miércoles, 9 de noviembre de 2016

HE BAJADO AL MARAVILLAS...

"He bajado al Maravillas...Hacía meses, años, que no iniciaba la página diaria del blog con esta entradilla. Durante los primeros siete ú ocho años de mi vida jubilar, frecuenté ese bar, en la calle Sollana, en Cuatre Carreres, regentado por las mañanas por Toni, con quien me licencié, con sobresaliente Cum laude, en cultura barera.

El nombre de ese bar, al que alguna vez acudió alguien que habia leído mis elogios de su café en el blog, Maravillas, es el de su propietaria, la madre de TonI, ahora una octogoneria con disfunciones en su movilidad, según me ha comentado Tony cuando nos hemos saludado con un sincero y efusivo abrazo, hoy, después de un par de años de desafección, de deslealtad por mi parte a esa costumbre cotidiana.

¿Porqué dejé de acudir al Maravillas? Me lo pregunto ahora, y creo que fué, en buena medida, un efecto indirecto del cambio climático tal como se manifiesta aquí. En los últimos dos años, apenas ha llovido. El Maravillas no tiene terraza, La Fuente, sí. Decidí dejar el Maravillas, y acudir a La Fuente, cuando comprobé que la luz mediterránea que rebota en el cercano mar, viene a dar justo a la mesa de la terraza que está frente al parque de bomberos, a veces acompañada de una casi imperceptible brisa costera que trae, a su vez, un aroma delicadamente salino.

No sé si fué por esas estancias matinales bajo el sol de invierno, qué comencé a llamar Heliópolis, la ciudad del sol, al lugar donde tengo el privilegio de vivir. Ayer, sin embargo, sucedió algo. Pedí un ron quemado en la Fuente, y el simpático camarero ecuatoriano, Darío, que me lo sirvió por primera vez, no tenía ni puta idea de como hacerlo bien. Tuve que ayudarle en un segundo intento, pero no llegamos al nivel profesional de Toni, en el Maravillas.

Esa es la razón, tomar un ron quemado bien hecho, que me ha llevado hoy al Maravillas, además de la información reservada que yo tenía de que Cármen, con quien me une una relación absolutamene platónica en La Fuente, no acudiría hoy a desayunar a su terraza, por tener que acompañar a su madre octogenaria al ambulatorio.

El ron quemado, ha resultado espléndido, como antaño. Al salir a fumar fuera, no hay terraza, solo una escueta banqueta con un cenicero junto a la puerta, he pegado la hebra con un gitano ilustrado que mide casi dos metros, a quien conozco de vista, de verlo por allí en la época que frecuentaba ese rincón del barrio.

Hemos comentado, tres minutos, la actualidad política, y le he preguntado que le parecía el triunfo de Trump, nuevo presidente de Estados Unidos. Una noticia que el aún no conocía, dado lo temprano de la hora, a mi me lo ha dicho mi mujer, que escucha la radio antes de levantarse, cuando he llamado a la puerta de su dormitorio, para preguntarle si esta noche, con las pastillas de parafarmacia que compró ayer, había conseguido dormir. Sí, bastante bien. --Me voy a tomar café, luego te veo.

La respuesta del cliente del Maravillas, quien fumaba, como yo, junto a la puerta del bar, me ha dejado algo alucinado. Me ha parecido una maldición gitana, y la he tomado muy en serio.

 --No creo que Trump dure más de tres meses. He seguido por la tele su campaña. Un tipo que ha prometido echar a diez millones de latinos del país, que quiere que se construya un muro infranqueable en la frontera mexicana, y que lo paguen los mexicanos, si cumple su promesa estará expuesto a la venganza de algún clan del narcotráfico mexicano, que no se van a quedar quietos si les jode su negocio de tráfico de drogas, de personas, y no sé si de armas.

Por otra parte, si no la cumple, si sigue permitiendo la inmigración, aunque sea mas controlada, en Usa, sospecho que la casi ya minoría blanca, compinchada con los de la Asociación del Rifle, tampoco se van a quedar de brazos cruzados si el nuevo presidente traiciona sus expectativas.

 --¿Entonces?

 --Creo firmemente, me lo dice mi instinto calé, que en Estados Unidos va a pasar algo gordo, en cuanto se empiecen a aplicar, o se vea que no van a aplicarse, las brutales medidas anunciadas en el subidón de la campaña electoral yankee. No creo que puedan quedar impunes los excesos de esa campaña, las amenazas, los desprecios, de raza, de género, que ha usado Trump para conseguir lo que quería. Ahora ya lo tiene, espero equivocarme, pero las brujas del barrio me han trasladado sus intuiciones, y no auguran nada bueno para Trump.

--Esperemos que solo se quede en eso, en presentimientos, en presagios, bastante desagradable ha sido ver desde la barrera la campaña electoral yankee, para que encima tenga un epílogo trágico.

Estoy escribiendo esta entrada a cachos, con interrupciones. Antes de relatar mi conversación informal con el gitano, he acompañado a mi mujer al lugar donde hace gimnasia los lunes y miércoles. Luego me he dejado caer, por dar un paseo, en un Centro de Mayores del barrio.

Estaba tomando en la barra una mazanilla doble, cuando me ha parecido reconocer el aroma del perfume de M.S., una ex compañera de Medios de Comunicación a la que hace tiempo que no veo. Me he vuelto y he notado que ese aroma venía de una mesa vacía, pero M.S. no estaba.

El otro día ví a Laura, otra compañera, me dijo que M.S. viene a este centro a Tai Chi, pero se vé que viene los días pares, en fin.

Me ha llamado mucho la atención otra mujer, la camarera que servía en la barra. Una persona enormemente estresada, que no paraba de hablar, quejándose de su estrés, de sus migrañas, dando la impresión de que necesitaba ayuda médica.

Mientras sorbía la manzanilla, le he dicho: --Te veo tan estresada, que creo que necesitas unas vacaciones. --¿Vacaciones? ... eso quisiera yo. --Pues si no puedes tomar vacaciones, te queda otra opción, creo yo, ir al ambulatorio, que está aquí al lado, y pedir ayuda médica, para que puedas controlar mejor tu nivel de estrés.

 --Ya he ido al médico, sobre todo por las migrañas, tomo un montón de pastillas, y como si nada.

No he sabido que añadir...al pedir la cuenta, he insistido:

"Yo también sufrí estrés laboral como tú, desde que vivo en el mundo del júbilo, no solo me he librado de las obligaciones laborales y sus consecuencias en mi estado de salud. Cada año, acostumbro a liberarme de una costumbre vieja. Este año, me he liberado de la obligación de afeitarme, me importa un huevo que digan que parezco un indigente, o que parezco más viejo.

Ese hábito de liberarme cada año de costumbres antiguas, ha tenido el efecto mágico de hacer que mi sistema nervioso funcione mejor, y como, a consecuencia de esa mejoría he de tomar menos pastillas, ya no tengo temblores ni lesiones en la piel como consecuencia de los fármacos tomados con la frecuencia que exige un tratamiento crónico.

Tú deberías hacer lo mismo. Liberarte de tus propios demonios, pero, no me hagas caso, yo no digo nada, que tu ya eres mnyor, te conoces bien, y sabrás que hacer, no?"

La camarera me ha mirado como diciendo, (me faltaba a mí el pesado este, con la nerviosa que estoy y la migraña que tengo, claro que sé lo que tengo que hacer, largarme de aquí y buscar un trabajo en otro sitio, porque los viejos estos, me ponen enferma, todo el día diciéndoles lindezas para que se sientan a gusto, y no me echen a mi a la calle...estoy harta)."

Esta tarde voy, con mi mujer, a los cines Lys. 'La chica del tren', por el morro, con un par de entradas regaladas por los servicios de mayores del ayuntamiento de Heliópolis. La próxima entrada del blog creo que irá de los comentarios que me inspire la visión de esa peli.

Vendrá bien, para contrastar con los macabros presentimientos brujeriles incluídos en la entrada de hoy, aunque nunca se sabe lo que va a salir de mis improvisaciones, también podría ser un elogio a la paella de verduras que está cocinando ahora Encarna. Ummmm...el aroma que viene de la cocina es delicioso, sí..

En fin. He bajado al Maravillas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 9 11 16.

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