna dama o cardenal influyente, y menos aún para pujar en Sotheby's por una de esas piezas ovoides que pertenecieron a la colección de los zares, famosas por haber salido de las manos del orfebre mas reputado de su época, para alagar la vanidad de algún presidente de comunidad autónoma.

Lo de los cristales de Svarowsky lo cito con conocimiento del asunto, porque en una de las empresas en crisis en las que trabajé cuando yo mismo estaba en crisis y no encontraba trabajo en otras, dedicada a la fabricación de bisutería, los cristales de Svarowsky venían en unos pequeños paquetes que había que pagar contra reembolso, porque los de los cristales ya no se fiaban de los bisuteros, y era tal el precio de esos cristalitos que al final la producción se paró por falta de fondos para retirar los paquetes de los servicios postales.

De modo que, ahora, cuando veo la imagen de Elsa Pataky, medio cubierta por esa piel de cristales, la veo con otros ojos. No pienso solo en las virtudes anatómicas de la Pataky, sino que por la natural asociación de esa imagen con mis experiencias en el ramo bisutero, tiendo a pensar, --Jo, esos cristales casi cuestan tanto como uno de los huevos del zar.

A menos que en el curso de la investigación aparezcan mas sumas dedicadas a la compra de joyas, quienes las han adquirido con malas artes –dinero negro-- y destinos dudosos --cohechos o sobornos-- se habrían comportado como unos chapuceros aficionados al arte de la seducción, mas que como gentes de altos vuelos. Lo digo desde mi modesta experiencia de trabajador en crisis en empresas de dudosa solvencia del ramo de la bisutería

Esto de las joyas y la política tiene, por otra parte, sus antecedentes en las hemerotecas. Creo recordar que un antiguo sindicalista que alcanzó el rango de ministro del interior, una contradicción en los términos, Corcuera, también usó de las joyas con dinero público, aunque, en su caso, creo que lo hizo tirando de los fondos reservados para compensar el celo de sus colaboradores en la persona de sus esposas, que sufrían el extremo rigor de los destinos de sus maridos.

No me hagan mucho caso, hablo de memoria, aunque estoy seguro de que si las hemerotecas confirman lo que recuerdo, y este asunto lleva a alguna discusión parlamentaria, los diputados del partido popular de Heliópolis volverán a usar el repetido argumento infantil, --Y tú más.

No está en mi ánimo desprestigiar el sindicalismo con este comentario. Ahora mismo hay un sindicalista en la vida pública que merece toda mi admiración, Fernández Toxo, a quien llamo familiarmente, Tocho. Me admira la capacidad de este hombre para lanzar sus incisivos argumentos sin una pizca de agresividad. Con la mayor de las flemas expone sus demoledores puntos de vista y el contenido de sus intervenciones tiene un peso argumental que se echa de menos en otros protagonistas de la vida pública, mas aficionados a la levedad aérea que a la consistencia de sus propuestas y proclamas.

Si se confirma como cierto que Crespo y Correa sacaron 25.000 euros de la caja B para adquirir obsequios de lujo en una joyería..(Levante) coincidiendo con la visita del Papa, una de los reflexiones que me sugiere esta información, al margen de cuestiones moralistas sobre la honestidad de nuestro políticos y sus seductores, es que estos últimos se comportaron como vulgares chapuceros, no pensaban a lo grande, porque esa suma no alcanza, ni de lejos, para cubrir con cristales de Svarowsky a alguna dama influyente o algún cardenal, ni para obsequiar con uno de los huevos del zar al presidente de la comunidad que ejerció de anfitrión de esa visita.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 8-12-09.

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