Pasan los días, los años, los tránsitos de un siglo a otro, y parece que todo cambia, pero en las relaciones de poder, todo sigue igual. Hace mas de un cuarto de siglo --éramos mas jóvenes-- gritábamos en las calles las viejas consignas, 'Llibertat, Amnistía, Estatut d'Autonomía..' y en el siglo siguiente, nuestras cárceles están superpobladas por el endurecimiento de un código penal legislado a golpe de titular de periódico, los catalanes andan a vueltas otra vez con su Estatut, como si el tiempo se hubiera detenido, y aunque disfrutamos de las libertades formales de la democracia, nuestra alcaldesa hace objeto de materia judicial la libre expresión de la discrepancia vecinal.
En Heliópolis tenemos un gobierno elegido democráticamente, que no es exactamente igual que un gobierno democrático, porque esto último se demuestra con el estilo de gobierno, además de con los votos, que se hincha de orgullo por las realizaciones arquitectónicas que le dan al viejo cauce del Turia un aroma futurista de progreso, pero el partido que gobierna aquí es el mismo que se opuso con fiereza a destinar ese espacio a parque público.
Querían una autopista y solo la larga batalla popular en las calles, que duró años, 'Volem el llit del riu, y el volem verd..' en la que los ecologistas, que no querían cemento en ese cauce, tuvieron un portagonismo esencial, impidió que por allí pasara una vía urbana.
Por aquel entonces, yo trabajaba en la primera compañía vinícola exportadora del país, por el volúmen físico de sus embarques, que tenía su sede en Alboraya. Un cachorro del presidente de la firma, simpatizante del PP, me explicó sus razones para preferir una autovía a un espacio público. El vivía, como casi todos los de su cuerda, en un barrio residencial, junto a Viveros, y claro, sacar el coche del garaje y tomar una vía rápida le garantizaba llegar a su sillón en apenas unos minutos.
Esos tipos son los que ahora se enorgullecen de como es ahora el viejo cauce, tambien son los responsables de que se proyectara un video en el Museo de Historia, ubicado en la antigua cisterna, en el que aparecía la recreación del proyecto de autopista, seguido de un comentario que aludía, veladamente, a que la llegada de los socialistas al gobierno autonómico, interrumpió el 'progreso' de la ciudad.
Pasan los días, los años, los tránsitos de un siglo a otro, y parece que todo cambia, pero todo sigue igual. Cambia la percepción de la realidad, pero menos la realidad misma.
La libertad de prensa, por ejemplo, hace mas visible la lacra de la corrupción, algunos, incluso, pensarán que hay mas corrupción en un sistema democrático, por falta de mano dura, que en uno autoritario, son los mismos que, cuando llega la ocasión, se sienten felices y son el cemento que sostiene las regresiones a sistemas represivos, pero suelen olvidar que la corrupción, en los sistemas mas opacos, florece mas, aunque no se denuncie, y los episodios de corrupción suelen sustanciarse entre los distintos grupos de poder, sin alharacas publicitarias, salvo cuando conviene a unos desprestigiar a otros, Matesa, etc.
La opacidad es enemiga de la libertad democrática, que permite juzgar la acción de gobierno de unos y otros, con un criterio propio. El gobierno de Heliópolis, el mas votado de nuestra historia democrática autonómica, es a la vez el mas opaco que hemos tenido nunca y, en ese sentido, es el que menor estilo democrático ha añadido a su legitimidad electoral.
Los votos, son el origen, la fuente, de la legitimidad democrática, pero si no van acompañados de las buenas prácticas, de la honestidad política, del respeto a la ley, a los tribunales independientes de justicia, la praxis política perversa nos devuelve a los tiempos de las viejas reivindicaciones, otra vez hay que reclamar libertad para discrepar, información para ejercer una oposición digna, como si pasaran los días, los años, la transición de un siglo a otro, y todo pareciera cambiar, para que todo siga igual.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 17-07-10.
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