lunes, 27 de septiembre de 2010

LA HUELGA

He bajado al Maravillas, pero estaba cerrado porque a Toni se le ha roto la cafetera.
Resulta un poco extraño quedarse tirado en la calle antes de que amanezca, con los huesos ateridos por el ambiente húmedo de las calles desiertas. He entrado en el bar de los locos, para cambiar un billete de cincuenta y sacar tabaco. Mientras tomaba un café con leche en presencia de la reina de los gitanos, que me miraba de arriba a abajo como tomando mis medidas corporales, ha entrado una chica de la contrata de la limpieza.

--El miércoles, si no vamos a trabajar, nos descontarán el sueldo y las horas extras.

--Claro. Es lo normal cuando uno hace huelga. Pierde el salario de un día, a cambio
de defender alguna causa mas importante. Los sindicatos nacieron así, como una caja de resistencia para atender esa necesidad.

--Si, pero ahora, que yo sepa, si me quitan el sueldo, el sindicato no me da nada.

--Es que los tiempos han cambiado, y los sindicatos también.

--Si acudo al trabajo, y no me dejan entrar, eso es otra cosa. No me descuentan nada.

--Y, ¿que vas a hacer?

--Pues acudir al trabajo, como siempre. Tu, que harías?.

--Yo haría huelga. De hecho, aunque ya no soy trabajador activo, el miércoles no iré a clase, y mi mujer, por su propia iniciativa, se va a abstener de ir a omprar. No quiere acudir a ningún sitio para forzar con su presencia una actividad laboral a la que se opone, porque, a su manera, quiere respetar el derecho de huelga.

--¿Porqué?

--Hay muchos motivos. No solo sindicales. No se trata solo de esa reforma laboral, de la que poco sabemos, la verdad. Es que percibimos que el partido socialdemócrata al que votamos en las últimas elecciones, hace política de derechas y eso nos parece una perversión de la democracia, por mucho que nos digan que la caja está vacía y
que la austeridad es el motor de la salida de la crisis. Hay 200.000 millones de euros apalancados en la economía negra. Un gobierno de izquierdas habría hecho algo al respecto. Por otra parte, no nos gusta nada la perspectiva de que gobierne la derecha, sobre todo aquí, donde se ha convertido en una bandada de gaviotas carroñeras que anda despistada, en un vuelo lisérgico sin rumbo definido.

--¿Entonces?

--Se trata de recordar a todos, unos y otros, que Wall Street no tiene representación electoral aquí, y no se puede gobernar como lo están haciendo, mirando solo hacia los gurús financieros, porque eso significa una renuncia a la soberanía política, y una traición a la soberanía popular.

--O sea, ¿un toque de atención?

--Exacto. Como los que hubo que dar en su momento a los gobiernos de González y Aznar, y que tuvieron consecuencias políticas.

--Y si la huelga resulta ser un fracaso?

--El solo hecho de que se haya convocado, de que los sindicatos despierten del letargo en el que los había sumido su dependencia financiera de los distintos gobiernos, y vuelvan a elevar su voz, a mi, no me parece un fracaso, al margen de
la guerra de cifras que siempre se produce en estos casos. Me parece una declaración puramente voluntarista decir que al día sigiente de la huelga, todo va a seguir igual. Eso nunca ha sido así, y no creo que ahora suceda.

--Pero la huelga es sindical, no política, con un objetivo básico, que se deroge la reforma laboral.

--Todas las huelgas son políticas, además de sindicales, porque hasta quienes se declaran apolíticos, no quedan al margen de las decisiones políticas que les afectan.

--¿Y no se producirá un efecto perverso con la huelga, que al reclamar una política de izquierdas se abra el paso para que gobierne la derecha?

--Podría ocurrir. La política es así de paradójica. La experiencia francesa está llena de ejemplos, Miterrand, Giscard, fueron elegidos por un electorado que luego vió como hacían la política contraria, para añadir a su capital electoral los votos que los no afines les habían negado.

--Pero esto no es Francia.

--Efectivamente, aunque últimamente se le parece bastante. Solo hay que ver las posiciones políticas que se adoptan en el seno de la Unión Europea en algunos asuntos. De cualquier modo, esto no es Francia.

--Es España. Pero se parece cada vez mas a la España de los setenta y ochenta, la de las reconversiones y las agresiones a los trabajadores para satisfacer a instituciones y organismos lejanos, sin representación electoral ni legitimidad democrática. Por eso hay que participar en la huelga y manifestarse.Es un punto de vista personal, claro. Parece que mucha gente no lo comparte, porque está preocupada, como es lógico, por el día día, que no es muy boyante.

--Pues yo no pienso hacer huelga. Necesito el jornal.

--Estás en tu derecho, pero, al menos, acude a la manifestación. Eso no cuesta dinero.

--Ah...eso sí...a la mani, iré, con los colegas.

--Allí nos veremos. Chao.

En fin. La Huelga.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 27-09-10.

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