lunes, 14 de diciembre de 2009

MALTHUS

Vaya por delante que soy lector habitual de Matías Vallés en la prensa local y nacional, y que me parece uno de los escritores mas interesantes que, en ocasiones, roza la perfección en sus artículos. Escribir todos los días, sin embargo, no deja a salvo ni a los mejores de improvisar un artículo alrededor de una ocurrencia, de una tontería, y eso es precisamente lo que me parece que le ha ocurrido a Vallés en su artículo de hoy, en su sección, Al azar –muy propio el nombre de la serie a juzgar por su contenido de hoy-- titulado, 'Es la población, estúpido.'

Aplica Vallés un enfoque Malthusiano –ya saben, el crecimiento de la población como un factor de catástrofe planetaria-- a la cuestión del cambio climático. El rasgo que a veces acompaña el razonamiento crítico, ir a contracorriente, junto a la conclusión anticipada de que el control demográfico es 'la medida' mas necesaria para combatir el cambio climático, lastran el artículo que, seguramente escrito 'al azar', privado de un análisis previo, deriva en una puesta en cuestión de las necesarias medidas 'no demográficas' que una buena parte de la opinión pública está reclamando como urgentes y necesarias para obtener la posibilidad de vivir en un medio ambiente mas saludable y evitar los efectos negativos que el consenso científico reconoce que se podrían producir en ausencia de esas medidas.

El tono escéptico de Vallés sobre las medidas para combatir el cambio climático es recurrente. 'Rebajad los niveles de dióxido de carbono y regresaremos al paraíso' 'Mientras tanto, introducid otros mil millones de personas en el planeta' , 'Anuncian que se puede controlar el termostato global, cuando son incapaces de predecir el tiempo con una semana de antelación' 'La fuente de cualquier mal de la raza humana con impacto planetario (..) Es la población, estúpido'.

Hay una desconfianza irracional, creo yo, en esos argumentos, en particular el que niega la capacidad científica para predecir los efectos y controlar los daños de un aumento de temperatura, con el argumento de la limitación de las predicciones meteorológicas a corto plazo. El hecho de que no se pueda predecir la velocidad y dirección de los vientos que producen perturbaciones meteorológicas mas allá de un cierto número de días, no es incompatible con la abrumadora información que facilitan los satélites sobre el estado del planeta, de los casquetes polares, la dimensión de los glaciares, las sequías, los efectos de la desertización, y cómo todos esos fenómenos medioambientales evolucionan en el tiempo y con ellos, la amenaza para los poblaciones que los sufren.

El mediterráneo, que nos pilla mas cerca, también está siendo objeto de investigaciones, y nadie medianamente informado negará con consistencia los efectos predecibles en las poblaciones ribereñas de un aumento del nivel de las aguas oceánicas.

El tiempo del escepticismo sobre el cambio climático ha pasado, a medida que se dispone de mas información, mas independiente, mas abundante, y mas fiable.

Alude Vallés a la caída del PIB (el Producto Interior Bruto) que pueden generar las medidas contra el cambio climático, pero no tiene mucho sentido que defienda además el control de la población, que, ese si, incidiría directamente en el PIB.

Apunta Vallés que las energías renovables y las convencionales son comercializadas por los mismos grupos, pero eso a mi me parece una ventaja, no un inconveniente, pues eso evitará pérdidas en el PIB. Al sustituir, con una tecnología nueva, las obsoletas, ese proceso de sustitución impedirá que se produzcan pérdidas de eficiencia y de empleo, y será un estímulo para que se acometan las necesarias medidas de reducción de las emisiones de CO2.

Está claro que uno es libre de escribir lo que le de la gana, y adobar lo que escribe con la ración de escepticismo que le pide el cuerpo. Precisamente, yo, suelo añadir escepticismo a paletadas a todo lo que escribo, pero Matías Vallés, hoy, en mi opinión, se ha dejado llevar demasiado por el azar y la ocurrencia y a su artículo le falta la coherencia de otras veces.

En fin. No es la población, Matías.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 14-12-09.

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