jueves, 1 de julio de 2010

BARES

“La Casa de las Ostras es un bar de un barrio chungo neoyorquino regentado por un viejo amargado y destructivo, enfermo del corazón, que recoge a un muchacho de la calle para instruirlo en los secretos de su filosofía barera, con la intención de que continúe con el negocio, una vez el se haya ido.

Cuando el muchacho le pregunta porqué el bar tiene ese nombre, si no sirven ostras allí, el viejo le responde que se sirvieron hace medio siglo, hasta que un cliente comió una ostra mala y palmó, pero que los nombres de los bares nunca deben ser cambiados. Esa es la primera lección de la filosofía de bar, alrededor de la cual gira la película que vi ayer en el Çine D'Or, cuyo título en castellano es 'Un buen corazón'

La historia contrapone el carácter huraño del dueño del bar, al ingenuo y bondadoso muchacho, lo que se llama un trozo de pan, llamado a su sucesión en el negocio, y muestra como la convivencia entre ambos va modificando la visión de la vida de cada uno de ellos, en el entorno de una clientela casi invariable, que el viejo se encarga de mantener apartada de desconocidos, por el procedimiento sumario de echar un chorro de ketchup en el vaso de quien se deja caer por allí, sin pertenecer al restringido club, pidiendo un Bloody Mary.

El viejo observa las maneras del muchacho en la barra, y trata de corregir lo que el considera que son sus errores, desde preparar un café, sin considerar el tiempo exacto de molido –un café que recibe directamente de un plantación amiga en un país tropical-- hasta la presión idónea de la máquina, y le reprende su amabilidad con los clientes, porque considera que hay que mantener una cordialidad distante, sin caer en la relación amistosa, pues está convencido de que, en ocasiones, hay que ser hostil con los clientes, hasta destruirlos si es preciso.

Consecuente con su filosofía, cuando sus clientes le regalan una tarta por su cumpleaños, el viejo tiene una reacción colérica, y los expulsa por una semana de su bar.

El reducido grupo de clientes del bar incluye a uno que, durante toda la película, permanece en silencio, algo apartado del resto del grupo.

El sentimiento de soledad es algo muy personal, cualquiera que lo haya experimentado sabe que es independiente de que estés o no rodeado de personas en tu vida cotidiana, porque es algo muy relacionado con el ánimo mas íntimo. Los bares, algunos bares, parecidos a 'La Casa de las Ostras' suelen producir un efecto balsámico al transformar una soledad vivida como un sentimiento personal en una experiencia compartida, reduciendo su sensación dolorosa, a condición de que no se trate de lugares multitudinarios,sino del cobijo cotidiano de comunidades reducidas que, con el tiempo, suelen cultivar una relación de complicidad.

Cuando el muchacho se cuelga de una desconocida que aparece por el bar, se casa con ella, y tienden a embellecer y ampliar el negocio, el viejo vuelve a mostrar su lado mas hostil, intenta convencer al chaval de que ese bar es solo para hombres, que la presencia femenina lo complica todo, y que no es una buena idea poner mesas para ampliar la oferta, porque el tamaño ideal de la clientela nunca debe rebasar las trece personas.

El chaval termina por echar a la muchacha del bar. Tanta influencia negativa y destructiva comienza a alterar el carácter del muchacho, pero el viejo, a su vez, no permanece indemne a las influencias recibidas del joven, y termina por perdonar la vida de un ganso que pensaba comerse por navidad, y que queda como una mascota en el bar, hasta que el azar lo convierte en el elemento que desencadena el desenlace de la película."

'La Casa de las Ostras'. No se si es un bar de ficción, o si tal local existe en realidad. Lo cierto es que, ayer por la tarde, el Cine D'Or tuvo una buena entrada, no solo de gente mayor, sino de público de todas las edades. Algunos, se notaba que estaban allí por primera vez. Da la sensación de que su dueño, que estaba ojeando a los espectadores, como acostumbra, supongo que para calcular la taquilla antes de que le presenten la liquidación, ha tenido la santa paciencia de aguantar durante años la crisis de asistencia a las salas de no estreno, y al final ha ganado.

Mientras todos los demás exhibidores de su categoría han cerrado, el sigue al pie del cañón, y ahora parece estar recogiendo los frutos de su paciente estrategia. Enhorabuena. Quien no conozca esta sala, que está en Heliópolis, en la calle Almirante Cadarso, cerca de Antic Regne, puede ir esta semana. El programa doble se compone de 'Un Buen Corazón' y 'Concierto' otra excelente película de la que tal vez hable otro día. Las dos están relacionadas por medio de la música.

Tengo una cierta relación afectiva con la sala D'Or, no solo por los buenos ratos de cine que me ha deparado, sino porque cuando mi segundo hijo era un adolescente, se ganaba unos cuartos ayudando a servir café en el bar de ese local, ahora sustituido por unas vulgares máquinas expendedoras. Es el signo de los tiempos, pero quedan otros bares, el Maravillas, por ejemplo.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 1-07-10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios