martes, 14 de septiembre de 2010

CATASTROFISMO

Produce estupor que el Fondo Monetario Internacional, creado, mayormente, para prestar dinero en condiciones leoninas a los países en dificultades, diga estar sensibilizado con la situación de las personas. Treinta millones de parados en las economías occidentales, sumados a los que ya había antes en todo el planeta, es una catástrofe, parece que han dicho.

Que la defensa de los trabajadores, en general, esté en manos del F.M.I., y en España
al parecer, según su discurso, en manos de Rajoy, uno de los dos payasos que producen mas terror en sus comparecencias públicas, oscureciendo el triunfo de Alex de la Iglesia en el festival de Venecia, da que pensar, sobre todo, porque no son solo ellos.

Mientras los sindicatos parecen estar bloqueados en España, porque un día les quitan liberados y al siguiente les dicen, nada menos, que hagan su huelga general, porque al día siguiente todo seguirá igual, Berlusconi, en Italia, propone dos tipos de soluciones cómicas al desempleo juvenil. Una de ellas, es clavada al gag de 'El Intermedio' en el que un supuesto spot del gobierno de España invitaba a los jóvenes a emigrar a Francia para reducir el desempleo. Berlusconi cita Berlín y N. York como destinos para los jóvenes de su país, por lo demás, el argumento es igual. La segunda opción, casarse con un millonario, pone de actualidad aquella vieja comedia
americana, que Berlusconi debiera haber añadido a su recomendación, 'Como casarse con un millonario', para unir al consejo el método para llevarlo a efecto.

Antiguo cantante de crucero, Berlusconi suele ponerse de ejemplo el mismo, para los jovenes, como un paradigma de ascenso social, pero oculta el papel de las mafias y la Iglesia como factores esenciales de su promoción pública.

El otro payaso de la pareja antes mencionada --me duele decirlo-- lanza un mensaje a los jovenes españoles para persuadirles de que la actividad formativa es un trabajo al servicio del país. Todos estamos persuadidos, creo yo, de que la formación personal es una noble actividad, pero la perspectiva de alargarla hasta la ancianidad
sin poder aplicarla a un trabajo de verdad, no parece muy alentadora.

Por si fuera poco con las animaladas verbalizadas del F.M.I., de Zapatero y Rajoy, de Berlusconi, ahora se descuelga Castro con que un buen número de funcionarios de su obsoleta administración se hagan emprendedores. Si Castro ya daba miedo de 'comunista', como capitalista neo liberal produce mas terror que los payasos de Alex de la Iglesia.

A mi, todo este ruido catastrofista, adecuadamente filtrado desde una percepción mas tranquila, me sugiere algo que ya sospechaba hace tiempo. Que el clima de crisis 'sistémica'(vaya palabro) que está presente en la vida social, ahora acentuado por su verbalización generalizada por parte de quienes teóricamente estan obligados a atemperarla, se deriva del hecho de que, conforme pasan los años sin que amaine, se parece cada vez más a la gran crisis de 1.929, no en sus mecanismos ni en sus circunstancias, pero si en sus efectos psico sociales.

Es una paradoja, que el F.M.I. que, durante decenios, ha castigado las economías latinoamericanas con medidas draconianas y erróneas para prestarles dinero, con dramáticos costes sociales para la población, de repente se vuelva sensible con los desempleados. Las economías latinoamericanas están ahora mas boyantes, entre otras cosas, porque consiguieron alejarse de las garras del F.M.I.

Raya en el insulto a la inteligencia que el payaso serio del circo político español,
Rajoy, se presente ante los electores como el defensor de los trabajadores. Cualquiera que tenga acceso a los decretos en materia laboral del Partido Popular
cuando ha estado en el gobierno, se desternillará de risa, o de verguenza ajena, ante ese discurso.

Berlusconi, por su parte, ha sido mas sincero al tomar a risa la situación socio laboral de los jovenes de su país. Ocupado como está en enlazar los nudos de su impunidad mediante leyes a su medida, con esa actitud declara, sin rubor, que no está entre sus prioridades gobernar para remediar las desdichas ajenas.

A todo esto, ¿Que piensan los jovenes de esta situación?. No sé. Solo puedo atender
a la sensación que me transmitió mi hijo menor, en su visita de ayer por la tarde.
Le di unos Euros para ayudarle a pagar sus facturas de joven medio emancipado, y me dio la sensación de que piensa que su generación entera se enfrenta a un horizonte en el que sus condiciones socio laborales, económicas, van a ser peores que las nuestras.

¿Como puede ser que una generación, la mía, que ha nacido en la posguerra, en la edad del carro, que ha cotizado cuarenta años a la seguridad social, cuya longevidad
ha sido menor que la actual, de modo que muchos palmaban dos o tres años después de jubilarse, sea ahora vista como un referente de progreso, solo porque la mayoría ha comprado una casa, ha pagado, pronto, su hipoteca, y ha criado a sus hijos que, en general, han recibido mejor y mas prolongada formación que la nuestra?

Tal vez esta visión, sin duda sobrevenida por el estado de ánimo que predomina actualmente, viene a coincidir con la idea de que el progreso social no es un proceso lineal, indefinido, que está sujeto a saltos y retrocesos. Sin embargo,
estoy convencido de que la mejor formación y la mayor energía de nuestros jóvenes ha de dar como resultado un salto de progreso, que será cualitativamente mejor, una vez que el negativo mensaje de catástrofe de quienes reciben su retribución pública para prevenirla y atenuarla, sea sustituido por propuestas creativas, compartidas y efectivas.

Estamos en vísperas de una huelga general que ha sido ridiculizada por unos y por otros. Algunos han llegado a decir que los sindicatos son reminiscencias del pleistoceno. Están muy equivocados. Los sindicatos son, con sus debilidades y contradicciones, el último recurso de la libre negociación de los trabajodores con las empresas. Si se llegaran a devaluar, o eliminar, los procesos de negociación colectiva, volveríamos a una situación reflejada en las películas en blanco y negro de los años cincuenta, en las que aparecían los jornaleros en la plaza del pueblo, y el capataz del señorito decía, tu si, tu no, tu no vuelvas por aquí, porque no había sindicatos libres y comprometidos con la defensa de los trabajadores.

Parece mentira que una cosa tan sencilla, tan de cajón, haya que recordarla a estas alturas.

En fin. Catastrofismo.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 14-09-10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios