miércoles, 30 de diciembre de 2009

EL PLANETA DE LOS SIMIOS

“URU.- ¿Cómo tenemos la despensa? ¿Hay bastante para el invierno?

HAM.- En el nevero hay dieciséis venados, dos antílopes, media docena de fardachos y tres tortugas. El secadero abunda en salmones, los estamos aromatizando con madera de abedul. En cuanto a la provisión de agua, aunque los cursos de los ríos cercanos no fluyen ahora, el surgidero de la cueva tiene reservas hasta la primavera.

URU.- Bien, entonces, ¿podemos hablar de filosofía?

HAM.- ¿Porqué hablamos así, Uru?. Se supone que somos hombres del Neolítico..

URU.- Los hombres venideros creerán que somos seres primitivos, por los vestigios que encontrarán de nuestra presencia en el planeta, dentro de un par de milenios. Pensarán que no sabemos contar el tiempo, pero los vestigios que encuentren, comparados con los que ignoren, serán solo una evidencia insignificante.

HAM.- ¿Ignorarán entonces que no somos el principio de nada, sino solo un momento entre los ciclos de renovación que se suceden tras cada intento fallido de lograr una civilización avanzada? ¿No se plantearán que nuestros ancestros alcanzaron un fulgurante proceso tecnológico, que fue a la vez un logro y la causa de su extinción?

URU.- No creo que piensen en esos términos. Cada nuevo intento de civilización parece que lleva, de modo inexorable, a una mayor linealidad en el modo de razonar. En ese tránsito se pierde la noción del absurdo, que es el concepto esencial a partir del cual se edifican las filosofías coherentes.

HAM.-¿ Los hombres del futuro que lean a Homero, la Biblia, las filosofías francesa y alemana, los clásicos de la literatura española, rusa, francesa, inglesa, americana, africana, oriental, conocerán el absurdo?

URU.- La mayoría de ellos no leerán a Homero, la Biblia, ni a los filósofos europeos, con ello se ahorrarán un montón de tonterías, pero se perderán unas cuantas cosas ingeniosas. En cuanto a la literatura, seguramente encontrarán en ella las cosas esenciales de la vida, entre ellas el reconocimiento del absurdo, la noción inherente a la conducta de los hombres, en cualquier época.

HAM.- ¿Notas el perfume de la madera de abedul? Los salmones ya se están impregnando de su aroma, ahí fuera. ¿Que sería de nosotros sin el fuego?

URU.- Nunca agradeceremos lo bastante a Prom que lo trajera.Con el nos calentamos, aromatizamos el pescado y nos permite sobrevivir en las heladas noches del invierno. Llegará un día en el que los hombres se calentarán sin necesidad del fuego. Encontrarán otras formas de energía, mas avanzadas. Quizás esos avances sean las señales de que están a punto de alcanzar la etapa declinante de su civilización .Si eso ocurriera, los que les sucedan volverán a calentarse con el fuego, en una cueva, como nosotros. Alguien encontrará después los restos de su hoguera y concluirá que todo comenzó allí, en aquella cueva.

HAM.- Tu discurso, Uru, parece contradictorio con los vestigios, con las evidencias que apuntalan el conocimiento de los hombres futuros sobre el mundo.

URU.- Mi discurso, Ham, ya lo habrás notado, es solo un divertimento, no es para tomárselo en serio, pero, no olvides que ninguna civilización dura eternamente, y puesto que los vestigios y las evidencias dan cuenta de cada intento sucesivo, no es descabellado invocar la idea del eterno retorno, aunque la radical presencia del absurdo en la conducta humana condene cada nuevo intento a una inevitable fase declinante.

HAM.- Entonces, nosotros estamos en una fase ascendente, no declinante, y además tenemos la despensa llena. Sabes, Uru, me gusta el Neolítico. Los hombres del futuro, los de dentro de un par de milenios me inspiran un sentimiento de compasión.”

En fin. El Planeta de los simios. Versión friki.

FELIZ AÑO NUEVO.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 30-12-09.

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