lunes, 12 de julio de 2010

EL FILETE

“Tomamos el autobús a las cinco, la hora mas calurosa del día, con la intención de asistir a la sátira teatral que se representaba en la sala Matilde Salvador, en la universidad vieja. Un carillón cercano dio la media cuando nos aproximamos a la taquilla y un cartelón en el vidrio del mostrador anunciaba que las localidades (gratuitas) estaban agotadas.

Carecíamos de plan B. así que nos acercamos al Corte, por lo del aire fresquito. Deambulamos por sus plantas y recalamos en el super, donde compramos una bandeja de churrasco, que estaba de oferta.

Decidimos tomar un autobús al azar, el primero que llegó fue el 32. Disfrutamos de una visita panorámica de la ciudad, por barrios que no frecuentamos, que nos dio a conocer el notable desarrollo urbano vinculado a los años de vacas gordas, hasta que nos bajamos en el Marítimo.

El Paseo Marítimo era un hervidero de gente. Al parecer, se iban a celebrar dos pruebas deportivas, fútbol playa y una carrera atlética. Por todos lados aparecían corredores, vestidos de corto, con el dorsal en la camiseta, listos para disputar la prueba.

En la playa de arena, una multitud se relaja, entre sombrillas, mientras los mas calurosos chapotean en el mar intentando sacudirse el intenso calor de la tarde de julio. Permanecemos un buen rato, tratando de cobijarnos en las escasas sombras. Fumo un par de cigarrillos. Cuando nos vamos hacia la parada del bus, para coger el 23, nos encontramos con un par de amigos que viven en el Cabanyal.

Nos sugieren, y aceptamos, tomar un vino blanco en la terraza de su casa, que da a Levante. Además del vino blanco, tomamos un mojito. Antonio es un experto en mojitos, tiene una planta de hierbabuena en su jardín y se toma sus buenos 45 minutos para combinar el ron, la bebida carbónica, el azúcar moreno, la lima, el hielo picado, y machaca la hierbabuena con una insistencia minuciosa, hasta conseguir el sabor y el aroma de su especialidad.

La brisa se agotó y aceptamos ir, en su coche americano, un Chevrolet color naranja, con una carrocería de diseño retro que todo el mundo se para a mirar, a un bar de moda, el Mojito, cerca de Aqua, que a estas horas ofrece barra libre de pinchos, si consumes una excelente cerveza cobriza por la que te cobran tres euros.

La terraza de Mojito, situada en una calle amplia del nuevo centro comercial de Heliópolis, resultó muy sombreada y aireada. La estancia allí, distraída con los sucesivos platos de montaditos que nos servimos por el morro, y que nos acondicionaron debidamente el estómago, fue muy agradable y se prolongó hasta pasadas las nueve.

Luego nos llevaron a Aqua, un lugar desconocido para nosotros, a causa de nuestras rutinas urbanas de siempre, y he de decir que quedé impresionado, no solo por la arquitectura del lugar, el paisaje urbano que desde allí se divisa, y la sensación de libertad que produce esa estructura abierta, culminada por su espectacular cubierta, por su suelo de vidrio, sino porque me pareció un lugar frecuentado por las mujeres mas atractivas y los hombres mas ambiguos. Un lugar urbano que exhibe sus futuristas y espectaculares novedades, como una delicada tela de araña que atrae a los visitantes y se los zampa.

Nuestra tendencia a la rutina nos ha privado, hasta hoy, de conocer de cerca la expansión urbana alumbrada por la especulación alrededor de la Ciudad de las Artes –donde no se practican las artes-- y de las Ciencias –donde no se hace ciencia-- y reconozco que he quedado impresionado por la visión cosmopolita de la ciudad nocturna, que le da un carácter propio a la vida urbana de Heliópolis.

Algo agotados por las horas de paseo, hemos ido hasta el coche, estacionado en una acera lejana, y nos han devuelto a casa.

Mi mujer, al abrir el bolso, ha comprobado que el churrasco, después de seis horas de deambular por la ciudad, estaba algo recocido. Como no teníamos hambre, lo ha vuelto a guardar con intención de devolverlo al super.”

Joyce escribió cerca de mil páginas al relatar el paseo por Dublín de Leopold Bloom, con un riñón de cerdo en el bolsillo. A mi el filete solo me ha dado para una página, pero yo quiero hablar, en realidad, de la obra que se ha representado en la sala Matilde Salvador.

'Zero responsables', la obra representada, es una denuncia y una sátira, muy crítica con Camps, el muy inefable, centrada en su comportamiento con las víctimas del Metro que, merecen, además de las indemnizaciones, faltaría mas, una atención que no han recibido. Al parecer, el último tramo de la representación es una sátira descarnada de Camps y su mujer, inédita en las minoritarias expresiones críticas del arte y la cultura de por aquí.

La tarde que intenté asistir a la representación, se dio una sesión mas, no programada, a las nueve de la noche. El aforo de la sala es de cien butacas, de modo que el número de espectadores que la han visto no rebasa los cuatrocientos.

Si, como parece, el vicerrectorado recibió presiones del Consell, no atendidas, para retirar la obra, hubiera sido mas elegante, y mas astuto, abstenerse de esas presiones, dado el exiguo número de asistentes. Es probable que la asistencia, en ausencia de esa propaganda involuntaria, hubiera sido menor.

Es una grata novedad, hay que decirlo, que el mundo de la cultura se atreva, por fin, a expresar, sin tapujos, opiniones críticas tan contundentes como las que, al parecer, se han manifestado en esta representación teatral, porque comenzábamos a parecer una sociedad esclerotizada, inerme ante el abuso y la arbitrariedad.

El único acto de esa naturaleza al que asistí, fue la escenificación de la famosa Boda del Escorial, representada por Animalario, hace unos años. Al finalizar la función, conocí la noticia de que Aznar había perdido las elecciones.

Parece premonitorio que los hombres de teatro de aquí, como los de Animalario, en su momento, comiencen a movilizarse. Tal vez es un signo de que al muñeco de trapo que han agitado en escena, se le acaban las pilas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 12-07-10.

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