"Voy bus-can-do a Lupita..../ voy ca-mi-no de Mexicó.../ ella es tan bo-ni-ta.../ voy bus-can-do su amooooor.../ voy bus-can-do
a Lupita..."
"Andaba yo canturreando el inicio de esa canción, sentado junto a una mesa de la Fuente, frente al parque de bomberos, cuando he visto aproximarse a Cármen, con esos andares tan lentos y sensuales que tiene, que yo atribuí a una voluntad de seducción, hasta que me explicó
que son las secuelas de la brutal intervención quirúrgica en la que le introdujeron unas largas tuberías en su sistema venoso de las piernas
porque sus arterias ya no funcionan sin esos accesorios.
Cármen se ha acomodado en nuestra mesa de siempre, ha pedido un café con leche y, mientras yo sorbía de la taza mi manzanilla doble, me ha dicho, con algo de guasa:
--Tío, cuando venia te he visto mover la boca de una forma muy rara, ¿tienes problemas otra vez con tu prótesis dental?
--No es eso. Estoy ensayando la movida de mañana por la tarde en el Aula de Teatro. Vamos a escenificar unas imitaciones de cantantes famosos, de cualquier època, un remedo de 'Tu cara me suena', para presentarlo a final de curso ante los compañeros del centro.--Te gusta cantar?
--Yo, como mi madre, no he cantado en mi vida, en casa, mi padre y mi hermana siempre andaban canturreando, aunque, no es por nada, lo hacían mejor que tú.
--Esos movimientos extraños que has apreciado en mi boca, son un ejercicio necesario para adquirir el acento gringo de Nat King Cole, cuando recitaba, más que cantaba, aquellas canciones que sonaban en los guateques de finales de los cincuenta.
¿Recuerdas aquello: "Ansiedad...de tenerte en mis brazos...y en la boca volverte a besar.." ?, pues cuando te veo llegar por la mañana aquí, a La Fuente, suscribo ese deseo de Nat pero referido a tu persona...aunque ya sé que no me tomas en serio.
--Nano, es que eres la hostia, se diría que eres insaciable con las mujeres, no tienes bastante con acertar un Bingo una vez al mes, cuando,
según me cuentas, tus nietos van a dormir a tu casa, el mayor ocupa la cama donde duerme tu mujer habitualmente, ella se pasa a vuestro antiguo
tálamo, y a veces pasan cosas...
En eso, cuando nuestra conversación comenzaba a tomar un cierto tinte escabrosillo, un cliente, sentado en la mesa de al lado, se ha acercado
a pedirnos fuego y hemos entablado una conversación con él, mas distendida, instructiva e interesante que la nuestra.
D. el vecino de mesa, ha resultado ser un camionero madrileño retirado a la fuerza, porque otro camionero, francés, se lo llevó por delante dejándole como secuela una pierna estropeada que no funciona sin el bastón.
Ahora vive aquí, con sus hijas, después de haber recorrido con su camión toda Europa, y tiene una visión del mundo, de la política, de los nacionalismos, y de los mercados, tan sosegada, informada y humanista, como yo no había conocido en mucho tiempo.
La conversación ha comenzado por el tema de mercados porque yo he escrito en el blog, antes de bajar, la página Mercado Central, y estaba
haciendo una apología de ese mercado, haciendo de menos los mercados madrileños, cuando D. ha intervenido para decir que a el también le gustan los mercados, que en Madrid uno de los mejores es el Maravillas, al que yo no he aludido, y que en el Central, cuando él se trasladó a vivir aquí, la oferta de carnes, sobre todo si buscas un buen entrecot o un lechazo, no estaba a la altura y la de pescados no era comparable, en cantidad y calidad, a la que llega todas las madrugadas a Madrid procedente de nuestras costas.
Después la cosa ha derivado hacia los políticos. Ha criticado abiertamente a Gallardón y a su compinche Florentino Pérez, por lo que han hecho, también por lo que no han hecho, en determinados barrios de Madrid, porqué D. nació allí, en uno de esos barrios, lo que confirma la exageración de mi afirmación en otra página en el sentido de que quienes viven en Madrid, ya no son madrileños, sino asimilados.
Hemos tocado el tema gastronómico, y D. ha dado cuenta de su sabiduría sobre la oferta gastronómica en toda España, por el ejercicio de su profesión itinerante durante tantos años, y ha dejado caer su preferencia por Bilbao, como lugar que no hay que perderse si se quiere comer bien, aunque también ha contado que la ingesta de alimentos allí es excesiva para su gusto, hasta el punto de que cuando pedía allí un filete, le sacaban un entrecot enorme que era incapaz de abarcar, y su preferencia por minimizar el tamaño de las carnes que pedía, le valía el sarcasmo del camarero, 'ya está aquí este, que solo quiere mariconadas'.
Pero, lo que mas me ha gustado de lo que ha dicho este hombre, con lo que me he sentido más identificado, es con su preferencia porque aparezca en la política española gente nueva, renovadora, y que se vayan los carcamales que llevan toda su vida en eso y, a pesar de los
efectos negativos para la ciudadanía de su presencia en la vida pública, no se quieren ir.
La verdad, hacía tiempo que no encontraba un desconocido con tanto bagaje vital, tanta ponderación en sus juicios, tan viajado, y a la vez,
con unas raíces madrileñas tan auténticas.
Nos hemos despedido con el deseo de volver a vernos en este mismo lugar, cuando a él le apetezca.
Cuando D. nos ha dejado solos, le he dicho a Cármen, 'Ansiedad, de tenerte en mis brazos...', pero ya se había marchado."
En fin. Voy buscando a Lupita.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 7 11 16.
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