He bajado al Maravillas y he apostado un café contra España. Las victorias agónicas de su selección, pese a la tendencia a mejorar su juego, pesan mas en mi sensación de que este equipo, al que he visto jugar en las fases previas del mundial, no es una máquina ganadora, a pesar de su progresión, y que la relación entre el marketing de la campaña de imágen épica de La Roja, y el producto, el conglomerado de jugadores que la integran, sigue desequilibrada. Lo siento.
Bien por mi tendencia al pesimismo cenizo, o por una percepción de observador desapasionado, algo me dice que la probabilidad de que la selección española gane la final de estos mundiales es mas bien reducida. Espero equivocarme, mejor para la afición.
Cerrada la apuesta, he dado un vistazo a las páginas de 'Levante' y he visto una noticia que me ha parecido un indicador de la tendencia a la licuefacción de la comunidad política, económica, financiera y científica, que acostumbro a llamar Heliópolis.
Primero fue nuestro sistema financiero, entregado a otras manos para su final frío, ahora desaparece el sistema autóctono de predicción meteorológica que, con sus infraestructuras y sus científicos, se ocupaba de indagar, de preguntar al clima, y difundir una predicción diaria de lo que podía acontecer en nuestro territorio, con un sistema de alertas pensado para nuestra realidad territorial, además de investigar otros aspectos menos puntuales del clima mediterráneo.
El sistema autonómico de educación pública sufre una pérdida de recursos humanos que se traducirá en un mayor número de alumnos por prefesor, en un momento en el que las evaluaciones independientes lo sitúan en la cola de la calidad docente, por no hablar de la tendencia insostenible de la sanidad pública.
Esta conjunción parece indicar que un agujero negro está succionando, a velocidad astronómica, la materia sensible que le daba mas sentido a nuestro relativo autogobierno. Si ese proceso no se detiene, lo que va a quedar es una roca hueca, con la ligereza de la piedra pómez, que seguirá moviéndose por la incercia de la fisica, vacía de sustancia, aspirada por la fuerza gravitatoria del negro pozo estelar.
Esa gravitación que hace desaparecer la autonomía de nuestras materias mas sensibles, al parecer tiene su origen en la explosión cósmica de la manida crisis, pero opera reforzada por las estructuras jerárquicas y centralistas de los partidos mayoritarios, en especial del que gobierna aqui, porque los socialistas vascos y catalanes parece que van mas a su aire, pero los políticos de la derecha confesional que malgobiernan Heliópolis, se asemejan, cada vez mas, debido a las debilidades jurídicas que los aquejan, a sumisas ovejas pendientes de las ordenes del pastor.
Como los pilotos japoneses que estrellaban sus aviones contra los buques enemigos, con la misma disciplina jerárquica, militar, los políticos autonómicos de la derecha se ponen, ahora, a las órdenes del alto mando de Génova, que impone sus dictados en una situación de excepción financiera y económica sin precedentes cercanos, pero no son ellos los que se estrellan, sino los cándidos votantes que les dieron su confianza, mientras oian la fanfarria gloriosa del himno regional.
No son quienes les votaron, sino todos, unos y otros, los que estamos pagando la factura de esa candidez, viendo decrecer la materia sensible de la educación pública, de la ciencia, de la sanidad, de la autonomía financiera, tragadas por el agujero negro cuya voracidad crece.
Hay otras fuerzas gravitatorias que podrían oponerse a la negrura de ese agujero, pero todavía no son reconocibles en la distancia. La distancia hasta las próximas elecciones autonómicas es, en política, una enormidad, pero los huesos de quienes aspiran a ser candidatos ya se conmueven ante esa presencia lejana.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 6-07-10.
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