viernes, 18 de diciembre de 2009

A > P

En un mundo habitado por toda suerte de incertidumbres, propias de un cambio de época –no una época de cambio, como subrayaba un perspicaz articulista, cuyo nombre no recuerdo-- afirmar que A es mayor que P, es decir, que el peso del azar es mayor que el de la planificación en la vida de las personas, puede parecer algo obvio, pero no siempre fue así.

Hace unos años –demasiados-- le propuse a un catedrático de la Facultad de Económicas de Heliópolis que dirigiera mi tesis doctoral –que no llegué a realizar-- sobre esa simple formulación. Me miró con cierta ironía, dándome a entender que lo que yo pretendía establecer con esa proposición era contrario a las tendencias del pensamiento intelectual de la época. Vamos, que iba contra corriente y era una audacia excesiva, dadas mis limitaciones, pretender contradecir los dogmas dominantes, es decir, que la economía, la política y, en definitiva, la vida de las gentes, podían ser dirigidas eficientemente por medio de la planificación.

En aquellos tiempos, la U.R.S.S. aún existía y la economía soviética avanzaba –hacia la nada, como hemos visto después-- a golpe de planes quinquenales. En España, el gobierno de los Lópeces, tecnócratas del Opus Dei, planificaba su objetivo de alcanzar una renta por cabeza de 3.000 dólares y para conseguirlo implantó sus planes de desarrollo que consiguieron su objetivo, pero por el procedimiento de convertir el país en un mapa desequilibrado, con unos cuantos polos de desarrollo industrial en medio de un desierto poblacional.

Julio Llamazares lo sabe bien, pues el melancólico lirismo nostálgico que destila su escritura tiene su origen en el abandono forzado de su pueblo, anegado por un embalse, cuando aún era un niño. Vicent, por su parte, describe la geografía del país, resultado de aquella planificación, como una campana, una periferia con una alta densidad de población, con un badajo central, Madrid, y en los amplios huecos que deja ese desequilibrio demográfico, los desiertos poblacionales a que alude Llamazares.

La distribución de la población en el mundo tuvo un origen azaroso, aleatorio, pero mas equilibrado, hasta que, con la revolución industrial, las migraciones rurales, planificadas por las necesidades de mano de obra en los centros urbanos, en los polos industriales, configuraron los vacíos poblacionales en regiones enteras y generaron las actuales aglomeraciones urbanas, algunas ineficientes y cerca del colapso, que obligan a sus habitantes a dedicar muchas horas para moverse entre su caótico tránsito.

Las personas tienen una capacidad de adaptación sorprendente y, a pesar de los costes en tiempo y en incomodidades que supone la vida en las grandes urbes, no parece que la mayoría de la población que las habita esté dispuesta a renunciar a las ventajas que ofrecen, oferta cultural, posibilidades de estudio, de trabajo, de relación. Prefieren pagar el precio que el acceso a esas oportunidades les exige, a cambiar de aires.

Sin embargo, el azar y las incertidumbres del cambio de época, irrumpen con fuerza en nuestras sociedades que son el producto de la antigua planificación, y nadie está seguro ahora de tener las mismas oportunidades de acceso a esas ventajas que en otra época menos aleatoria, algo mas estable, mas susceptible de ser 'planificada'.

El juego de cartas consiste en una habilidad para manejarse con factores de azar, calcular probabilidades y tomar decisiones racionales, pero el peso del azar suele determinar el resultado de las partidas. Algunos jugadores hacen trampas y al hacerlas, planifican, intentando invertir el signo del azar, vulnerando las reglas del juego, y procurando la impunidad, que los demás jugadores no adviertan que se han desviado de las reglas.

La corrupción política que es noticia de actualidad permanente en la prensa, desde hace mucho tiempo, parece el reflejo de la actitud de quienes se oponen al azar, por la vía de la trampa, y planifican su propio futuro al margen de las reglas del juego. A algunos los pillan. A otros, supongo que no.

¿Quien no desea verse favorecido por el azar? Los españoles, junto con los chinos, somos dos de los pueblos mas inclinados a los juegos de azar. Dentro de cuatro días se celebra el sorteo de lotería mas importante del año. Les deseo suerte a todos. A todos. Que tontería,¿no?. Solo unos cuantos se verán favorecidos por el azar. En la vida, la suerte puede repartirse de un modo mas generoso, pero, aunque sostengo que el peso del azar es mayor que el de la planificación en la vida de las personas, un cierto grado de planeamiento, la voluntad de alcanzar las razonables metas que cada uno se fija, sin hacer trampas, permiten que la intervención del azar sea mas productiva.

En fin. A > P.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 18-12-09.

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