jueves, 17 de noviembre de 2016

EL REMEDIO

"He bajado a La Fuente, como hacía algo de rasca, no me he sentado en la terraza, me he instalado junto a la barra y, mientras Paco me servía un café cortado descafeínado de máquina, me he fijado en el rótulo que aparecía en la pantalla de la tele, 'Impuestos y déficit', en ese programa que nunca escucho, 'Los desayunos..', aunque hoy los rostros de los tertulianos que aparecían en pantalla, me han parecido más civilizados que los de ayer, que fueron un compendio del periodismo mas reaccionario de este país.

La lectura de ese asunto, los impuestos, me ha impulsado a escribir hoy una historia completa del sistema fiscal de por aquí, desde los años cuarenta del pasado siglo, hasta el año 2007, porque en las estadísticas del blog ha aflorado una página que escribí en aquel año, 'Ricardo y los impuestos' que al releerla, me ha motivado para continuarla.

Como es de todo punto imposible reunir, en una sola página, los cambios habidos en la fiscalidad española en los últimos sesenta años, opto por centrarme en una tríada de anécdotas, que a mi me parecen representativas, de lo que quiero decir.

Como voy a salir ahora al Mercado Central, a comprar unas alas de raya para hacer un suquet, dejo, a modo de índice, los temas que pienso tratar a mi vuelta del mercado:

 --La fiscalidad municipal en España en los años cuarenta/cincuenta. El fielato, las fronteras fiscales municipales y la familia Roig.

 --Las contabilidades creativas en los años del franquismo. El funcionamiento de la Inspección de Hacienda en los cincuenta/sesenta.

--El caso particular de 'El Remedio', sociedad de seguros de decesos, fundada por un ex comisario político del partido comunista. Una aseguradora que consiguió el placet de la Dirección General de Seguros para ejercer su actividad, gracias a mi brillante labor contable que convenció a la inspección, por medio de unos libros de contabilidad tuneados, de que la compañía ejercía su actividad en todo el territorio nacional, cuando en realidad se trató de una compañía regional, que actuaba como una franquicia, cobrando un cánon a otras compañías regionales por el uso de su nombre, quedando así todas amparadas por una hipotética sociedad mas grande, de ámbito estatal, que era el único modo de obtener los permisos para esa actividad. Un poco prolijo ha quedado, no?. Luego trataré de explicarlo mejor.

Pues nada, hasta luego, nos vamos a por el pescado para hacer el suquet.

....

Hola, de nuevo, ya estoy aquí, he consultado la página 63 de mi libro autoeditado 'Las Recetas de Encarna' y he comprobado que me falta un ingrediente para el suquet, no quedan almendras, tendré que ir a casa de los Roig, Mercadona, así que no me queda mucho tiempo para la página de hoy. Trataré de no enrollarme, es difícil, pero, en fin.

Fiscalidad municipal en España, en los cuarenta/cincuenta. Tendría yo siete años cuando, acompañado de las mujeres de mi casa, tomábamos el tranvía número 6, luego el 22, creo, y salíamos del término municipal para ir, en la Pobla de Farnals o por allí, al establecimiento cárnico de la familia Roig, la misma que regenta ahora Mercadona, y que es la segunda fortuna del país, unos 8000 millones de euros de patrimonio, solo superados por el gallego de Zara, con 70.000.

Todas las mujeres del barrio hacían esa ruta para comprar embutidos, algunas se vestían con varias faldas, ahora cuento porqué. Al regreso de la carnicería de los Roig había que pasar un ritual fiscal porque, entonces, los municipos tenían unas zonas fronterizas donde estaban instalados los fielatos, unas barreras que había que atravesar, previo pago del impuesto de Usos y Consumos, antecedente de lo que luego se llamó el Impuesto sobre el Tráfico de las Empresas, actualmente Impuesto sobre el Valor Añadido.

Aquel impuesto gravaba las compras de los consumidores realizadas fuera de la frontera municipal. Si, como se lo cuento. Aquel sistema se me antoja, ahora, bastante medieval. Nos quejamos de Trump por su querencia hacia las fronteras, y entonces teníamos una en cada pueblo. Que fuerte, no?.

Las mujeres del barrio, se vestían con varias faldas, para ocultar entre ellas parte de su compra cárnica, para que no fuera tan oneroso para sus precarias economías aquel tributo municipal. Pagaban por lo que se veía en su cesta, pero no por la parte de la compra que ocultaban como podían entre sus faldas y enaguas. Ahora que lo pienso, tal vez fueron aquellos viajes en tranvía en los primeros cincuenta del siglo pasado, los que inspiraron, mucho después, la página del blog, 'Doña Elisa y sus siete faldas', muy leída por los usuarios mexicanos.

Tal vez, la base de la fortuna familiar de los Roig fue ese negocio cárnico de la Pobla, como dicen que el origen de la fortuna familiar de los Trump, fué un próstibulo que puso uno de sus antecesores. No sé.

Las contabilidades creativas en los años del franquismo. Aún era yo menor de edad, pero después de cinco años de trabajo en una consultaría fiscal adonde aterricé a los doce años como meritorio, me ascendieron al departamento de contabilidad creativa. Allí, utilizando una pluma de aquellas y letra redondilla, decoraba los libros de contabilidad de los clientes, procurando apañarlos para que pagaran menos impuestos.

Periódicamente, venían desde Madrid al despacho dos inspectores tributarios, Mariano, era uno, Enrique Revuelta el otro, se sentaban junto a una mesa redonda, yo les llevaba unas pilas de libros de contabilidad de nuestros clientes y ellos revisaban sus contenidos, por docenas, sin visitar a los contribuyentes, sin pedir papeles, consultaban los registros de ingresos y pagos y, en base a aquella literatura fantástica, redactaban sus actas y se volvían a Madrid tan contentos, no sin antes disfrutar de nuestras atenciones. En particular, Revuelta, siempre pedía, mientras hacía su trabajo, --una Coca-Cola en-te-ra.

Así era como la inspección gestionaba entonces el correcto cumplimiento del llamado Impuesto sobre Sociedades, antigua Tarifa III de Utilidades, que olvidé mencionar en la página 'Ricardo y los Impuestos', de 2007, que me ha motivado a escribir esta, al aparecer, de nuevo, en las estadísticas de lectura del blog.

El Remedio. Debía tener yo diecisiete años cuando, ya ascendido en la consultoría, tuve que hacer frente a una inspección de la Dirección General de Seguros a esta empresa de seguros de decesos, que ya he adelantado que funcionaba, a efectos fiscales y de los controles de la D.G.S., como una compañía de ámbito nacional, cuando tenía un carácter puramente regional, algo que, si era descubierto por la inspección, implicaba la rescisión automática de la autorización oficial para ejercer su actividad.

A veces pienso que mis querencias más o menos literarias, y mi afición por el arte, se gestaron en aquella consultoría de la calle de Russafa, pues lo que tuve que hacer en aquella ocasión, fué una verdadera obra de arte, nada menos que rellenar aquellos libros como si las actividades que realizaban los 'franquiciados' las hiciera la propia compañía, miles de transacciones inventadas, y no te digo la complejidad del cálculo de las llamadas Reservas Técnicas de la compañía, para que sus balances mostraran las correlaciones entre reservas y riesgos que yo sabía, por haberlo estudiado previamente con un Actuario de Seguros, que la inspección iba a valorar como un elemento central de su dictámen. Aquello salió tan bien, que la satisfacción del gerente de la compañía inspeccionada con mi intervención, hizo que me diera un billete de quinientas pelas de propina, algo que yo no había visto nunca, antes de aquello.

Han transcurrido mas de sesenta años desde aquel sistema medieval de los tributos exigidos en las fronteras municipales y, naturalmente, nuestro sistema fiscal ha evolucionado mucho desde entonces, como explico a medias en la página 'Ricardo y los Impuestos' de 2007, pero no tanto como la sofisticación en los fraudes fiscales, que son más finos, más elaborados, que aquellas trampas vulgares que se hacían en la consultoría de mi juventud.

A veces, ni siquiera son necesarias las trampas elaboradas por los contribuyentes, porque ya se han encargado los legisladores neocon, aunque no solo ellos, de allanar el camino a los ricos, para no pagar, o pagar muy pocos impuestos, y gravar con impuestos indirectos abusivos a todos, ricos y pobres.

En particular, hubo un inspector de tributos, también llamado el chulo de las Azores, quien, cuando gobernó este país tomó dos decisiones fundamentales para intervenir por la vía legislativa, en el reparto de los ingresos entre las élites que cuentan, y los desgraciados, las gentes de a pié.

Una de ellas, fué potenciar el papel de las Sicav, sociedades patrimoniales que constituyen el refugio fiscal del patrimonio de los ricos. Otra decisión, de no menor importancia en la economía de entonces, que luego desembocó en la mayor crisis económico financiera desde 1929, en lo que toca al tema nacional, fué privar a los municipios de sus ingresos, al eliminar el Impuesto de Actividades Económicas, con el que se financiaban antes, lanzándolos así a obtener sus ingresos por la vía de las recalificaciones de suelo y otras aventuras, que ya sabemos como terminaron."

He de terminar, se me acaba el tiempo y he de ir a hacer el suquet de raya, pero, esa, es otra historia.

LOHENGRIN CIBERLOHENGRIN) 17 11 16.

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