martes, 29 de diciembre de 2009

PONIENTE OTRA VEZ

He vuelto del Maravillas sometido al efecto de los vientos de Poniente, que hoy contribuyen a unas temperaturas muy cálidas para estas fechas. Algunos vientos, el Siroco, la Tramontana, el Poniente,tienen fama de influir en el ánimo de las personas, pero yo sospecho que su eventual influencia opera sobre una previa disposición del ánimo.

En la entrada del 17 de diciembre atribuí al violento viento de ese día mi tendencia hiper crítica que, releyendo el Blog, veo que se ha mantenido, con pocas excepciones, hasta ayer. Sin embargo, el poniente de hoy me induce a una actitud mas ecléctica, mas caritativa, con mis semejantes y conmigo mismo, al intento de comprender las debilidades, propias y ajenas, que a todos nos aquejan, dejando en segundo plano el enfoque crítico.

Sospecho que ese cambio de actitud, ante las influencias del mismo viento, se debe a la lectura reciente de algunos aforismos de don Nicolás Gómez Dávila. Don Nicolás, a quien califiqué de estúpido en la entrada del 27-12, es también un artista pues, según él, arte es aquello que irrita y la mayoría de sus frases lapidarias, impregnadas de un pensamiento reaccionario militante, irritan. Otras, sin embargo, no se si por la influencia del poniente, se releen con una cierta gratitud por la lucidez que aportan al entendimiento de nuestra propia fragilidad.

Con ese ánimo sin resentimiento voy a tratar de interpretar, para mi y para los usuarios del Blog, algunos de sus aforismos.

'El mal humor es el padre de la crítica (…)' Esta afirmación, que me parece cierta, necesita de su complementario. 'El ejercicio de la crítica exaspera el mal humor'. Es algo que he comprobado al releer la escalada hiper crítica en la que me sumió el último vendaval de viento cálido, y de la que ahora siento que me estoy liberando.

Veamos otro de sus aforismos. 'La trivialidad es el precio de la comunicación' Asumiendo esa afirmación, desde un ánimo mas amable se puede matizar que esa trivialidad puede calificarse como precio, como hace Don Nicolás, pero también puede verse como una atención educada hacia los lectores, seguramente un tanto hastiados de seriedad, trascendencia, o simplemente del mal humor de quienes ejercemos, a veces sin tasa, la crítica indiscriminada.

La actitud crítica suele estar emparentada con el escepticismo. Don Nicolás, que se ocupa de casi todo, para eso ha escrito mil cuatrocientas páginas en sus 'Escolios..' nos dice que 'El escepticismo es la humildad de la inteligencia' Mi precaria opinión es que el escepticismo, al menos mi propio escepticismo, está mas vinculado a alguna afección hepática no diagnosticada, que a la inteligencia. En general, creo que es algo de las vísceras, no del entendimiento.

En un intento de vincular, a mi parecer, el cosmos con el microcosmos, Don Nicolás afirma que 'Un cuerpo desnudo resuelve todos los problemas del universo'. Por otro lado supone que 'El hombre es un animal que imagina ser hombre'

Aceptando nuestra animalidad, confirmada por los paleontólogos, los biólogos y las evidencias que confirman el origen de las especies y sus parentescos arcaicos, uno puede aceptar, mas modestamente, que 'Un cuerpo desnudo resuelva todos los problemas de algún hombre en particular, incluso de muchos hombres (y mujeres) en general', pero cuesta admitir que, desde nuestra inapelable fragilidad, desde nuestras limitaciones animales, la desnudez, esa pura maravilla, sea capaz de resolver los problemas del universo, en el supuesto, mas que dudoso, de que el universo tenga algún problema.

Ya está, lo he vuelto a hacer. Después de anunciar el abandono temporal de mi pulsión crítica, resulta que he convertido esta entrada en un análisis crítico de los enunciados del pobre don Nicolás.

No hay remedio. Lo mío no tiene remedio. Al menos hoy no me he metido con ningún político, empresario, periodista, cardenal, ni cualquier otro semejante, salvo con los aforismos de Don Nicolás. Por otra parte, gracias al influjo del viento de Poniente y a la disposición previa de mi ánimo, creo que he conseguido un tono crítico exento de mal humor, carente de resentimiento.

Si ha sido así, si como me parece lo he conseguido, habré satisfecho el objetivo de la entrada de hoy. Ofrecer una atención educada a los lectores, tocada de trivialidad, pero exenta de la acidez crítica que a veces regurgitan mis vísceras.

De nada.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 29-12-09.

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